EL FUEGO DEL CORAZÓN

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–¡Auch!

–Estate quieto Lavi. Te he dicho que no hagas enojar a Kanda.

–Pero no hice nada.

–Seguro-y suspiro Lenalee

Lavi sentado en la orilla de su cama y Lenalee frente a él, le curaba las heridas que le había hecho Kanda en el rostro, resultado de su impertinente y en ocasiones nada coherente comportamiento. Lenalee trataba de ser lo mas cuidadosa posible para que a Lavi no le dolieran demasiado las heridas cuando le curaba pero aquello era imposible.

–Tu hermano se pondrá histérico. Ya es noche.

–Esta de viaje y apague el celular.-dijo Lenalee con una sonrisa traviesa.

–Entonces...¿esta noche estarás conmigo?.

Lenalee puso su dedo índice debajo de su barbilla e hizo ademán de pensarlo por un instante para después mirar a Lavi y sonreír. –Quizás- contesto juguetonamente, mientras se volvía a la mesa de noche que estaba a lado de la cama de Lavi y comenzaba a cerrar los frascos de la medicina que había usado para curarle.

Unos fuertes brazos rodearon su cintura y sintió el calido aliento del pelirrojo pegar en su cuello, erizando toda su piel.

–Entonces, te convenceré.-Dijo Lavi para después mordisquear juguetonamente el oído de Lenalee, mientras sus brazos la atraían mas contra su cuerpo, sintiendo sus delicadas formas con sus manos que no esperaron a tocarle.

El celular de Lavi que estaba sobre esa misma mesa de noche sonó. Lavi le miro con odio deteniendo toda acción y Lenalee tomo el celular.

–No contestes.-Dijo Lavi para comenzar a besar su blanco cuello.

–No identifica el número, debe ser de algún teléfono publico

–Si es importante volverán a llamar.

Y le quito el celular de las manos a Lenalee y colgó.

Allen se había quedado hecho piedra, estaba el solo en el hospital en la sala de espera y no sabía que hacer. Por ser el asistente personal de Kanda tenia el teléfono de su madre, pero no había podido contactar con ella, solo con la sirvienta de la casa de Kanda y eso en definitiva no ayudada demasiado. No tenia el teléfono de Emilia, así que tampoco pudo avisarle y el único en que podía apoyarse era en Lavi pero este no contestaba.

Y ahora no sabia que hacer, no tenia celular y ya no tenía dinero disponible en su bolsillo como para hacer una nueva llamada, podría jurar que había hecho una zanja en la sala de espera de tanto ir de un lado a otro. No podía dejar de pensar que había sido su culpa por haber sido tan descuidado, por su culpa Kanda podría morir, todo por sus descuidos.

Se sentó en el sofá negro de la sala de espera y cubrió sus ojos con sus manos mientras las lagrimas le quemaban las palmas, las mejillas y el corazón.

–¡Kanda!-gimió a causa del dolor que su corazón sentía.

–¡¿Usted es familiar del joven Kanda?- Allen alzo al vista y grande fue su sorpresa al ver a Tikky frente a él. La sangre se le helo de inmediato y el corazón le dejo de latir. Negó con la cabeza de un lado a otro y no sabía que decir.

Ver a ese hombre parado frente a él con la bata característica de un doctor, el cabello ondulado cayendo primorosamente sobre su rostro y con lentes que le conferían un aire intelectual, habían ocasionado todo un choque en él, primero por la razón antes expuesta y segundo por que jamás pensó que le encontraría ahí y de ese modo.

Office BoyWhere stories live. Discover now