los delirios de haechan ft renjun

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Después de mucho desmadre, el navajero estaba bajo presión.
Era el último mes de instituto y faltaba poco para las tan deseadas vacaciones. Además, con los pinches exámenes finales y su empleo de vender kebabs por la tarde, era un coñazo.

Entrando en clase con unas ojeras muy notorias, una cara que parecía que lo hubiera atropellado un camión y un humor más mierda de lo habitual.

Y Haechan estaba igual que siempre, con su retraso empeorando cada día.

El chino se sentó en su sitio de siempre y empezó a maquillarse para verse mejor, —que en realidad solo se empeoraba— y quitarse la cara zombi de estaba en su rostro.

De mientras el profesor se había dormido en medio de clases y los porretas aprovecharon para dibujarle penes deformes en su cara.

No había nada interesante, la misma mierda de siempre.

Yangyang estaba en su mesa muy callado, algo que llamó la atención del pequeño Haechan. De repente sacó una bolsita con polvo blanco de su bolsillo y lo dejó encima de la mesa para él irse a mear en el baño.

—¡Hostia, polvo pica pica! —Exclamó poniendo el polvo y en su mano para después chuparlo.

Jaemin estaba mirando aquella escena y riéndose como desgraciado.

Haechan sintió un escalofrío y tembló, se sentía muy arriba. Una sensación que jamás sintió lo estaba inundando.

—Coño... ¿Y mi cocaína?

—No mames wey —murmuró Renjun señalando a su amigo que estaba teniendo espasmos en su sitio— se la metido él entera.

El muchacho se arrancó los cabellos por la frustración, el dinero de dos meses que sus padres le habían dado para comprarse el bocata se había ido a la mierda.

Sacrificar su querido jamón con queso fue en vano.

El navajero al verlo llorar le dio pena y su corazón más oscuro que la concha de la puta de la esquina se conmovió un poco.

Sacó un poco de yeso molido que tenía para gastar una broma a los porretas de su chaqueta y le dio un poco a Yangyang. Tratos de chino a chino, con sus compatriotas era menos malvado.

—Este es de más calidad —pero antes de recibirlo, quitó su mano— pero sólo si me das dos kebabs.

Desde una esquina estaba Lucas y los demás chicos observando la escena. Se miraron entre sí y sonrieron cómplices, tenían algo entre manos y no era muy agradable.

Con paso lento se acercaron hasta el chino y le propusieron jugar a "verdad o reto". Renjun aceptó mientras se ponía a canturrear alegre.

Era el turno de Renjun y los chicos la miraron con una mirada pícara.

—Te reto a que te snifes el yeso que le diste al brother.

Sin duda ellos lo decían en broma y creían que él no era capaz de hacer tal locura.

Pero se quedaron de piedra al ver que le quitó la bolsa al otro chino y se metió el polvo en la nariz con poca dificultad.

De inmediato empezó a estornudar, aquello fue una muy mala idea, tan mala que se había quedado el resto del día con una irritación nasal y con una sensación de mareo por el efecto del yeso.

Una lección nueva fue enseñada: no meterse lo que sea en la nariz.

...

—yu kan kalmi mustard —cantaba con una pésima pronunciación del inglés y coreano, parecía que estaba muy invocando a satanás— am kripin in yur jart beibeh nananana.

Estaba encima de una mesa bailando como babuino estreñido. Poco más y rompía la madera en la que estaba subida.

De repente entró un profesor de matemáticas y se quedó pasmado a verlo ahí subido haciendo el ridículo.

—¡Tienes un parte! Y además... ¡Baja de ahí!

El chino se volteó y lo miró desafiante, hizo un gesto ofendido y contraatacó sudándole de que se trataba de un profesor.

—¡Chúpamela cabrón! ¡eiexou tus patrones carnal!

Eso lo empeoró todo así provocando una expulsión definitiva al navajero. Ya que con ese parte y una pelea épica que había habido...

El chino estaba ayunando y estaba cabreado porque le habían adelantado una semana para volver por fin a su amado país.

Un niño de primer año, quería divertirse y no tenía nada que hacer así que decidió molestar al navajero.

De mientras Haechan estaba persiguiendo a Mark e intentando darle celos con un niño nuevo.

El wey se le acercó con una manzana en su boca, Renjun lo empujó molesto. Nadie podía distraerlo cuando escuchaba música cabreado, era peor que el mismísimo demonio.

Como muy hijo de puta que era, le lanzó espaguetis en su cara intentando romper su ayuno a la fuerza.

Renjun, por los traumas que había tenido, y su salud mental estaba mal, tenía problemas de ira.

Sin pensarlo mucho, le lanzó una lata llena en la cabeza dejándolo inconsciente.

Si no lo hubieran detenido los profesores, hubiera acabado con ese niño ahí mismo.

Pero se hizo el loco y lo calmaron con una película de aliens.

crónicas de haechan »nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora