Capítulo I

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El castaño salió de su casa dando pasos apresurados, era importante llegar antes de que las clases iniciaran, no creía poder soportar hasta la hora del almuerzo. Cuando ya se encontraba a unas calles inició la carrera hasta las puertas de la secundaria de Derry, una vez dentro admiró la cantidad de personas que se encontraban en el pasillo. Evitó cruzarse con Henry Bowers y su grupo de matones cuando los divisó recargados contra los casilleros hablando entre ellos. Continuó abriéndose paso entre la multitud hasta que notó una larga cabellera de rizos anaranjados casi al fondo de ese inmenso lugar, sonrió sin poder evitarlo antes de correr hacia el jóven Uris y plantearle un sonoro beso en la mejilla.

--Hola Stany--

--Bill, me has asustado-- dijo el judío entre risas

--Y-ya los has v-visto?--

Fue entones cuando Stan señaló hacia la entrada, y ambos observaron como Eddie Kaspbrak se dirigía a su casillero mientras sostenía varios libros entre sus brazos, reteniéndolos contra su pecho. Detrás de él venía Richie Tozier hablando animadamente a la vez que colocaba una de sus manos en el hombro del menor. Bill se apresuró a llegar junto a ellos y le siguió su novio.

--Que hay de nuevo, Denbrough?-- saludó el de lentes

--Hola Bill! Hola Stan!-- saludó también el asmático

--Caballeros, t-tengo una propuesta para ustedes... -- la voz del líder de los Perdedores fue interrumpida por la campana que daba inicio a las tan temidas clases.

--Lo siento querido, el deber llama-- Richie emprendió una lenta marcha a lo largo del pasillo-- Vamos Espagueti, mueve ese lindo trasero-- le habló a Eddie sin detenerse.

--Beep Beep, Richie!-- le casi gritó Stan antes de voltearse hacia el castaño-- Tendrás que aguardar hasta el almuerzo--

Sin más que agregar el pelirrojo siguió los pasos de los otros dos, dejando atrás al jóven Denbrough. Si por algo Bill se había ganado su papel como líder del club era su increíble capacidad para realizar planes ingeniosos y a prueba de fallas, este no sería la excepción.
En un principio había decidido llevar únicamente a Stan, bastaba con imaginarse el pasar un par de días sólo con su hermoso novio para que todo su ser tiemble por completo.
Luego recordó la charla que había tenido con Eddie unos días atrás.
Su reacción había sido de pura sorpresa

--Que tu qué?!-- le había preguntado aquel día, en casa del menor

--Bill Denbrough si alguien se entera de esto te juro que...!--

--T-Tranquilo, sabes q-que jamás lo diría--

Edie bajó la mirada mientras se frotaba el rostro con frustración

--Qué puedo hacer?--

--Claramente d-debes decírselo. Tú le g-gustas, es evidente-- y es que si, era más que obvio... Aunque tal vez no tanto para el más bajo

--No seas tonto, Bill. Hablo en serio--

Fue en ese momento cuando pensó en esas vacaciones, sería un lindo detalle el ayudar a su pequeño amigo a confesarse, regalandole un tiempo de calidad con esa persona especial. Lo meditó largo y tendido, finalmente decidió invitarlos.

...

Ahora nos movemos a uno de los numerosos salones de clase. Eddie se encuentra tomando apuntes, moviendo su diestra a una velocidad admirable a la vez que plasmaba los datos de la lección con una elegante caligrafía, todo sin despegar la vista del pizarrón. A su lado Richie gabarateaba en su cuaderno, algunos rostros deformes por aquí y demás trazos sin sentido que ocupaban gran parte de la hoja; su cabeza estaba siendo sostenida por su mano izquierda, lo que nadie sabía era que un pequeño auricular se asomaba por la manga de su chaqueta, cosa que le permitía escuchar música disimuladamente.
Al notar esto el asmático le dio un golpe en el hombro.

Clases de ski [REDDIE Y STENBROUGH] (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora