El último día que te vi

Capítulo 1

Pude sentir cómo se aceleraban los latidos de mi corazón y se me erizaba la piel,  ni bien escuché su voz a través del teléfono.

- ¿Aló? ¿Quién habla?-  dije desganado. Odiaba contestar a los números desconocidos porque siempre que contestaba, eran los que me ofrecían un nuevo celular a menos precio solo si aceptaba cambiar de operadora. Pero esta persona era tan insistente que no me dejó otra opción que atenderle. Segundos después, tras no obtener respuesta alguna, decidí colgar pero... esa voz... ESA VOZ ERA IMPOSIBLE DE OLVIDAR.

- Tienes que ayudarme por favor yo...- Pude notar el miedo en su voz, por su respiración agitada y sus sollozos. Me partía el alma escucharla así, temía por ella, por su vida, y lo peor era que no sabía si se encontraba bien, pero otra parte de mi estaba aliviado porque no estaba muerta.

Ya todos la daban por muerta, incluido yo...

- ¿Kay qué está pasando?! ¿Dónde estás?-  Empecé a entrar en pánico joder. Ella seguía repitiéndome lo mismo una y otra vez, que tenía que ayudarla cuanto antes, pero no me explicaba qué pasaba ni dónde se encontraba, Cómo demonios se suponía que la ayudara si ni siquiera sabía dónde estaba.

- NO LO SÉ, no lo sé  maldita sea, solo veo... veo  muchos árboles y una carretera, no hay tiendas, ni casas, esto está abandonado. No me queda mucho tiempo Lin, la llamada se va a cortar en cualquier momento, solo puedo decirte que logré conseguir... SUELTAME, DÉJAME IR, NO DIRE NADA LO PROMETO, NOOO.

Silencio.  Eso fue todo lo que escuché antes de que se cortara la llamada, o tal vez alguien colgó por ella. ¿Qué hago? ¿Qué hago? Diablos, diablos, diablos!  la atraparon joder, la atraparon y no pude hacer nada para ayudarla, decidió llamarme a mí y no hice nada. Eres un tremendo idiota.

Pasaron solo un par de minutos hasta que decidí llamar a la oficial Sharon para contarle lo sucedido. El cómo Kayley me había llamado y después alguien la descubrió e impidió que se escapara, sin decirme exactamente en dónde se encontraba.

Una hora después ya todo Wiston estaba buscándola. Habían difundido la noticia justo después de que los inspectores hayan analizado la llamada que tuve con Kay y se hayan percatado que a lo lejos se escuchaban las vías de un tren. En Wiston solo contamos con dos trenes y uno de ellos está en mantenimiento. Gracias a eso, los oficiales concluyeron  que debía encontrarse entre la autopista de Authorn y el bosque Deep Green.

La esperanza había vuelto, no solo para mí, sino también para sus padres y para Santiago. Ellos y yo fuimos los primeros en llegar a la zona para organizar los grupos de búsqueda y comenzar a buscar indicios de que por lo menos estuvo aquí.

Tantos intentos fallidos, tantas pistas falsas, tantas desilusiones, tantas lágrimas derramadas, ahora sí estamos cerca de encontrarla, ya casi, ya casi.

Solo resiste Kay,  ya vamos por ti.

*Dos horas después*

-Vamos Kay, vamos, tú eres inteligente, debes habernos dejado una pista, lo que sea. Solo que no sabemos por dónde buscar exactamente, necesito una pista, por favor. Lo que sea...

Escuchar hablar a Santiago así me provocaba una inmensa tristeza, pero él es demasiado orgulloso como para aceptar los consuelos de los demás, por eso cada vez que le pregunto cómo está o si es que puedo hacer algo por él, simplemente se dedica a evadirme. Kayley era muy querida por todos, ella tenía demasiados de amigos y conocidos ya que iba a un colegio solo de  mujeres y su hermano Santiago y yo íbamos a uno mixto, y siempre que podíamos nos "intercambiábamos" conocidos por así decirlo.

Gracias a que su casa tenía una gran piscina, esta se había convertido en el lugar perfecto para realizar fiestas, y como todos saben, una fiesta sin multitud no es fiesta, por eso generalmente todas los alumnos de ambos colegios terminaban asistiendo y conociéndose unos a otros.

Lamentablemente por esta razón, la lista de sospechosos en su desaparición era prácticamente interminable.

¿Pero quién iba a querer hacerle daño? Si ella no era la típica chica creída y superficial por tener mucho dinero muchos amigos. Era todo lo contrario. Y cualquiera podía afirmarlo.