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El chico al fin detiene el auto, no se cuánto habíamos tardado, pero, mis ojos ardían y estaba bastante cansada.
Éste baja del auto y me abre la puerta, bajo y cierra la puerta detrás de mí, después caminamos hasta el edificio. Me abre la puerta, subimos por el ascensor, nadie decía nada, yo no tenia ánimos de hablar y el chico parecía notarlo. El ascensor se detiene en el cuarto piso, las puertas se abren y yo sólo sigo al chico.
Éste camina por el pasillo hasta que nos detenemos frente a la puerta 4G, saca las llave y abre la puerta.
— Por favor pasa — Dice haciéndose a un lado dejando me pasar.
Caminamos por un pasillo, este deja las llaves sobre el mueble, el lugar era bonito, no era grande, era justo a la medida.
— Hum, bueno ... — Éste se pasa una mano por el cabello nervioso — ... ¿Quieres dormir? — Asiento — Hum, está bien, ven conmigo — Éste vuelve hasta la puerta principal, pero antes de llegar abre otra puerta cerca de está, camino hasta él — Éste es mi cuarto, tu puedes dormir aquí — Entra al cuarto y lo sigo, había una cama individual, un armario, e un escritorio con muchas hojas y estantes.
— Puedo dormir en la sala — Digo, el no me conocía, ¿por que me dejaría dormir en su cama?
— No, esta bien, casi te atropello, es una recompensa — Sonríe nervioso — Aquí tienes una pijama, lo siento si está algo grande, pero solo tengo de hombre — Se ríe nervioso y aunque no quiera éste me provoca una pequeña risa.
Saca una pijama de su armario y me la pasa.
— El baño esta al Final del pasillo, y la cocina está aun lado, bueno ... Te dejó — Éste camina hasta la puerta y yo voy hasta la cama — Por cierto — Me doy la vuelta, la puerta esta entre abierta — Soy Eddie — Sonríe.
— Olivia — Digo algo bajo, éste solo sale, camino hasta la puerta y le pongo el pestillo, no me podía confiar, no por que supiera su nombre significaba que ya lo conocía.
Me saco las zapatillas, y toda la ropa quedando en interior, me pongo la pijama del chico, acomodo mi ropa y entró en la cama, me arropó y estoy cansada, pero no podía dormir.
Extrañaba a Madie, a Jimmy y al maldito de Kain, aun lo quería y me dolía, pero estaba claro que el no a mí, mientras yo estaba extrañando lo, ojalá no lo extrañara, no lo necesitará, no lo quisiera, pero si, quería que Kain estuviera aquí, abrazando me, dándome calor ...
> ¡Que dices! Te engaño Olivia, te engaño < Grita mi subconsciente
Gracias por recordarmelo.
Cierro los ojos con fuerza para no llorar, ya no quería llorar solo quería dormir y olvidar, pero eso no era tan fácil.
. . .
Despierto y esperó encontrarme en mi cama, en mi habitación, en mi casa, junto a Kain. Pero no había sido un sueño, Kain me había engañado, y yo había dormido en casa de un extraño, y ese extraño se llamaba Eddie.
Salgo de la cama y mi estómago ruge, ayer ya no había cenado, moría de hambre. Salgo de la habitación y camino por el pasillo, puedo oír el ruido de la regadera, entro a la cocina y olía delicioso. Había emparedados de queso y café, empiezo a servirme.
Me siento en la pequeña mesa y empiezo aspirar la comida.
— Buenos días — Levanto la vista y ahí estaba el chico Eddie, con su pijama y el cabello mojado.
— Oh ,yo lo siento — Digo casi escupiendo el café — Es que tenia hambre, y no vi a nadie — Me disculpó.
—Tranquila, también había hecho para ti — Éste se sirve los últimos dos sándwich de queso, y una taza de café después se sienta frente a mí, me mira fijamente mientras come, me muevo en mi silla incomoda — Entonces, puedo saber ¿que te sucedió? Por que ayer prácticamente querías que te atropellara y eso no es normal.
Siento un nudo en la garganta, no tenía ganas de hablar sobre el estúpido Kain y aquella chica, y menos con este chico que seguía siendo un desconocido.
Pero una parte de mí necesitaba desahogarse o si no volvería a llorar y ya no quería, no quería volver a soltar una sola lágrima por el. Suspiro grande para no llorar, realmente necesitaba hablar con alguien y no tenia a Madie,
+Nota mental llamar a Madie, lo antes posible.
Ni a mi gato Jimmy, así que creo que sólo me quedaba este chico extraño pelirrojo Eddie, que suerte la mía.