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Sorprendido, el joven chico negó con la cabeza múltiples veces. Algo le olía sumamente mal, algo le retorcía los nervios en su interior, algo corría por su espina dorsal al mirar la piel de porcelana excesivamente blanca del chico frente a él, sus ojos grandes y tristes y aquellos labios carmesí, piernas esbeltas y atuendo provocativo.

Pero todo aquel mal presentimiento se esfumó al sentir el suave tacto de una de sus manos en su rostro, una mano de tacto frío y suave. Su mente quedó en un blanco total, perdido en aquellos bellos ojos que lentamente tomaban un tinte lujurioso y perdían todo aquel rastro de tristeza, una leve sonrisa apareció en su bellísimo rostro cuando pasó las yemas de sus dedos por la manzana de Adán de Taehyung, sentado a horcajadas sobre él, moviendo sus caderas al ritmo calmo de la música que aún lograba escucharse de fondo.

Pasó sus largos  y elegantes dedos por el cuello de Hoseok, sonriendo de lado por el tacto de su pálida piel, como si fuese de porcelana. Era un hombre hermoso, con finos rasgos y bellos ojos marrones, labios rojizos y cuerpo esbelto.

—¿Me permite, señor?— susurró contra los labios del más alto, y él soltó una breve risa.

Para tratarse de un burdel, no era en lo absoluto vulgar; él esperaba letreros neón en todas partes, un apartamento de aquellos de baja categoría y un olor a cigarro, alcohol y sudor, hombres sucios y camioneros, mujeres con protuberantes senos, pelucas rubias y labios llenos de silicona, un ambiente un tanto amigable y relajado, como a su padre solía gustarle.

Pero en aquella mansión, había una tensión gigante, aunque Taehyung parecía ser el único cliente preocupado por ello, hasta que se encontró con el tacto suave y el aliento mentolado de Hoseok.

—Claro que puedes, príncipe— tomó de la delgada cintura a aquel chico y besó con delicadeza aquellos bellos cerezos, su mente se nubló: era el beso más exquisito, sin duda mucho mejor que cuando se besaba con la hija (y también hijo) de los Jeon, mejor que su primer beso con aquella linda campirana pelirroja con bellos ojos verdes bajo un sauce. Mejor que todo aquello, en un par de eléctricos segundos. Se separó tras morder con sensualidad el labio inferior de Hoseok—. Delicioso.

Los bellos ojos marrones del menor se centraron en el cuello de Taehyung, sus cejas entrecerrados y labios fruncidos. Tomó la camisa y la hizo a un lado, una gran marca de color violáceo en el costado de su largo cuello le hicieron soltar un pequeño quejido y acarició aquella marca.

—Yo puedo hacérselo mucho mejor, señor.

Taehyung sonrió pícaramente cuando Hoseok pasó una de sus manos en sus cabellos y enredó sus dedos con calma, volviendo a fundirse en un intenso beso. El mayor, perdido en el tacto de él, le tomó con todavía más fuerza de la cintura e involucró su lengua entre sus bocas, el más bajo gimió sin tapujos y jaló de sus hebras castañas.

Se separó rápidamente, Taehyung con ojos cerrados quedó buscando sus labios como si los necesitara muchísimo.

Y el pálido sonrió, lo había logrado con tan sólo unos cuantos besos.

Madame Josie's House of Pleasure «vhope»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora