Distancia

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Esos kilómetros que te separan de la casa de tu mejor amiga, esos metros que hay desde tu habitación a la cocina o simplemente esos centímetros que tienes hasta coger el cargador del móvil que está al otro lado de la cama. Eso es la distancia no?
Pero aunque la distancia parezca algo simple, sin importancia, algo por lo que no vale la pena preocuparse, es mucho más en realidad.
Cuando el mundo se te cae encima y necesitas a alguien, esos pocos kilómetros se hacen miles, porque sientes que esa persona que puede animarte está demasiado lejos, porque necesitas un abrazo pero no puedes tenerlo y porque te sientes sola y pérdida sin nadie a tu lado.
Y eso duele, si.
Pero que hay de la distancia que se crea cuando muere alguien cercano?
Esa es mucho peor, porque es insalvable, porque no hay nada que puedas hacer para cruzarla, porque es imposible volver a ver a esa persona.
Y entonces te rompes.
Te sientes desesperada, vacía, muerta por dentro; todos te dicen que vas a estar bien, que todo lo cura el tiempo... Pero, ¿que hay de esos días o meses en los que echas de menos a esa persona y no consigues superar su pérdida, cuando necesitas tenerla a tu lado para que calme tu dolor, cuando odias la distancia invisible que se ha creado entre vosotros?
Al final consigues superarlo. Gracias a la ayuda de los que tienes a su lado, de tus amigos y familia que se mantiene en pie apoyandote cuando tu te derrrumbas, de esas personas que rompen la distancia para abrazarte y consolarte, o incluso aquellas que no pueden romper la distancia pero que aún siendo por mensaje te hacen sentir como si estuvieran a tu lado.
Porque si, la distancia es una mierda. Pero hay veces que gracias a ella descubres personas increíbles, que sin estar ahí consiguen levantarte el ánimo siempre y nunca te dejan colgada.

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