El plan

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Días atrás

—Hola -se dirigía Nikky a un chico que iba bajando de un auto aparcado afuera de una escuela lejana a la de ella- ¿Jack Gómez?
—asi es preciosa, ¿y tú eres?.... -acomoda su mochila en el hombro izquierdo y cierra la puerta-

Nikky Jones -se estrechan la mano- por desgracia cuando entré a la escuela tú te habías cambiado -el chico se confunde un poco-
—no sé de que hablas, pero si me das tu número...
—solo vengo a proponerte algo -interrumpe impaciente, con una sonrisa dulce pero que escondía algo que al chico no le agradaba-
—eso me interesa -sonríe provocativo para no mostrarse vulnerable-
—necesito que me digas que pasó en mi escuela, bueno en tu antigua escuela -lo entendió, sabía de lo que hablaba, Jack borro la sonrisa de inmediato-
—honestamente no se de qué hablas -el timbre suena avisando que las clases comenzarán- me tengo que ir -comienza a huir de la chica-
—Haruka Nanase -dice en alto, el chico para en seco- me quiero vengar de él, necesito que me ayudes -Jack gira hacia Nikky, ella sonreía y él tragaba un gran nudo de nervios- .

Solo pensaba en arreglarlo con Haru. Habíamos tenido una pelea por algo tan simple, yo sé que es normal en las relaciones pelearse por cosas que no se debería discutir, pero los insultos es algo que no se lo permito a nadie, y me dolía demasiado la forma en la que él lo hizo, y no había llamado, ni un mensaje, nada.
Estaba impaciente para que sonara el timbre e ir a la clase extra y hablar con él. Estaba muy nerviosa. Miré hacia la puerta, pasó Nikky lentamente con una sonrisa en su rostro, casí cómo un demonio. Mi corazón se aceleró y mi estómago sintió un gran vacío. Hace semanas que no hacía nada en contra de Haruka, hasta pensé que ya lo había dejado pasar, que por fin se dió por vencida, pero no podía estar más equivocada.
El timbre sonó, me quedé en un especie de transe y de nuevo, las risas y asombros se escucharon como aquella vez que expuso Nikky a Haru por la clase extra. Mi corazón iba a estallar, los ojos se me llenaron de lágrimas, ni siquiera tomé mis cosas, sentí que todo estaba en cámara lenta.
Alex dejó de guardar sus libros y al ver mi rostro de angustia caminó detrás de mí, pronunciaba mi nombre pero estaba aturdida por las risas y flashes de celular.
Mire aquella pared blanca entre el laboratorio de Química y el aula 5-B. Y a lo lejos Haru, ésta vez no estaba molesto, ésta vez tenía en el rostro un sentimiento que jamás había visto en él, miedo.
Se acercó a mí, me tomo de ambos brazos y con lágrimas en los ojos grito-
—¡¿Por qué?! -me estaba lastimando, comencé a llorar más de angustia que de dolor-
—yo no fui Haru
—¡no mientas, nadie sabía de eso, solo tú! -Alexánder estaba detrás de nosotros, al ver cómo me estaba agarrando intervino-
—Haru, la estás lastimando -trató de quitarlo pero el asiático me miraba con mucho odio-
—tú sabes que jamás haría algo así
—¿a quién le dijiste? -le había prometido que no diría nada sobre su infancia, y le dije a Sofía, pero ella no sería capaz de decirle a nadie, además yo no podía negarlo, por las palabras que estaban escritas, esas palabras que solo él y yo sabiamos-
—Haru... Fue Nikky -dije recordando aquella sonrisa estúpida en su rostro-
—¡NO MIENTAS! ¿Como sabría ella sobre todo esto? -estaba en shock, no sabía cómo explicarlo-
—no lo sé, pero ya lo hizo antes... no fui yo -me apretó más, Alex trataba de calmarlo, pero Nanase estaba concentrado en mí. En este punto los profesores trataban de controlar a la multitud- te lo juro, jamás te haría algo así -suavizo su agarre-
—no mientas, ¿a quién se lo dijiste? -volvió a apretar mis brazos, pero no decía nada, solo lo miraba llorando- ¡Dímelo!
—a Sofía -sus ojos se cristalizaron aún más-
—confíe en ti
—Haru, te amo
—mentirosa -fue lo último que dijo y me soltó para después desaparecer entre todos-
—¿Estás bien? -pregunto Alex asustado, asentí y a lo lejos vi a la porrista, con una sonrisa de satisfacción, no pude evitarlo, comencé a correr hacía ella y le dí un puñetazo en el rostro, ella enseguida me tomo del cabello y comenzo a jalar, de la adrenalina y enojo no sentía dolor, estábamos en el suelo arañandonos y golpeandonos, mientras todos nos rodeaban y grababan. Sofía se abrió entre la multitud y trato de separarnos, junto a Álex, pero no podíamos dejar de golpearnos. Hasta que Mr. Smith se metió. Todos se quedaron paralizados-
—a mi oficina, y todos los demás que se queden en los próximos diez segundos se irán expulsados -dijo en un tono calmado, todos comenzaron a correr a la salida- vamos, las dos
—no importa -dice la morena entre lágrimas- me cambiaré de escuela -estaba su cabello desordenado cómo el mío, su pómulo derecho estaba morado y se tocaba con dolor-
—no, va a ir a mi oficina -su rostro era de decepción-
—ya le dije que no
—tu padre viene en camino
—ya le dije que mi papá no tiene tiempo de dramas de niñas
—si se va señorita Jones, la demandaremos por lo que le hizo a Haruka Nanase -miré al tío de Haru muy molesto- hay cámaras nuevas -sonreí triunfante-.

