Mi realidad

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Capítulo 4 Mi realidad

Salí de la mansión en total silencio. Escuché sus palabras y las asimilé, pero eso no significaba que yo pudiera creerlo aún. A pesar de que puso en mis manos una copia del contrato y que me señaló las cláusulas del mismo, yo seguía perdida.

Caminé por el patio de la mansión, ya era de noche. Sting me dijo que me quedara, pero me negué rotundamente. Lo único que deseaba era estar sola y pensar. Me desplacé en línea recta, pasé cerca del lugar donde antes estaba enterrada mi madre y desee con todo mi corazón que ella estuviera ahí, para poder hablar con ella y pedirle un consejo, pero no estaba ahí, y debía aguantar todo lo que quería decir.

Anduve por horas sola hasta que llegué a la estación de trenes, tomé uno y me dirigí a mi casa. Estaba agotada. Sólo deseaba dormir. Entré a mi casa, dejé las llaves sobre la mesa, y me fui directo a mi cama. No tenía energías ni siquiera para cambiarme de ropa, de todas formas, ya no era algo que me importara mucho. 

Llegué a mi cama y ahí estaban Natsu y Happy de nuevo, dormidos en mi cama. Sinceramente no entendía no un poco el porqué de eso.

-Lucy… regresa…-

-Aye-

Me habían estado esperando, tal vez por horas, y yo había estado caminando sola como si nada importara. Entonces visualicé la posibilidad de dejarlos, de dejar el gremio, a mis amigos, a Happy, a Natsu… La tristeza me invadió. Sólo me limité a llorar en silencio. No quería despertarlos.

-¿Lucy? –  preguntó un adormilado Natsu.

-Hmmp-

-¿Por qué lloras?-  dijo algo más despierto.

-No estoy llorando- le respondí limpiando rápidamente mis lágrimas.

-No mientas. Puedo olerlo-

-No es nada importante, es que… me duele mucho mi estómago y por eso… - lo dije mientras llevaba mis manos a mi vientre.

Natsu se levantó con cuidado, de tal manera que Happy sólo se deslizó sobre la cama y no se despertó. Se acercó a mí y puso sus manos a la altura de mi estómago, sorprendiéndome mucho. Tocó como buscando algo y después se hincó, pasó sus manos a mi espalda y recargó su cabeza en la misma parte de mi vientre, se movió un poco y dejó que su oreja quedara pegada a la parte donde está mi estómago. Después, aun estando hincado y tomándome por la cintura me miró y me dijo –No escucho nada, no creo que sea algo de qué preocuparse-

Su mirada, su ligera sonrisa y la posición en que estábamos me quebraron. Me dejé caer. Ahora ambos estábamos de rodillas. Lo abracé con fuerza, escondí mi rostro en su pecho y comencé a llorar con mayor fuerza.

-Lucy… ¿qué ocurre?, ¿te duele más fuerte?, ¿quieres que llame a alguien?-

-N-o- dije entre llantos-

-¿Entonces?-

-Sólo abrázame-

-Está bien-.

Natsu me abrazó con fuerza, y a pesar de que mis lágrimas no pararon, mi alma se sintió ligeramente reconfortada.

La mañana llegó. Desperté atrapada en los brazos de Natsu. Pienso en ello y me siento mal por él, seguro durmió muy incómodo, todo mojado con mis lágrimas, acostado en el piso y todavía soportando mi peso. Sin embargo, agradezco que pasaran las cosas así, porque dormí cómoda en su pecho. Me relajé y no tuve pesadillas. Eso me alegró mucho. Se veía muy tierno durmiendo.

Traté de separarme de él, ya era bastante tarde y debíamos ir al gremio, pero fue difícil, no me soltaba, y yo no quería despertarlo.

-¡¡¡¡Se gussstannn!!!!- ronroneó Happy.

Mi prometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora