Heridas

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Sabes ese momento en el que le rompes el corazón a alguien?
Cuando esa persona se te declara, te dice que le gustas cruzando la fina línea de la amistad al amor, y tú te das cuenta de que no sientes lo mismo.
Entonces viene lo más difícil, que es explicárselo. Así que intentas sacar toda la fuerza necesaria de debajo las piedras y haciendo un discurso innecesario para que no se sienta tan mal, le dices que no. Que te sabe muy mal pero que no sientes lo mismo, no exactamente.
Y ahí es cuando el mundo se derrumba. Cuando te dice que no pasa nada, que está todo bien, que no te preocupes; pero en el fondo sabes que se está muriendo por dentro, que es culpa tuya y que ya no puedes hacer nada para arreglarlo, solo queda esperar que el tiempo lo cure todo, como de costumbre.
Al cabo de un tiempo todo va volviendo a la normalidad poco a poco. A ti se te quedará grabada su cara cuando se lo dijiste, te acordarás siempre de cuando una amiga de los dos te comentó en secreto que le había dicho que la noche después de hablar contigo solo había dormido 3 horas porque había estado llorando, que desde entonces no dormía del todo bien, y siempre sabrás que le rompiste el corazón a una de las personas más importantes de tu vida.
Pero bueno, todo ese tema acaba hasta que te pasa otra vez con una persona diferente.
Entonces si que no puedes más.
Cuando te lo dice, esta vez de una forma diferente, ya no te lo dice cara a cara sino que te da un papel donde explica todo lo que siente, tú lo lees en casa y ahí explotas.
Empiezas a llorar sentada en el sofá leyendo la carta una y otra vez, preguntándole al mundo que has hecho tú para merecerte esto, para tener que romperle el corazón a alguien otra vez.
Intentas calmarte y hablas con tus amigos, con alguno de ellos, que te escucha y intenta que dejes de llorar, te intenta secar las lágrimas pese a no estar ahí contigo; pero es imposible.
Solo al cabo de un rato de llorar, de desahogarte, de odiarte a ti misma e insultarte a más no poder, consigues parar poco a poco. Vuelves a leer la carta como si te la quisieras aprender de memoria, y empiezas a pensar una respuesta.
Al día siguiente se lo dices, sintiendote una mala amiga, una de las peores, pero lo vuelves a hacer. Ella acepta la respuesta con tranquilidad y te vuelve a repetir que todo está bien, aunque tú por dentro te sientas fatal.
Y así van pasando los días. Cada vez te sientes más rota, más muerta por dentro, y lloras con más frecuencia. Poco a poco la muralla que había alrededor de ti se va rompiendo, y aguantas menos golpes, ya estas demasiado herida. Te sientes una mierda de persona y solo quieres que esto se acabe de una vez, quieres no tener que volverle a hacer daño a alguien, y si puede ser, quieres poder dejar de respirar de una vez por todas.

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