Días atrás

-Entonces necesitas que yo busqué fotos en mi viejo álbum...
—¡si! No es tan difícil ¿Verdad? -la chica estaba emocionada por su plan perfecto- y también algunas otras cosas comprometedoras que puedas tener de él
—no me quiero meter en problemas
—te recuerdo que Haru te humilló en frente de todos, aún te recuerdan, hasta tu amigos, Greg y Marco...
—¿Que me darás a cambio?
—lo que quieras -el chico la miro de arriba a bajo- casi... Lo que quieras
—no necesito meterme en problemas y menos con ese puto chino psicópata
—te daré dinero, mucho dinero por unas buenas fotos de él -saca de su bolso un par de billetes grandes-
—no
—está bien, dejaremos que todos te sigan recordando como al pobre bastardo que Haruka Nanase casi mata -pone una sonrisa coqueta- chao cariño
—yo lo humille primero -la chica se gira y lo mira- yo lo humille muchas veces antes que él a mi
—nadie te creería, por que bueno, un sexy asiático tatuado no podría ser humillado
—yo lo hice
—y te creo, por eso estoy aquí, al parecer al pobresito aún le trauma todo lo que le hiciste y gracias al destino lo supe, estoy aquí para mí venganza y claro, para hacerte respetar...
—está bien, pero quiero completa discreción
—si tienes miedo que Haruka vuelva a golpearte, te doy unos guardaespaldas
—bien
—¿trato? -estira la mano y el chico la toma dudoso-
—trato.

Antes de la hora de salida la porrista acomodaba unas fotos en la blanca pared entre el laboratorio de química y el aula 5-B. Eran fotos de Haruka Nanase de pequeño, cuando era gordito y algunas fotos vergonzosas que Jack guardo en su PC por tantos años, algo que tanto tiempo le costó superar al asiático. Y encima con labial, "te vas a la mierda tú", "no debiste meterte conmigo, amor". Sonreía gloriosa, pues parecía más la venganza de la novia despechada del asiático, que un ataque de ella.

El Chico Asiático 2.5 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora