Cap 4

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Intensidad

Su respiración se aceleraba, y sus manos se entrelazaron.

Su cabello negro estaba en todas partes y no lo había notado antes pero ni siquiera ella traía puesto la pieza de ropa interior del vestido  azul, la prenda no tenía aquello porque era muy pobre para estar entero.

Los labios rojos de Kagome se entreabrieron

- Mi señor

- No hables

Ordenó Sesshomaru, sádico había mordido una parte cerca de su muslo derecho, le encantaba que se quedara rojo. Estaba jugando con la doncella que rescató y no estaba mal. Le parecía exquisita y no entendía muy bien porqué le apetecía tanto. Parecía magia.

Se acercó lentamente y puso su miembro con cuidado. Luego para acallar sus quejidos leves la besó mientras la penetraba.

Qué gusto y placer sentía en aquellas extrechas y calientes paredes. Sentía un furor y una sensación de satisfacción, pero no podía detenerse. Los quejidos le excitaban aun más y se moría a estallar.

Parecía mentira que estaba haciendolo con una plebeya, no lo acostumbraba. Ya no debía hacerlo pues estaba comprometido pero en sus andanzas siempre sus caballeros lo protegían. Esta vez seria otra opción, iba llevar a esta joven como protegida, así tomando el ejemplo del duque Arachñia y la señorita del templo.  Quizá lo que ese duque pensaba era perversión y otra cosa más.

Pero Sesshomaru, príncipe mayor. Él no era sumamente pervertido aunque sí tenía algo de sadismo en sus venas.

- Agh... me lastima

- Perdóname --respondió él tomando un mechón de su cabello negro y estirandolo más fuerte.
Un quejido lo hizo endurecer más hasta un punto máximo donde se veía venir entre los brazos de aquella doncella joven.

Kagome se llama.

¿Y cómo Kagome llegó hasta sus garras?

Aquella mañana, claro que ninguno de ellos príncipes o duques lo sabría. Pero ella era una joven y la menor de todas las princesas del reino Atlántida, el rey había procurado de dejarla viajar más en las lejanías ya que Kagome había cumplido los 15 años.

Pero ella rescató a unos humanos el mismo día de su cumpleaños.

Nadie se enteró de aquello y el abuelo, hablo con su nieta sobre los humanos y elfos. Kagome entonces se adentro en lo profundo de las cavernas submarinas, donde la lava y el agua se emergen y pelean por supremacía.

Allí en la caverna de la antigua bruja del océano, Hadessa, una hermosa sirena colosal, de cabellos azules con ojos dorados. Su cola se asemejaba al de un tiburón blanco.

- ¿Mi niña? Acaso estás loca para descender hasta donde estoy.

- No, he venido a pedirte ayuda

- No soy una doctora ni curandera si eso piensas más bien quiero que entiendas, algo me pides y algo me das a cambio.

Pensó Kagome con detenimiento, y respondió

- ¿Qué deseas a cambio?

- Tu nunca lo sabrás hasta que sea el momento, firmaras este contrato, y depende de lo que desees se cumplirán condiciones.

- Quiero ser humana. --dijo Kagome.

- Los humanos viven tan poco, ser sirena es mejor. --respondió Hadessa obsevando a la princesa.

- Quiero ser humana, me he enamorado de alguien así quiero verlo pronto

- ¿Y cuando lo veas, volverás? --preguntó Hadessa sonriendo.

- No lo sé --dijo Kagome. La sonrisa se borró.

- Ay..  Ya lo veo. Entonces bien, Kagome, firma el contrato y escucha bien a todo lo que te diré. Serás humana pero debes casarte con el hombre que amas y sólo así serás humana para siempre, pero si él no te ama y se casa con otra, no podrás volver al mar, y al tocar al agua, en espuma te convertirás. Nunca volverás a ser sirena por toda la eternidad y morirás. ¿Lo entiendes?

Kagome, quien había firmado, movió la cabeza diciendo que sí.

- Muy bien --continuó Hadessa, tomando arena del fondo marino, la colocó entre algas y se la dio a Kagome-- Ahora, ve a la orilla de donde sienta tu corazón y ahí, ponte la arena sobre la cola y obtendrás piernas. Serás humana. Pero para tener energía para caminar tendrás que obtenerla de los hombres, tus piernas te dirán como y será sencillo para ti, por tu belleza --Le sonrió Hadessa con un halo de perversión-- Si no lo haces, te sentirás débil, sentirás como si tus piernas fueran atravesadas por miles de cuchillos y tu mente dará vueltas hasta que finalmente, te quedaras sin voz, cuando suceda eso, sera cuestión de tiempo que caigas muerta. No dejes de buscar energía para vivir hasta que te cases con ese príncipe. De lo contrario morirás de todas formas siendo espuma de mar. Anda mi niña y sé una débil humana

- No seré débil, lo deseo...

- ¿Qué deseas? --preguntó la bruja colosal y Kagome le dio la espalda alejándose

- Deseo vivir... con él --respondió Kagome decidida... y en una de las playas, salio sintiendo su instinto. Se puso las algas y su cola la estiró al mar, aterrada sintió un dolor en el estómago y luego se desmayó.

Al medio día había despertado vestida, gracias a Hadessa, y con unas piernas humanas pero había un problema. Le dolían demasiado, camino hasta el pueblo y deseaba beber agua. Hasta que finalmente cayó en la fuente donde la vio el príncipe Sesshomaru, el mayor.

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