Capítulo 5

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- Ahora Dipper déjame preguntarte algo, ¿quieres ver a Mabel? – Al ver que el castaño no reaccionaba volvió a preguntar - ¿Quieres ver a tu hermanita Pino?

- ¿D-dónde está? – apenas pudo hablar.

- está aquí en el castillo, pero antes de dejarte ir con ella

- ...quieres algo a cambio ¿verdad? – La sonrisa cínica del rubio le dio a entender a Dipper que había acertado - ¿Qué quieres Bill?

El nombrado puso su mano bajo su mentón, pensando en que podía pedirle a Dipper, habían tantas posibilidades que no lograba decidirse por una. Pero al final logro escoger.

- ya se lo que quiero~ Quiero que cada mañana me despiertes con un beso y me digas "buenos días cariño" con tu tono más dulce – el rostro de Dipper se tornó tan rojo como sus ojos.

- ¡n-no voy a hacer eso Bill! – gritó avergonzado.

- oh lastima~, creo que tendré que decirle a Estrella Fugaz que no podrá ser – dijo para alejarse hasta la puerta de mayor tamaño caminando lentamente, seguramente a propósito.

Dipper pensaba en las distintas posibilidades, si lograba hablar a solas con su hermana tal vez podrían idear un plan para escapar y recuperar sus poderes, pero además no sabía en qué condición podría estar ella, tal vez Bill la había torturado en venganza a lo que hizo Wil o algo peor. Sea cual fuera la razón, debía asegurarse de que ella estuviera bien, aunque tuviera que sacrificar lo que quedaba de su dignidad en el proceso.

- bien, h-hare lo que me pides

- qué bueno que aceptaras mi querido Pino, tardaste menos de lo que imaginé ¿será porque en realidad esto te gusta?~

- ¡Eso jamás! ¡Solo lo hago para mantener a mi hermana a salvo! – Bill soltó una carcajada divertido por la expresión que su Pino estaba haciendo, no podía evitarlo, le encantaba todo lo que tenía que ver con su amado guardián.

- Perfecto~ entonces vamos – el demonio abrió la puerta extendiendo una de sus manos hacia Dipper a modo de invitación, pero este solo pasó a su lado ignorando el gesto – como quieras Pino...

La travesía hasta las celdas fue muy incómoda, ninguno decía absolutamente nada, cosa que molestaba a Bill de sobremanera, aun así dejó a Dipper estar, si quería que algún día el castaño lo quisiera de verdad debía darle su espacio y no hacer ninguna estupidez.

- aquí es – dijo deteniéndose frente a una muralla de piedra. Abrió la puerta oculta con su propio mostrando a Dipper el tesoro oculto detrás.

- ¡Mabel!

- ¡Dipper! – el guardián corrió hacia ella y se dejó caer junto a la jaula tomando sus manos. Se veía sana, mucho más joven, pero sana al fin y al cabo.

- ¿Bill no te hizo nada?

- no tranquilo, soy su aval, no dejará que nada me suceda si quiere que te quedes con él – la castaña sonrió mirando con sus ojos azules al rubio, quien no se había movido de la entrada - ¿y qué hay de ti? ¿No te ha hecho nada indebido? – una carcajada se escapó de sus labios al notar el nerviosismo de su hermano. Por más serio e indiferente que quisiera mantenerse, ella lo había conocido de toda la vida – veo que no perdió el tiempo, espero que al menos tu fueras el activo.

- De qué... - escuchó como la pared de piedra se deslizaba sobre el suelo, Bill había cerrado la puerta encerrando a ambos dentro. La jaula de Mabel desapareció y una mesita con snacks apareció junto a ellos.

Mabel tomó algunas galletas de la mesa y las comió antes de seguir hablando.

- veo que no, lastima, siempre pensé que cuando aceptaras tus sentimientos por el humano tu serías el que llevara la relación – suspiró – estas galletas están buenas.

- no tengo sentimientos por Cipher – gruñó Dipper molesto.

- si claro, y yo soy solo una humana común y corriente – contestó con sarcasmo – no por nada soy la mejor casamentera interdimencional hermanito y te conozco mejor que nadie, sé que esa obsesión que tenías por seguir al rubio no era solo por obtener el tercer diario.

Pero Dipper no daba su brazo a torcer y volvió a negar tales acusaciones.

- Dipper, Dipper – sonrió sirviendo el té que había en la tetera en dos tazas que quien sabe de donde aparecieron – no es bueno que actúes como un tsundere, no te va hermanito.

- no debí dejar que te quedaras un año en Japón... llegaste diciendo muchas cosas raras – suspiró el muchacho pesadamente aceptando la taza de té.

- no, no debiste – sonrió – ¿Qué es lo que te impide aceptar que lo quieres?

- ¿Qué no me impide hacerlo? – Preguntó con sarcasmo – asesinó a nuestros compañeros, robó nuestros poderes, nos transformó en versiones adolecentes de nosotros, prácticamente destruyó la realidad misma...

- ¿Y?

- ¿¡Cómo que "Y"!? – gritó exasperado.

- Oh por favor hermano, no es la primera vez que ocurre, siempre que un nuevo orden se impone hay muertes, recuerdas que el tío Ford y el tío Stan mataron a los Dioses al hacerse con el poder y luego imponer su orden, nosotros también matamos a muchos de sus ángeles cuando tomamos el control, si no los matamos a ellos fue porque se rindieron ante nosotros.

- pero ellos eran nuestra familia...

Mabel dejó su tasa sobre la mesa y abrazó a su hermano.

- pero debo recordarte que los demás no eran verdaderamente nuestra familia, si hubieran podido nos hubieran matado sin miramientos para hacerse con el poder ellos mismos, tal vez extrañe a mis Valkirias pero ellas murieron de forma honorable protegiendo sus ideales y estoy feliz por ello – acarició los risos de su hermano con cariño - mi única familia eres tú Dipper, eres el único que siempre estuvo conmigo en las buenas y en las malas desde nuestro nacimiento, la única persona a quien nunca podría engañar o traicionar y 'por eso quiero que seas feliz, ya deja de fingir y admite que lo quieres.

- no puedo perdonarlo Mabel...

La castaña soltó un suspiro y tomó otra galleta de chocolate, la mordió y ambos se mantuvieron en silencio unos minutos.

- ¿Y qué hay de ti? – Inició Dipper – ¿cuándo le dirás a Will lo que sientes por él? Ja, es gracioso, la mejor casamentera no sabe qué hacer con sus propios sentimientos – comentó con burla al ver el leve sonrojo de su hermana.

- lo mío es diferente, a diferencia de Bill que te quiere, a mi Will me odia – sonrió con tristeza – el cree que solo quería matarlo.

- Nunca se lo dijiste, que nosotros no podíamos matar humanos

- no creo que eso importe ya, le hice mucho daño... - la castaña sintió como su hermano le acariciaba la cabeza.

- ¿Por qué somos un desastre en el amor? – soltó la pregunta al aire.

- porque nunca lo conocimos en realidad – suspiró Mabel.


Capítulo 5: Charla de Hermanos 

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