prólogo

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Aquella mañana de septiembre desperté en una cama ajena, como de costumbre estos ultimos meses. Mi vida se basaba en salir por la noche e irme a casa de alguna tia con la que pasar la noche.

Qué más daba mi vida a este punto, mi madre no sé donde está y mi padre falleció hace un año por culpa de un cáncer, no me quedaba nadie ni nada.

Tenía ganas de volver a mi pequeño apartamento lo suficientemente grande para mí. Me levanté de la cama y me vestí con tranquilidad, no tenía ni idea de donde estaba ¿Laura? ¿Silvia? No sé, la chica con la que había estado esa noche, no había rastro de ella en la habitación.

Me asomé por la puerta del cuarto y vi los destellos de luz que emitía la televisión, cuando pude localizar a la chica estaba en el sillón sentada mirando fijamente al aparato que emitía unas noticias.

La chavala estaba al borde del colapso temblando, al girarse le miré a la cara y estaba blanca y sacando espuma por la boca, sonrió cinicamente y la vi levantarse hacia mí de una forma repentina, me acerqué a la cocina que estaba conectada con el salón donde nos encontramos y cogí una sartén, dandole con esta en toda la cabeza, tirandola al suelo, tras eso salí corriendo de allí lo más rápido que pude.

–¿Qué cojones?–susurré al salir del portal y analizar la situación que había vivido hace unos segundos.

Al mirar la calle todo estaba vacío, las tiendas estaban vacías, no había ningún coche en la carretera, ni si quiera gente asomada en los balcones, nada.

Estamos en Madrid, nueve de la mañana, los niños suelen ir al colegio, la gente a trabajar, etc... ¿Por qué mierda no había nadie? No podía dejar de repetirlo.

Anduve hasta mi apartamento, un poco más alejado del centro, iba centrada en cualquier movimiento que pudiera haber en las calles, pero no vi absulutamente nada.

Subí a mi piso y nada más llegar encendí la televisión a la misma vez que miraba las tendencias en twitter en mi móvil.

"Esto no es un simulacro ni una broma, realmente está pasando, la gente está contrayendo un virus que te vuelve, básicamente, un zombie."

Escuchaba al reportero de la cadena seleccionada, se lo veía asustado mientras miraba a la camara, dando a conocer la noticia.

Pasaba las canales y todos hablaban de lo mismo, la gente en Twitter hacia memes y gracias, pero realmente era una situación surrealista y mala.

Llamé a Marta a ver que tal estaba, era la única con la que aún tenía contacto de mis amigos.

–Marta, ¿estás bien? ¿dónde estás?

Natalia,–lloraba.– mis padres están raros, no se lo que les pasa.

¿¡Dónde estás, Marta!?

En mi casa, estoy encerrada en mi cuarto, no sé que hacer.–los golpes en la puerta se escuchaban como si fueran en mi propia casa, Marta lloraba sin cesar preguntandome que hacer.

–Voy, intenta aguantar, porfavor.

¡No Natalia, ¿vas a matar a tus padres?

Marta, tus padres ahora son putos muertos vivientes, ¿que te crees que van a darte la cena cuando abras la puerta?–decía mientras salía por la puerta de mi casa con el palo de golf que pertenecía a mi difunto padre.

Quédate hablando conmigo hasta que llegues porfavor.

–Voy a coger un coche, llego en cinco minutos, no te preocupes tú solo no abras la puerta.

endgame [albalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora