Capítulo 4

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CUATRO

15 de Junio del 2010

Frunzo el ceño hacia Mia, cuando veo que intenta copiar mi examen. Ella me da una sonrisa suplicante y tras rodar mis ojos acerco mi examen hacia el final de la mesa, para que ella pueda ver mejor, mientras relleno otras cosas.

Muerdo el capuchón de mi bolígrafo, intentando hacer memoria de las cosas que no me acuerdo. Y es tan frustrante estar ahora mismo en blanco, después de haberme pasado toda una semana estudiando y toda la noche anterior para este examen.

Este es el examen final de Historia y necesito sacar una buena nota, ya que no quiero que bajen y mucho menos cuando he estudiado tanto. Froto mis manos contra la falda del uniforme, secando el sudor de éstas. Estoy nerviosa y por eso mismo sigo en blanco.

Por un momento pienso en copiarme de Amy que está a mi lado, pero en mi vida he copiado y no creo poder hacerlo sin luego sentirme terriblemente culpable y peor aún, no creo poder hacerlo sin que la profesora se dé cuenta. Esto es muy frustrante.

Resoplo pesadamente y miro la hora en el reloj sobre la pizarra y me estreso mucho más al ver que solo quedan 10 minutos.

(...)

Me lamento varias veces mientras espero en la habitación a que Mia vuelva del comedor. Hoy, nuevamente decido saltarme la comida, al igual que haré con la cena y el desayuno de mañana.

Me levanto de la cama y camino hacia el baño. Suspiro y resoplo varias veces antes de encender la luz y detenerme frente al espejo con los ojos cerrado.

Retuerzo mis dedos, con nerviosismo, mientras debato si abrir o no los ojos. Sé que lo que voy a ver en el espejo no me va a gustar, sé que lo voy a odiar, pero aún así estoy aqui, de pie, dispuesta a mirarme.

Me quito la camiseta y después de eso abro los ojos. Mi labio tiembla y mis ojos se llenan de lágrimas al recordar las duras palabras de Annabelle, porque ella tiene razón. Y es terriblemente malo.

A pesar de que Mia diga que me ve más delgada yo sigo viendo la misma mierda de siempre. Me veo terriblemente enorme y lo odio. Me odio. Seco mis lágrimas con rabia, antes de inclinarme hacia abajo en el váter y llevarme los dedos a la boca.

Para cuando Mia vuelve ya me he lavado los dientes y dado una ducha. Ella está enfadada cuando se detiene frente a mi cama. Dejo el libro que estoy leyendo sobre mi estómago y la miro contrita. Sé que va a regañarme.

-No sé que mierda pretendes, Nicole, pero no me gusta nada.-Exclama llevando sus manos a la cabeza con frustración.- Hoy nuevamente estás saltándote la comida. Y ya lo has hecho antes con el desayuno.

Suspiro y cierro los ojos. Esto va para largo.

-Mia, simplemente no tenía hambre. No estoy haciendo nada malo. Deja de regañarme, por favor.

Ella me fulmina con su mirada.-¿Crees que soy estúpida?-Exclama con incredulidad.-4 días, Nicole. Llevas 4 putos días sin comer y cuando lo haces corres al baño. ¡No soy idiota, joder!-Ella está gritando, está terriblemente enfada conmigo.

Abro y cierro mi boca varias veces, sin saber que decir. Ella sabe lo que estoy haciendo y me siento avergonzada, pero simplemente no me siento capaz de parar lo que he empezado. Esa vocecilla en mi cabeza es la que domina y la que me manda de cabeza al baño o a no comer. Es incluso la que está ahí incitándome a cortar mis brazos. Es esa parte oscura de mi cabeza en la que últimamente paso mucho tiempo, en la que caigo constantemente y me hace llorar.

-Por favor, Mia, deja de gritarme. Suenas casi igual que Philip y Annabelle. Además, me duele la cabeza mucho.-Pongo el separador en el libro y lo dejo sobre la mesita de noche, para después colocarme boca abajo, llevando las mantas hasta mi cabeza.

Mia quita las mantas con brusquedad de mi cuerpo y en seguida siento el frío.

-No te escondas, cobarde.-Me río con algo de amargura y eso parece enfadarla un poco más.

-Dios, Mia, déjame en paz.-Entierro más mi cabeza en la almohada.-No me siento bien.

Ella gruñe y maldice por lo bajo antes de entrar al baño y cerrar de un portazo. Suspiro y vuelvo a arrastrar las mantas hasta mi cuerpo.

(...)

Hago una rápida coleta mientras seguimos corriendo. El sol cae directamente sobre nosotras mientras el entrenador está sentado bajo la sombra bebiendo de su coca-cola.

Llevo una mano a mi cabeza cuando empiezo a sentirme mareada y es que hace bastante tiempo estos mareos me acompañan.

No le digo nada a Mia sobre como estoy sintiéndome , porque ella sabe perfectamente porque es y va a enfadarse conmigo. Tampoco puedo decirle nada al profesor, por el simple hecho de que no me dejará parar de correr por nada del mundo.

Miro la hora en mi reloj, dándome cuenta de que solo llevamos corriendo quince minutos de los treinta que tenemos que hacer.

De un momento a otro mi vista se vuelve borrosa, para después verlo todo negro.

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¡Hey! ¿Qué tal? Espero que muy bien. Aquí os dejo el Capítulo 4.

Espero que os guste. Comentar y votar.

Nos leémos en el próximo capítulo. Muchos besos

A

𝕿𝖍𝖊 𝖇𝖔𝖆𝖗𝖉𝖎𝖓𝖌 𝖘𝖈𝖍𝖔𝖔𝖑 [𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑𝖎𝖟𝖆𝖉𝖆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora