Página 3 "Sucesos inesperados"

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Jason era un chico incomprendido, tenía muchos problemas, comenzando por su Limerencia. La cuál es un estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra, combinada con una necesidad imperante y obsesiva de ser respondido de la misma forma.
Él era un chico tímido y cuando llegó al pueblo fue un cambio total para él.
Al llegar al colegio nadie le hablaba pues se les hacía raro, el acomodaba sus colores en orden alfabético sobre su banca. Todos se burlan de él y lo llamaban “Freek”.
Nadie se le quería acercar. Pero ella, Maca le hablo sin ningún problema.
Todo comenzó por qué Maca le pidió un lápiz, y el se lo dió.
Cuando estaban en el receso Maca le saludaba por su nombre. Ella era la única que se lo sabía.
Y Jason, el se fue enamorando de ella.
Al llegar a la pubertad un día se animó a entrar por la ventana a la habitación de Maca y se robó unas bragas de ella.
Todo el maldito tiempo la seguía, para que ella le sonriera tan siquiera, no le importaba que las amigas de Maca lo miraran raro, a él sólo le importaba ella.
—¿Por qué seguir a Maca a todos lados? Lo que hacías es acoso —Dice la detective Harmon.
—No sé, me gustaba que ella me sonriera cada vez que me veía, era cómo un saludo y no le importaba que sus amigas la miraran —Le responde Jason.
—¿Que era lo que te gustaba de Maca? —Pregunta la detective.
—Todo, su sonrisa y el olor de su cabello. El verla dormir, el verla entrenando, el verla escribiendo, la manera en la que lamia los labios antes de hablar, y sobre todo... Que no me miraba con lástima.

Maca's diary.

Regrese a la escuela una semana después, ya me encontraba mejor, a excepción de lo que había visto que tenía mi padre.
El fin de semana sería el primer partido de la temporada, y estaba emocionada, el bailar me hacia sentir bien, me hacía olvidar todo.
—¿Animaras para mí? —Me preguntó Santiago cuándo me vio recogiendo mi maleta para irme a casa.
—Claro —Respondí con una sonrisa.
Y es qué nos habíamos estado mensajeando todos los días, todo el día, siempre teníamos un tema de conversación. En los pasillos e incluso cuando estábamos frente a frente, era divertido. Pero había un problema.
—Amor ¿Nos vamos? —Dijo Lita colgándose a su cuello.
Lita la hermana de Carlos, estaba saliendo con Santiago, cuándo regrese a clases me lleve la sorpresa de que ellos estaban juntos y yo no podía decir nada, Santiago y yo sólo éramos... Amigos.
Santiago y ella se fueron juntos.
No era un secreto que Lita me odiaba y yo a ella.
Al llegar a casa a toda costa evitaba el encontrarme con mi padre o verle a los ojos, aún me debatía en sí contarle a mamá o no.
Al final siempre caía en lo mismo, mi madre era feliz y no me creeria.
Llegó el sábado y después de la iglesia, todos nos fuimos corriendo al colegio. A mí padre le encantaban los partidos de fútbol y a mi madre no le quedaba más que acompañarlo.
El partido iba bien, íbamos empatados y nosotras con los nervios de punta aún seguíamos dando ánimos.
—Hut, 43, 14.
Todos corren y Carlos le pasó el balón a Santiago, este lo tomó en el aire y corrió evitando a toda costa que lo taclearan, todos en las gradas se levantaron viendo su jugada, era bueno.
Al final ganamos y nos fuimos a celebrar a la playa, obvio mis padres no tuvieron problema en dejarme ir.
Volvería más tarde.
Al llegar enseguida sacaron cerveza y ya había música a todo volumen.
Yo quería divertirme, quería olvidarme de toda la mierda que estaba pasando en mi casa.
Me puse a beber con Zoe, ambas prometimos cuidarnos la una a la otra, pero estábamos muy ebrias.
—Zoe, Maca, vengan —Nos llamó un chico del equipo.
Nosotras fuimos a donde esté estaba, y en el asiento de su auto había una tarjeta con un polvo blanco.
—Tienen que probar está mierda —Dijo.
Zoe me miró y nego con la cabeza.
—Oh, al diablo —Dije.
El me enseñó como hacerlo y mi nariz ardía, ardía cómo las ostias.
Pero se sentía tan bien.
Todos mis problemas se esfumaron y enseguida me sentí feliz. Sentía el ritmo de la música y baile, me sentía cómo una jodida princesa.
Se sentía cómo sí yo pudiera volar, cómo si todo fuera posible, cómo si a mí alrededor todos gritaran "Maca, Maca" cómo si hubiera ganado la maldita Champions.
Me gustaba la sensación.
Me daba fuerza, sentía que podía hacer cualquier cosa.
Me separé de Zoe y decidida caminé hasta Santiago, quitando a todos de mi camino, y lo besé.
Maldición, lo besé y se sentía tan bien.
Pensé que el se alejaría pero no.
Me separé y lo mire fijamente, lo próximo que sentí fue un coñazo en la cara.

¿Que pasó con Maca? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora