✝Parte 8✝

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— 700 años atrás—

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700 años atrás

— mi reina.– llamó una anciana de baja estatura debido a su espalda encorvada. Observaba los ojos miel perdidos en quien sabe dónde de la jóven monarca. — ¿qué pensamientos hay en esa cabecita?

Serena sonríe de una forma nostálgica y coloca su flequillo castaño detrás de su oreja

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Serena sonríe de una forma nostálgica y coloca su flequillo castaño detrás de su oreja.— pienso en mi rey, quien se fue a la guerra para luchar por nosotros.

— el rey regresará sano y salvo con usted.

— lo sé, Caterina.– ella acarició una pluma negra que yacía en su regazo.—  Y yo estaré aquí para resivirlo en mis brazos.

[...]

— ¡bruja, bruja!

— ¡Nos engañaron, son demonios!

Antorchas y aldeanos enfurecidos estaban alrededor del castillo, mientras lanzaban piedras y tomates putrefactos a Serena, quien fue sacada del castillo por los mismos guardias al estar de lado de la iglesia y del pueblo.

La amarraron de pies y manos a un tronco en vertical, iban a quemarla en la hoguera, el castigo impuesto para las brujas.

— ¡Es su reina, es buena!.– gritó con desesperación Caterina, siendo silenciada de inmediato por un puñetazo en su cara. Serena quiso defenderla, pedirles que no le hicieran daño, pero las cuerdas en su boca le impidieron hacerlo y al mismo tiempo defenderse.

Lloraba de impotencia, se sentía inútil al ver como su amiga era pisada y golpeada por los aldeanos, quienes también le incriminaban ser una secuas del infierno.

— ¡son fraudes, están malditos, ella y su falso rey, son lacayos de lucifer!.– gritó un sacerdote y todos exclamaron en afirmación seguido de su furiosa turba.

Mientras el fuego quemaba sus pies y manos, Serena recordó el último momento al lado de su amado Levi.

"Volveré, no te preocupes" él la tomó en sus brazos y besó su frente. "Tienes que esperar por mi", le entregó una pequeña parte de sus enormes alas negras.

" Siempre estaré a tu lado" prometió besando los labios de su rey.

Sus gritos fueron desgarradores, silenciados por las mordazas que hacían sangrar su boca al querer abrirla, el fuego se extendió por todo su cuerpo y después de haberse cansado de gritar con un desgarrador dolor, su vida se acabó.

[...]

Eren abre los ojos de golpe, sudando y agitado por esa terrible pesadilla, y a la z muy extraña. Voltea hacia los lados dándose cuenta de que está en su amada cabaña.

Comienza a recordar lo último que vió, el fuego, el ataque, a su vampiro y a ese hombre con aspecto de angel pero de aura obscura.

Alarmado toca su vientre, el terror viniendo a él cuando no está esa pronunciada curva donde sus bebés tenían que estar.

Quiso levantarse, pero un terrible dolor en su espalda y vientre le hicieron detener cualquier movimiento.

— ¿cómo sigue?..– escucha la voz de Mikasa y se alegra al saber que está con vida.

— no lo s..

En cuanto Petra y Mikasa cruzan la puerta, el shock puede reflejarse en sus pálidos rostros.

Eren tiene un nudo en su garganta, sus manos no paran de abrazar su vientre con dolor.— y-y mis bebés, ¡¿Dónde están mis bebés?!.

Las chicas se exaltan y Mikasa sale deprisa de allí mientras Petra se pone en cuclillas a su lado.— ¿Cómo te sientes?.– pregunta un poco nerviosa.

Eren comienza a hiperventilar en desesperación.— ¿Dónde están?.. ellos.– no pudo hacer esa pregunta, pues su estómago se retorcía al igual que su corazón, se negaba a creer que le habían arrebatado a sus bebés.

Petra sonrió de una forma tranquilizadora.— los conocerás, los dos son muy bonitos.

¿Los dos?. Eren sonrió enormemente y las lágrimas de felicidad bajaron por sus mejillas.— son niños, están a salvo.– frotó sus ojos y sollozó con alivio.

Entonces Mikasa entró cargando dos pequeños bultitos abrigados cada uno en una manta color hueso.

Al llegar al pie de la cama, el castaño extendió los brazos, exigiendo cargar a sus pequeños. En cuanto la pelinegra los acomodó sobre su pecho, más lágrimas cayeron.

— son tan hermosos, mis bebés.– besó la cabecita de cada uno, donde leves mechones de cabello negro yacían apenas. Su piel era canela con algunas pequeñas partes rosaditas, sobre todo en las mejillas.— son cálidos.

— suponemos que son también como tú, tienen una parte humana.– comenta Mikasa, acariciando la cabecita de cada bebé.— pasaron muchas cosas, Eren... Dormiste por 12 días.

El doncel no dice nada, sus ojos sólo pueden enfocarse en esas personitas que están con él.

— ¿Quieres que le digamos al rey que ya despertaste?.– pregunta Petra, aunque la duda se puede reflejar en su cara, porque ella estuvo en todo lo ocurrido con la matanza, y porque desafortunadamente también fue partícipe.

Eren mantuvo una expresión neutral, lo cual no les dió una agradable sensación a las dos. El chico besó la frente de sus bebés y estos abrieron los ojos al sentir el afecto de su madre, mientras uno tenía los ojos verdes, otro los tenía de un miel brillante. Esos ojos inocentes y pequeños le recordaron a los muchos que ya no existían. — no por el momento. No quiero verlo.






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