II

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Esa mañana el invierno llego cubriendo todo a su paso de un manto blanco, el frio calaba los huesos, para los habitantes del reino de Lionés era normal que la temperatura bajara drásticamente, pero no demasiado como lo era ahora. La princesa más pequeña corría con su pequeño vestido color amapola en dirección a las grandes puertas del castillo, pues hoy vería otra vez a su caballero favorito. Meliodas pecado de la ira.

-Alto princesa -su cabello verde oscuro se agitaba conforme corría detrás de la menor, el vestido que portaba le hacia la tarea más difícil- aahh...Eli, corres muy rápido.

-Hoy vendrá Meliodas-La pequeña Eli sonrió emocionada-lo esperare aquí.

Lya/___ acaricio su cabeza e hizo que la pequeña se sentara en sus piernas.

-Esperémosle juntas.

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Una mano toco su hombro despertándola, frente a ella los pecados capitales se mostraban. Habían pasado horas desde que ella y la pequeña Elizabeth los esperaban ocasionando que ambas durmieran en la misma posición. Lya/__ se levantó con la princesa aun en brazos, aunque era una adolescente podía soportar el peso de la princesa.

-Elizabeth estaba emocionada con tu regreso-Ella dijo, mientras pasaba a la menor en los brazos de Meliodas.

-Gracias Lya/__, yo cuidare de ella. Mañana seguiremos con el entrenamiento.

-Entiendo. Cualquier cosa, estaré en mi dormitorio -Y sin más se retiró.

De camino a su estancia comenzó a recordar como había llegado a este mundo tan extraordinario como las historias que le contaba su padre de pequeña, cuando llego al reino en busca de ayuda se hizo aprendiz del pecado de la gula y de la ira. Mientras que Merlín le enseñaba a manejar el poder que había adquirido cuando llego, Meliodas le enseñaba la lucha de cuerpo a cuerpo y algunas veces técnicas de espada. Cuando Lya/___ había cumplido el primer mes en el reino, se había ganado el corazón de todo aquel que le rodeaba, fue así como el rey la adopto como si fuera una de sus hijas más, y como era la mayor disfrutaba cuidar de la más pequeña.

Así como se fue el invierno, la primavera llego antes, hoy había tenido la última clase con Merlín, pues el pecado aseguraba que ella podía controlar perfectamente su poder, manejar a su gusto uno de los elementos más nobles de la naturaleza, el agua.

Traía consigo una pequeña armadura que utilizaría para entrenar con el pecado de la ira, aún faltaba una hora para su entrenamiento y como la princesa Elizabeth estaba con el mencionado, prefirió ir al jardín. Soltó su cabello del broche que llevaba y disfruto el sonido de los animales, y el olor de las flores. El sonido de una rama partiéndose la hizo voltear a la columna que daba con dirreción al jardín.

-No te escondas pequeño Gil-el de cabello salmón salio de su escondite y camino a paso lento con un gran sonrojo.

- ¿C-como me descubriste? -Lya/__ palmeo un espacio a su lado para que él se sentara.

-Bueno~, no era un buen lugar para esconderse, además reconocería ese color de cabello a donde fuera que vaya-ella le sonrió.

-Y-yo no quería espiarte-el niño volteo a un lado su cabeza- es solo que te veías bo-bonita-ambos terminaron con un pequeño sonrojo.

-Y-yo, bueno, gracias-el silencio reino por un momento- ¿Te parece hacer coronas de flores? -pregunto ella.

Lo que había comenzado como un juego termino en competencia, ambos realizaban la corona y buscaban flores hermosas para su manualidad, Gil era el que más entusiasmo tenia, solamente cortaba aquellas flores de colores exóticas y finas, pues pensaba regalárselo a Lya/__, mientras que la chica buscaba flores entre azules y blancas, al principio pensaba también utilizar flores de colores, pero después pensó que el azul era un color que mostraba tranquilidad "Azules como los ojos de Gil".

- ¡ACABE! -ambos gritaron al mismo tiempo y rieron por eso, era un empate.

-Ten-Lya/__ puso sobre la cabeza de Gil su corona de flores-trate de buscar un color semejante a tus ojos, pero es imposible, los tuyos son más bonitos-le regalo una sonrisa.

El pequeño no había tenido un sonrojo como ese, que la chica que le gustara dijera que tenía ojos bonitos, hizo que Gil tuviera la cara roja.

-A ver, a ver, a ver, Aquí era donde estaban-Meliodas hizo presencia detrás de los dos. Ambos voltearon a verle sorprendidos-pequeño Gil, tu padre te busca tienes que ir a entrenar, en cuanto a ti jovencita, hace media hora tenías que estar en el entrenamiento.

-Fue mi culpa capitán Meliodas-Gil se inclinó. Meliodas volteo a verle sorprendido al igual que lya/__

-De hecho fue mi culpa Mel, yo le pedí que me enseñara hacer coronas de flores-Fue turno de que Gil se sorprendiera.

-Ya veo, bueno de todos modos aproveche ese tiempo para ver a Elizabeth, vamos Lya/__ a entrenar, tú también pequeño Gil-Meliodas comenzó a caminar alejándose de ahí.

Se despidió de Gil y fue tras Meliodas, al alcanzarlo camino a su lado.

-Ya te vi eh~-El pecado de la ira subió y bajo sus cejas, a la vez que ponía una cara extraña- y con un menor, no te conocía así Lya/__

- ¿Uh? ¿De qué hablas? -Paso un momento para que ella entendiera y poco a poco su cara fue transformándose realmente sorprendida y sonrojada -¡PE-PERO QU-QUE!, yo solamente estaba jugando con Gil, no es lo que piensas, además aun es un niño-murmuro lo último.

-Mira tu cara, nunca la había visto tan roja-Meliodas rio-apresurémonos.

La pequeña charla que tuvieron fue escuchada por un niño de ojos azules y cabello salmón y una frase quedo grabada en su cabeza "aún es un niño".

Mi amor hacia tí [Gilthunder x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora