Clases de ski [REDDIE Y STENBROUGH] (EN EDICIÓN)

Capítulo IV

Kaspbrak no lograba enfocar sus pensamientos en otra cosa que no fuera la repentina separación de Richie, más precisamente lo que había pasado el día anterior debido a que fue en ese momento donde cambió todo. El de lentes se mantuvo el resto del día alejado, de él más que nadie.
"Estará enfadado?" "Dije algo que lo molestó?" pensaba. Para el pequeño ese abrazo había sido mágico, el momento más jodidamente perfecto en todo ese maldito viaje. Ahora no podía evitar el sentirse estúpido por pensar que algo ente ellos podría cambiar, por pensar que tendría las agallas suficientes como para confesarse... De verdad era débil, lo había confirmado.
Vio cómo la razón de sus preocupaciones entraba al restaurante a paso rápido, sin despegar la vista del suelo ni cambiar su serio semblante, llegó hasta una de las barras y tomó una manzana. Eddie seguía todos sus movimientos, en ese momento el jóven Tozier era lo único que le importaba y nada lograba hacer que le quite la vista de encima, "Por favor mírame, demuestrame que te importo" hablaba para sí mismo como si el otro pudiera escucharlo también, pero no lo hizo. Dejó la inmensa habitación tan rápido como había llegado y la vista del asmático permaneció fija en la puerta, "Vuelve".

--E-Eddie?-- el nombrado dio un pequeño salto de sorpresa, su atención regresó al tartaja que lo observaba con preocupación.

--Déjalo, es un imbécil-- habló Stan molesto sin siquiera levantar su vista del té que estaba tomando-- Parece un niño de tres años--

--Por qué está así?-- preguntó por décima vez el pequeño, pero el judío lo ignoró como las veces anteriores.

Eddie sabía que él sabía algo, después de todo estaban hablando cuando el de cabello azabache sufrió el ataque de ira. Sin embargo el pelirrojo se esforzaba por ocultarle información y eso lo enfadaba, quería ayudarlo y no podría hacerlo si no conocía la raíz del asunto.

--Si de mí dependiera te lo diría, pero es un tema suyo y él decide--

--Pero...--

--Diablos, Eddie, no quiere que te enteres. Ok?!-- movió su diestra para quitar los rizos de su frente con irritación.

--Así que... El problema es... Conmigo?--

--No, maldita sea, sólo... Deja de preguntar-- sin más que agregar se puso de pié y abandonó el lugar.

Kaspbrak bajó la mirada al sentir las lágrimas acumularse en sus ojos, quería llorar, gritar, preferentemente arrojarse por el balcón.
"Soy el problema" su mente se lo repetía una y otra vez, sentía como la fuerza le era drenada del cuerpo hasta el punto de temblar.
Elevó su mirada al sentir la mano de Bill sobre su hombro, le sorprendió el hecho de que no haya echado a correr detrás de su novio. La sonrisa que mostraba logró transmitirle algo de tranquilidad.

--H-Hoy vamos a e-eskquiar y v-vamos a d-divertirnos, si?-- Eddie asintió al fin y ambos caminaron fuera del lugar.

…

Si pudiera describir el viaje en una palabra claramente sería "incómodo", los muchachos se mantuvieron en silencio, sólo se oía el ruido del motor del Jeap. Bill conducía, su vista fija en el camino mientras que le daba pequeños golpecitos al volante con la esperanza de relajar el ambiente; Stan se dedicaba a sostener la mano de su novio cuando ésta no estaba ocupada con la palanca de cambios, también le dedicaba ciertas miradas de reproche al de lentes a través del espejo retrovisor; hablando de Toizer, él sólo se dedicaba a admirar el inmenso paisaje que se presentaba del otro lado de su ventana, dibujaba algunos garabatos en el vidrio empañado con su cabeza recostada en la puerta del vehículo. Cada tanto el rostro del pequeño castaño se veía reflejado en la ventana y Richie detenía su actividad para ver como su platónico quedaba impresionado ante las imponentes montañas.
Una vez que llegaron a la recepción los mayores se dirigieron a pagar la estadía de tres días en las pistas. Eddie seguía cabizbajo, observando cómo sus pies se hundían en aquel helado manto blanco, sintió unas manos sobre sus hombros y al levantar la mirada se cruzó con la de Stan.