13. LA NAVAJA Y LA MANO DERECHA.

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—¿ESTO ES RECORDAR Y HONRAR LA MEMORIA DE SU HIJA?— le gritó Lincoln a la madre de Marie.

—Solo digo la verdad, tú lo sabes querida— me miró la señora y yo me quedé callada, Lincoln me miró expectante.

—Tu hermano trató horriblemente a mi hija, si estuviera vivo, juro que lo culparía a él— dijo la señora.

—Está hablando de alguien muerto, ¿lo sabe?— dijo Rick por detrás. 

—Se lo merece—  dijo Vee por detrás y se fue.

—¡HEMOS HECHO DE TODO! ¿QUÉ QUIEREN DE MI HERMANO O DE NOSOTROS?— Dijo Lincoln.

—Quiero a mi hija de vuelta— soltó la mujer con "lágrimas" en los ojos.

— Borra esa sonrisa, basta de esa basura falsa que intenta vender, sé sus verdaderas intenciones para con su hija—se le acercó y le susurró al oído lo que hbíamos escuchado días antes cuando estábamos en la casa de Marie— "ella era un peso, era irritante, impertinente, explosiva fastidiosa, gracias a dios se fue la maldita"... eso lo dijo su esposo, ¿no es así?— la señora palideció.

—Los demandaría por entrar a mi casa— dijo ella como último recurso pero no muy convencida.

—No me importaría ir a la cárcel con tal de meterla tras las rejas, además, seguro que se olvidarían de un simple allanamiento de morada por algo mayor, digamos... no sé... padres culpables de la muerte de su hija— dijo con malicia un Lincoln que desconocía.

—Ahora basta, si vuelve a mencionar a mi hermano una vez más... me temo que eso la perjudicaría a usted— le soltó él, la mujer se tensó completa, Vee ya se había ido de ese lugar, y yo también estaba a punto.

—No fui la culpable— dijo en voz baja per amenzante la señora.

—OH, eso no me importa, pero tal vez a la policía sí— la señora se volteó y caminó hacia la puerta de salida, entre nosotros reinaba silencio, no me había dado cuenta pero Ellie y Tobías habían bajado las gradas también.

Lincoln solo se alejó a un bebedero para tomar agua, yo me empezé a marear de nuevo.

Tú sabes quién fue la culpable... May Lee.

—No sé...— susurraba.

Me metí dentro de las gradas, era un dolor insoportable, me sentía vulnerable pero al mismo tiempo sentía que mi propia cabeza me intentaba decir algo que yo ya sabía.

De repente, un grito resonó por todo el gimnasio, salí de debajo de las gradas y Lincoln me miró y yo lo miré de vuelta, Lincoln salió disparado y yo cogiendo mi cuaderno de notas, igual. Nunca estuvimos preparados para lo que venía luego.

Corrimos por los pasillos con gran velocidad y Lincoln tararreaba.

—NO ES MOMENTO— Dije entre respiraciones.

—Estoy nervioso— dijo y volvió a tararear.

Corrimos hasta llegar al baño de chicas.

El cuerpo de Vee sin vida estaba en el suelo, y su cabello ensuciándose con sangre saliendo de su yugular, una última y espantosa sonrisa en su boca, una navaja de bolsillo en su mano derecha y unas botas, sus clásicas botas negras sucias con sangre igualmente.

Tragué saliva.

—¿Estás bien?— Lincoln me preguntó preocupado.

—Nop— 

Luego no me acuerdo bien de lo que pasó, solo me desmayé sin más. No fue por el cuerpo de Vee, había algo, un sentimient de culpa que no entendía, yo, May, no asesiné a nadie. A pesar de eso no lo pude aguantar y me desmayé.

El diario de MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora