Practicando BOX

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Me encantaba practicar box. Iba cuatro días a la semana y disfrutaba ya desde que salía de casa. Me hacía sentir bien y ademas se veía una cara decente de vez en cuando. Cierta semana llegó un chico nuevo. Muy hermoso, la verdad. Aunque yo para él no existía. Nos habíamos cruzado un par de veces y me quedaba mirandole por si se volteaba hacia mi, pero sin éxito.

Cuando me subía al bus una tarde camino del box y me dirigía a los asientos traseros, que son los que me gustan, vi al chico nuevo del box sentado, distraido con su cel. A su lado el asiento estaba libre. Me fui directo al asiento pero justo una señora se me adelantó y ocupó el sitio. Me hice la tonta, me tapé la cara la con mi larga melena rubia y me quedé al lado, de pie. Nunca había tenido suerte para estas cosas. 

Entonces un señor que había subido también en mi parada se acercó a la mujer y le dijo que tenían un par de asientos libres atrás. Debía ser el marido. La mujer parecía cómodamente instalada y con pocas ganas de moverse, pero justo el bus paró en un semáforo asi que el hombre la apremió para que se levantara y fueran a sentarse detrás antes que les quitaran el sitio. Aproveché la ocasión que se me brindaba para tomar ese asiento junto al chico del box.

Mi respiración estaba agitada asi que esperé a calmarme un poco y luego saqué fuerzas para hablarle.

- hola.. disculpa, creo que vamos juntos al box.

- en serio, perdona llevo poco tiempo..

- si, lo se, dije como una boba.

- ahh, si, es que no me he quedado con las caras, se excusó. 

- es normal, añadí. Tampoco yo conozco todas.

- Luis, me llamo Luis, y me tendió la mano.

- Lupita, le dije yo.

Durante las siguientes semanas todo fue genial. Casi siempre coincidíamos en el bus, charlábamos de muchas cosas y estaba prendada de su carita y su sonrisa. Al salir del box tomábamos caminos distintos y nos despedíamos hasta otro día. A veces veía como se iba con otros chicos del box e incluso a veces con alguna chica, lo que me hacía morir de envidia. 

Una tarde no pude aguantar más y al terminar en el box le pregunté si le apetecía tomar algo juntos. Quería charlar con el en un lugar que no fuera el bus y rodeados de gente, sino en un bar o una cafetería, sentado frente a el para verle mejor y platicar de otros temas como el amor... Pero el chico me dijo que estaría encantado pero que esa tarde no podía.

Me quedé con las esperanzadoras primeras palabras de esa negativa y casi cada tarde le pedía una oportunidad para hacer eso que él me había dicho que estaría encantado de hacer pero que esa tarde no había podido. Sin embargo, tarde tras tarde recibía una negativa. A veces la excusa era tan tonta como que se lo había dicho muy tarde y ya había quedado y se iba tan contento con otra de las chicas del box.

Ya sé, ya sé seguramente comportaba como una boba pero me parecían excusas razonables. Esperé y esperé hasta que un día me harté y me deprimí. Me pasé un mes llorando como una boba. No fui al box en todo ese tiempo. Después necesité un par de semanas más para recuperarme hasta que decidí volver al box. Recuperé las ropas holgadas con las que siempre había ido y me pasé todo el fin de semana mentalizandome de como debía comportarme el lunes cuando volviera al box. Pero estaba muy nerviosa. No salí de casa en todo el fin de semana. 

Pedí a una amiga que fuera el lunes al box quince minutos antes de la hora a la que el chico y yo siempre íbamos. No quería cruzarme con él, pero sí me necesitaba saber que él seguía yendo porque verle y ser capaz de afrontar la situación era algo que necesitaba.

- Cuando él llegue al box mándame un wap y entonces voy para allá. 10 minutos después habré llegado que estaré de compras cerca. 

- Vale, yo te aviso por wap cuando llegue el chico. 

Cuando mi amiga Cris llegó al box no supo entender por qué me gustaba. Aquí hay unas zorras que están tremendas, se dijo así misma. Mi Lupita no puede competir con ellas. Enseguida se fijó en una morena de pelo rizado que solicitaba la ayuda de distintos chicos para cada ejercicio. Todos las miraban babeando. Iba con una ropita de sport que le marcaba todo, vientre plano y un culo y unos pechos que parecían encandilar a los chicos. Aunque más bien era lo que hacía, las poses exageradas que marcaba. 

Entonces llegó ese chico por el que estaba colado mi Lupita. Me olvidé de la melena negra por un instante y le mandé el wap a mi amiga. El chico era mono, no lo voy a negar, pero como él había muchos. No sé que había visto de especial mi Lupita en él. En cuanto el chico vio a la diosa morena se le fueron los ojos. En ese momento estaba haciendo abdominales en las piernas de un chico. Me parecía que se trataba de un ejercicio muy duro para los dos. El chavo no se hincaba sino que abría las piernas y se agachaba lo suficiente para que la chica se sentase sobre él, quedando uno frente al otro. 

La chica se ponía a subir y bajar y entre los cuerpos de la pareja se establecía como una armonía llena de sensualidad. Parecía que en cualquier instante, cuando la chica subiera, el chico la sujetaría bien, empezaría a besarla y a acariciarle los pechos, se sacaría su verga toda dura y la penetraría salvajemente a la vista de todos. Luego con su miembro ya dentro de ella seguirían repitiendo el ejercicio o directamente ella se voltearía y se pondría a cuatro patas y el la cabalgaría por detrás y así ella podría mirar directamente a los ojos de todos esos chicos que la miraban con deseo e iría decidiendo si algún otro era lo suficientemente bueno para ella y le pediría que la "ayudara" en otro ejercicio.

Aquella fantasía no pasó pero se podía notar como muchas miradas se centraban en ellos y especialmente en la chica. Cuando terminaron la tanda, la chica se puso a hacer otros ejercicios sola, frente a la pared, de espaldas a todos. Me parecía que eran para tonificar los gluteos y para que los chicos babearan aún más. 

El chico de Lupita se acercó a la pantera negra por detrás. Parecía muy seguro de si mismo. Empezó a decirle algo al oído. La chica se detuvo. Habían pasado ya más de 10 minutos. Lupita iba a llegar en cualquier momento. Le vendría bien ver como su nene solo era como los demás. Sería duro para ella pero le vendría bien. Me asomé fuera pero Lupita aún no se veía por la avenida. Mientras el chico seguía comiéndole la oreja a la diosa de rizos. Que se dice en estos casos?? Tendría sus frases de batalla preparadas que repetía una y otra vez a todas sus presas?? 

Mi imaginación volvió a desbocarse. El chico se mostraba tan seguro que paracía como si pudiera agarrarla por la cintura, inclinarla hacia adelante y empezaría a frotar su verga con el cultito de ella que no podría resistirse a sus encantos y también se frotaría con él. Entonces el le daría una orden y ella, sumisa, se bajaría los leggins lo justo para que él pudiera penetrarla una y otra vez y con esa postura tan inclinada de ella su verga dura y larga le llegaria hasta lo más profundo proporcionándole un placer como ella no habría sentido jamás, gemiría como una loca y repetiría una y otra vez, por favor, no pares, sigue, sigue, así, me encanta si, si...

Aquello tampoco paso. La chica por fin se giró. Llevaba visera y con los rizos tapándole la cara no podía ver si era linda además de tener un cuerpo bonito. Lo que sí puede comprobar es que le dijo algo algo al chico que no le gustó. La chica se agachó delante de él, tenía justo al lado su bolsa de sport, lanzó dentro su gorra, la cerró y se dirigió con ella y con paso firme hacia la salida donde yo estaba. Me di la vuelta no sea que ella se diera cuenta que había estado atenta a la escena todo el rato. En ese momento oí la voz de mi amiga Lupita.

- Gracias por todo Cris, ¿nos vamos ya?

No entendía nada, ¿nos íbamos? ¿pero si acababa de llegar? Me volví buscando a Lupita y no la vi. A mi lado estaba la leona de rizos morenos que se ve no podía irse pues estaba yo ocupando la puerta de salida.

- Perdona, te dejo salir, le dije.

Entonces levanté la mirada para ver su rostro y a pesar de tener el pelo teñido de negro y esos rizos artificiales pude reconocer la tierna carita de mi Lupita, que no había visto en todo el fin de semana, y que lucía la inquietante sonrisa de la venganza.

- Por fin el chico estaba disponible para quedar esta tarde conmigo, sabes?, me dijo Lupita, pero ya no tengo ganas de conocerle. De lo que si tengo muchas ganas es de tomarme algo con mi buena amiga Cris, para agradecerle lo mucho que cuida de mi, donde vamos?

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