Taehyung tomaba con fuerza la cintura del chico sobre él, quien movía sus caderas con cadencia sobre su regazo y besaba con necesidad al más alto, sus labios entreabiertos dejando salir suspiros de placer puro.
—Permítame...— desanudó su corbata negra y la dejó con delicadeza sobre el mismo diván, acariciando su cuello y sonriendo delicadamente. Taehyung mordió su labio en anticipación cuando con aquellas lindas manos poco a poco fue retirando su ropa frente a él, de la forma más erótica que se habría podido imaginar. Aquella falda, medias de red y lencería era lo único que ahora portaba; Taehyung atrapó uno de sus rosados y bellos pezones entre sus dientes, haciéndole gemir alto y arquear su espalda, enredando sus finos dedos de marfil en las hebras oscuras del mayor.
La colonia fina y penetrante de Kim invadía el fino cuerpo del más bajo, así como lo hacía con la habitación entera; El olor a muebles viejos y madera se vio opacado con el aroma de ambos cuerpos frotándose contra sí, la música calma se quedó en último plano por los suaves gemidos de Hoseok, sus ojos oscuros y tristes ardían en llamas. Taehyung coló sus manos por la suave y diminuta falda de algodón, metió sus grandes palmas bajo el encaje negro de aquellas sensuales bragas y apretó el redondo culo de aquel joven a su gusto, morbosamente, lleno de deseo.
—Saca el culo, mierda— decía rudamente el hombre sin empatía en su voz azotándole con una cinta gruesa de cuero; Hoseok chilló y arqueó su espalda, sobre sus manos y rodillas, frente a aquel grupo de hombres que no hacían nada más que darle órdenes y maltratarle. Escuchó la macabra risa del hombre, sus hombros temblaron—. ¿Qué les parece, señores? ¿Les gusta?
Los hombres con puros en mano y trajes finos miraban con lascivia al pequeño, Hoseok lleno de miedo miró a los ojos a aquel hombre que le sometía frente al resto; ojos oscuros, rasgados y cabello negro, rasgos fuertes y masculinos, terriblemente atractivo.
El Señor Kim le daba terror.
Taehyung le colocó debajo de él, besando con parsimonia sus delicadas muñecas, uno de sus dedos acariciando la entrada rosada y estrecha de Hoseok superficialmente, quien gemía alto mientras no despegaba su vista de aquellos oscuros, rasgados ojos. Fuertes y masculinos. Atractivo e hipnotizante.
—Por favor, introduzca sus dedos... se lo ruego— movió sus caderas contra los largos y delgados dedos del más alto, un puchero en sus rojizos y finos labios, mientras una de las grandes manos de Taehyung masturbaba con rapidez el falo del menor, moviendo de vez en cuando su pulgar alrededor del rosado y tierno glande. Hoseok era toda una escena erótica, extendía sus hermosas piernas y las enredaba alrededor de la cadera de Taehyung, su pecho arqueado y su pelvis moviéndose de forma necesitada contra las falanges del alto, buscando más contacto.
Él rio.
—Calma, mi amor— lamió el cuello de Hoseok, él largó un gemido suave—. Primero quiero que uses esa preciosa boquita, ¿sí, Hoseok?
Aquel hombre alto sostenía con fuerza su pene frente el rostro fino del joven, siseando ante la sensación de la pequeña u húmeda lengua rosada recorrer con miedo la punta. Aquella tierna lengua de gato hacía maravillas. Le tomó de los negros cabellos sin cuidado alguno e introdujo por completo su miembro, el grueso falo obligándole a forzar su mandíbula y el glande tocando el fondo de su campanilla, provocándole arcadas.
Hoseok no sentía nada más que tristeza, ni siquiera asco, sólo tristeza. Aquel hombre que visitaba el burdel muy seguido siempre lo elegía a él, lo buscaba a él, lo que causó que otros hombres les provocara curiosidad y Hoseok terminó convirtiéndose en la atracción número uno del negocio, un salón entero dedicado a él y a sus amantes de una noche. El resto de jóvenes que ahí trabajaban se sentían aliviados, sus agendas libres, todo el trabajo sucio se lo llevó el niño de piel de porcelana, mientras que ellos sólo repartían licores a los clientes y bailaban para ellos.
Aquel hombre fue quien le dio la fama al antes poco reconocido burdel. Era un hombre sumamente influyente en aquel pueblo, uno de los granjeros más acaudalados del condado, y, para aquellos entendidos, el hombre con más finos gustos en cuanto a aquellos servicios. Era un secreto a voces que no llegaba a los oídos de su reducida familia, mucho menos para sus socios y clientes. Se codeaba con mafias y pandillas de todo el pueblo, estado, país, continente. Sabía qué hacer, sabía cómo hacerlo, sabía cuándo hacerlo.
Sabía que la Señorita Josie y su niño de oro valían sin duda la pena.
—Mierda, Hoseok...— gruñó atrevidamente el mayor mientras acariciaba con cuidado los suaves cabellos de éste y movía su pelvis elegantemente, incitándole a tomar más de su largo y grueso pene.
—Mierda, Hoseok— gruñía el Señor Kim.
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Madame Josie's House of Pleasure «vhope»
FanficLa casa de citas de Madame Josie era reconocida por los hombres de alta alcurnia como un magnífico lugar en donde se podría tomar un poco de whiski y reposar en un mullido diván mientras una bella dama de elegantes ropas bailaba en el centro del sal...