2. Reencuentro

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9 años después... 

—¿Te has enterado ya?

—¿Enterarme de qué?—le pregunté a Liz apartando la mirada del cuaderno lleno de garabatos.

—Pues de qué va a ser, del chico nuevo, todo el mundo está hablando sobre eso—dijo entusiasmada—Además, dicen que es muy guapo, ¿crees que tengo alguna oportunidad?

Rodé los ojos fastidiada y volví la mirada al cuaderno.

Liz siempre ha sido muy hermosa y era evidente que cualquier chico se fijaría en ella.
Sus ojos azules combinaban a la perfección con su oscura melena y su deslumbrante sonrisa era la guinda del pastel. Todo eso acompañado de su increíble físico y su chispeante personalidad, volvían loca a la mayor parte de la población masculina.

—Savannah, no me has contestado—dijo malhumorada.

Sabía lo mucho que odiaba que la ignorase, pero no estaba de humor para este tipo de cosas y estaba demasiado cansada como para discutir.

—Sí, Liz, tienes posibilidades—dije suspirando—¿Contenta?

—Mucho—respondió sonriendo, satisfecha con mi respuesta—¿Puedo saber por qué estás tan gruñona esta mañana?

—Nuevos vecinos.

—¿Por eso estás así? —preguntó frunciendo el ceño confusa.

—No, ya sabes que llevo mucho tiempo queriendo tener vecinos, pero no me gusta que se les haya ocurrido la fantástica idea de hacer la mudanza en mitad de la noche. No he podido pegar ojo por el ruido.

—Eso tiene mucho más sentido.

Volví a suspirar justo cuando el profesor entró a clase.

—Muy bien chicos, se acabó el descanso, así que silencio y todo el mundo a su sitio—dijo y después de sentarse en su silla, se giró hacia la puerta—Puedes pasar.

Todos hicieron caso al profesor y se sentaron mirando curiosos hacia la puerta, mientras Liz me sonreía cómplice. No presté demasiada atención, era evidente que se trataba del nuevo.

De repente, la clase empezó a llenarse de risitas y murmullos.

—Es un bombón—susurró Liz entre suspiros, seguida de varias compañeras y algún que otro compañero.

La curiosidad me carcomía por dentro y, sin poder resistirme, levanté la vista tan solo un instante para encontrarme a un chico bastante alto y de cabello castaño.

Justo cuando llegué a sus ojos nuestras miradas se cruzaron y en ese momento lo reconocí.

Al ver mi reacción, sonrió divertido, por lo que supuse que él también me recordaba.

Andrew había vuelto y esta vez iba a quedarse.

Estrellas fugaces(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora