Capítulo IX

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Le dolía la cabeza pero no podia recordar por qué, todo estaba oscuro y, por más que intento abrirlos, sus ojos no le respondían. Se desesperó, lo único que oía era su propia respiración desenfrenada, sabía que un ataque de asma se aproximaba...
Cuando al fin logró abrirlos vio dónde se encontraba. Estaba en la pista, descendiendo a gran velocidad, no podía ver nada más allá de su propia nariz, bajaba la pendiente en completa oscuridad. De pronto sintió cómo el suelo desaparecía y la garganta se le cerraba a medida que caía en una negrura infinita, un pozo sin fondo, un abismo proveniente únicamente del mismísimo infierno. Quería gritar, pero todo intento de hacerlo se veía fallido, no podía oír nada, sólo un intenso pitido que le taladraba los tímpanos. No lograba moverse, comenzó a sentir un hormigueo a lo largo de todo su cuerpo ante la impotencia que sentía, necesitaba moverse pero en ese momento simplemente ya no poseía el control.
Retiró las sábanas que lo cubrían por completo, al hacerlo el aire golpeó su rostro como lo haría un camión en movimiento, inspiró tanto oxígeno como sus pulmones se lo permitieron pero eso causó, a su vez, que un ataque de tos apareciera.
En la otra cama Tozier quitó su vista de la pantalla de su teléfono y lo observó con... Molestia?

--Podrías hacer silencio, por favor?-- le espetó antes de que su mirada regrese al aparato que tenía entre sus manos

Kaspbrak le sostuvo la mirada sorprendido, en verdad esperaba algo más de parte del azabache: que corriera hacia él, o que le dirija la mirada con algo de preocupación, o un "Estás bien?" al menos. Pero nada, el mayor continuaba sumergido en la pantalla, sonriendo landinamente. Eddie llevó ambas manos a su boca y la cubrió, poco a poco la toz fue disminuyendo hasta desaparecer

--Ya era hora, maldita sea! Estaba por echarte de la habitación--

El menor estaba desconcertado, a caso había echo algo malo? Richie parecía molestarse con su simple presencia pero no lograba recordar lo que había pasado antes de que despertara. A todo esto también se preguntaba de qué podría tratarse aquello tan interesante que veía en su teléfono.
El joven Tozier notó ésto último y le sonrió antes de responder

--Soy un hombre con suerte, Kaspbrak-- al verlo encarar una ceja rodó sus ojos y continuó su explicación-- Una chica comenzó a hablarme por Instagram--

Prosiguió luego a describirla brevemente, sin embargo Eddie ya no lo escuchaba. En el fondo sabía que esto pasaría pero no por eso dolía menos, ya era tarde.
Se sentía estúpido, Bill le había advertido que debía apresurarse, aún así decidió guardarse sus sentimientos y abusar del poco tiempo con el que contaba.

--Por qué esa cara, Eds? No estás feliz por mí?--

--C-Claro que sí...-- respondió el pequeño con un hilo de voz

--Pues no pareces muy convencido-- sus miradas se conectaron pero el castaño tardó poco en apartar la suya

--Pasamos tantas cosas juntos... Yo creí que... Tal vez...--

--Te quería?- Kaspbrak asintió, lo siguiente que oyó fue la risa de Tozier-- Hablas en serio? Oh, cielos... De verdad creíste que estaba enamorado de ti?--

Eddie apretaba las sábanas con fuerza, para evitar ceder ante el llanto aprisionó su labio inferior entre sus dientes. Quería levantarse, salir de esa habitación y correr, no importaba a dónde, sólo sentía que debía escapar de aquellas burlas que recibía de su amor platónico, aquel chico que robó su corazón a tan temprana edad.
Pero permaneció ahí, sus manos parecieron tomar vida propia y se dirigieron a cubrir su rostro. Estaba tan avergonzado de sí mismo, se sentía ingenuo, un niño engañado

--Al pasar tanto tiempo conmigo creí que sabrías la diferencia entre una broma y la realidad. Maldición, Edds, a veces de verdad me sorprendes-- Tozier debió hacer una pausa para controlar su risa-- Cómo podría enamorarme de ti? No tienes nada que ofrecer, eres sólo el mismo Eddie miedoso que siempre fuiste--

Clases de ski [REDDIE Y STENBROUGH] (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora