Sobre enamorarse

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Enamorarse, un acto perverso, donde todo rostro se desvanece.

Acogerse en las manos de una mujer, y no sobre el abismo, implica dirigirse hacia una felicidad tenue. Los hombres de gran espíritu se ven entorpecidos, y los que apenas sabían de sí, desaparecen.

Seducir, el primer paso hacia nuestra desfiguración. Verse seducido por una tenue alegría, el abandono de la grandeza.

Sobre este desdén se deja pasar a chicas disfrazadas de mujeres. La seductora, un personaje que puede elevar nuestra creatividad mediante la in-felicidad.

Una mujer sólo debe ser vista como seductora, ya que allí recide nuestra fatalidad. En cualquier otro caso se convertirá en un auriga, haciendo de nosotros los caballos.

La soledad y el amor, son los espectros en el que cada hombre puede hacerse grande, no porque se halla entre la paz y la felicidad, sino porque en ellas sub-existe la fatalidad y el sufrimiento.

...

Las mujeres nunca han sido nuestra obsesión, sino el sufrimiento que recide en su contemplación. Es decir, nuestra elevación hacia la imaginación subversiva, ya que sólo en el sufrimiento se puede volver a imaginar.

Desear, un acto desgarrador. La dispersión de lo que estamos siendo.

Creer que el deseo se dirige sobre una mujer es un error, este en tanto desgarramiento es la creación de un nuevo escenario, en el que la mujer sólo es el fondo tenue a lo largo de nuestro acto, de nuestra vida.

Sobre el enamorarseWhere stories live. Discover now