Capítulo 4

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Capítulo 4...

Cuando despertó vio que su Pino seguía durmiendo en la misma posición en la que lo dejó anoche; Bill soltó una risita, con cuidado retiró la almohada de la cabeza del castaño para poder apreciar su rostro, una sonrisa se hiso presente en su rostro al ver tierno rostro de Dipper, se su boca caía algo de baba y sus risos castaños estaban desparramados en todo su rostro.

- tierno – susurró y beso su mejilla apretando más el abrazo con el que lo tenía atrapado.

Dipper se removió entre sus brazos e inconscientemente se giró hacia él acurrucándose en el pecho de más alto, esta simple acción hizo que el corazón de Bill bailara como si fuera año nuevo.

- te quiero Dipper – susurró apoyando su cabeza sobre la suya, deseaba en verdad que ese momento no acabara nunca. Al sentir el olor de su guardián en sus fosas nasales no pudo impedir que su mente comenzara a divagar entre pensamientos no tan inocentes.

Si se lo ordenaba en ese momento...

- no... - quería que Dipper se entregara a él por voluntad propia, que añorara más de él y le suplicara deseoso de más. Aquel pensamiento lo hizo sonreír.

El menor volvió a revolverse entre sus brazos, pronto despertaría.

Hablando de eso, ¿Cuándo tiempo había estado dormido?... Miró a las gruesas cortinas de su habitación y con un ademan hizo que retrocedieran y la luz anaranjada ingresó en la habitación. El cielo del raromagedon tenía muchos colores pero había ideado una forma de conocer la hora sin necesidad de un reloj ni el típico movimiento solar, los colores cambiaban de tonalidades según avanzara el tiempo, siendo más brillantes a medio día y más oscuras entrada la noche para poder ver las estrellas sin muchos problemas. Y según la tonalidad actual...

- parece que hemos dormido todo el día Pino~ - comentó divertido para luego besar el cuello del castaño.

Se había obligado a sí mismo a ponerle ropa a Dipper, ya que si lo hubiera dejado desnudo no hubiera tardado ni medio segundo en abalanzarse sobre él y hacerlo suyo, por suerte algo de su cordura (que extrañamente aún tenía) se lo impidió y le hizo poner un pijama gris que consistía en una playera gris de manga corta con un pino azul galaxia en el pecho y un short gris corto para disfrutar de las piernas de su Pino. ¿Qué? No iba a desaprovechar la oportunidad ¿ustedes lo harían?

- Pino~ Pino~ yo te la metería si tú me... – un almohadazo lo hizo callar.

- cállate Cipher que no me dejas dormir – gruñó molesto el castaño sin voltear a mirarlo. Que no supiera lo que era las zonas erógenas no quería decir que no supiera como se reproducían los humanos.

- oh vamos Pino, hemos dormido casi todo el día pero no me molestaría quedarme más tiempo si admites que te gustó dormir apegado a mi~ - sonrió arrogantemente cuando las mejillas del castaño se tiñeron de un suave color rojizo.

- calla... - ni tonto ni perezoso saltó de la cama mirando al rubio con frialdad, un extraño contraste para su sonrojo.

- me gusta que te hagas el difícil, así cuando te tenga debajo de mi será más gratifican... - el puñetazo que Dipper le dio fue más que suficiente para dejar claro el mensaje, "enserio, cierra la boca".

- ¡Eres un idiota Bill! ¡No soy una chica para que me andes jodiendo con esos temas! – le gritó enojado el guardián.

- Quien diría que esos delgados brazos tenían tanta fuerza - Bill reacomodó su nariz haciendo sonar un crack a causa del movimiento de los huesos – y estoy consciente de que no eres una chica Dipper, ¿acaso no sabías que los humanos pueden hacerlo también con lo de su mismo sexo? Por ese golpe sería tan fácil como ordenarte que lo hicieras conmigo...

El castaño se quedó quieto en su lugar mirando con odio al rubio.

- pero, tengo una mejor idea, regresa a la cama Dipper – el mencionado no se movió pero Bill sabía que solo debía decir las palabras correctas – has lo que te ordeno o tu hermana pagará las consecuencias.

- bien... - tenía tantas ganas de atravesar al rubio con su espada y hacerlo picadillo. Pero por ahora debía acatar las órdenes, ya encontraría la forma de recuperar sus poderes, solo era cuestión de tiempo para que el rubio bajase la guardia y pudiese encontrar los diarios. Así que volvió a sentarse en la orilla de la cama.

- buen chico, ahora quiero que te sientes en mis piernas y me mires – y así lo hizo – me encanta cuando te portas tan bien, creo que mereces un pequeño premio por eso~

Bill hizo desaparecer la playera de Dipper con un chasquido de sus dedos, no pudo evitar relamerse los labios, esa piel tan blanca y pura en la cual resaltaban dos botones rosados, se veía tan apetecible. Sin poder contenerse más comenzó a lamer el cuello de su Pino haciendo que el castaño soltara unos suspiros, sabía tan dulce. Tragó saliva, aquella imagen era demasiado para él si no se detenía ahora todo su plan se iría al carajo, pero... Al menos debía hacer eso.

Abrazó con más fuerza a Dipper de la cintura para luego enterrar sus dientes en su piel.

- ¡B-Bill! – gimió el castaño dolorosamente, intentó apartarte pero el rubio lo sujetó bien, la cosa no acabó con una marca, después le siguieron otras, chupetones y mordidas repartidos en todo su pecho.

- creo que es s-suficiente por hoy~ - sonrió satisfecho de su trabajo y beso la nariz del guardián con cariño - ¿Qué tal si nos damos un baño? Tenemos mucho que hacer hoy, mi precioso Pino – dejó a Dipper libre - ve primero, tranquilo, te llevare un conjunto de ropa pronto, solo tienes que decir "estoy listo" y aparecerá junto a ti – señaló una de las puertas de la habitación y al abrirla Dipper pudo ver un baño de gran tamaño, como aquellos que habían en la mansión de Pacífica.

Miró con frialdad al rubio y cerró la puerta con un gran golpe. Apenas fue consciente de que Bill no lo estaba observando su rostro se tiñó de rojo y se sentó en el suelo abrazando sus piernas.

- estúpido Bill – murmuró mientras la vergüenza salía por cada poro de su piel.

Miró su cuerpo y todas las marcas que ese rubio le había hecho, podría ignorar algunas cosas sobre la sexualidad humana pero no todo. Esas eran marcas de posesión, una forma que tenían los humanos de reclamar a otra persona como suya ante los ojos de otras.

Bill lo había reclamado como si fuera un maldito objeto. Era humillante en tantos sentidos.

Cuando volvió a sentir sus piernas se levantó para dirigirse a la gigantesca tina que ya tenía agua caliente dentro. Se quitó las pocas prendas que le quedaban y se sumergió hasta el cuello en ella, sintió como sus músculos se relajaban y la tensión desaparecía.

Se dio el lujo de soltar un suspiró, hace tan solo un par de días era el responsable de tantas vidas, de mantener todo en orden en el universo junto a su hermana. Y ahora era el esclavo de un humano, que para peor, era el mismo Bill Cipher.

- ¿Por qué me pasa esto a mí? – murmuró, un ligero sonrojo apareció en sus mejillas al recordar a ese pequeño niño que llegó un día al pueblo, con su sonrisa confiada y deseos de superar las adversidades que el destino había puesto para él. Pero luego... - negó sus pensamientos y se sumergió por completo, espero unos segundos y salió del agua. No era bueno pensar eso.

Pronto ya estuvo bañado y llamó a Bill diciendo que ya estaba listo, pronto un conjunto de ropa apareció sobre la mesa, era una versión más pequeña de su uniforme. Al ponérsela fio como todo se ajustaba perfectamente a su cuerpo, ¿Cómo era que Bill conocía sus medidas exactas?... No quería saberlo en realidad.

Cuando salió el baño vio a Bill ya vestido florando en el aire haciendo un castillo de naipes, pero abandono aquello al ver al castaño salir.

- siempre me ha gustado como se te ve ese conjunto Pino – flotó hasta su lado sonriéndole coquetamente – adoro como ese uniforme ajustado resalta tu trasero~

- ¡Bill! – le gritó completamente rojo.

- me encantas – dijo para luego preguntar con la misma sonrisa – Ahora Dipper déjame preguntarte algo, ¿quieres ver a Mabel?


...Peso de realidad.

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