7. LA HABITACIÓN DE MARIE.

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Bajé la mirada y examiné la habitación, sentía que cada vez que recorría la mirada, todo se volvía más desastrozo. Lincoln levantó una prenda de ropa que se encontraba rasgada y deshilachada, y yo revisé un libro del suelo con páginas rotas.

—¿Me podrías recordar qué hacemos aquí?— me dijo Lincoln un tanto nervioso.

—Ella se encontraba afuera la última vez que la vimos— dije pensativa mientras ignoraba su comentario, y seguí— pero... ¿por qué tuvo que salir de su casa en primer lugar? Ya sabemos que Marie tenía ataques de ira, ¿y si... este fue resultado de uno?—

—Mmm... podría ser pero... ¿por qué tuvo el ataque entonces?— preguntó paseándose por la habitación.

—Eso deberíamos descubrirlo...— mis palabras fueron detenidas por el sonido de un teléfono. Al parecer Ellie (que se encontraba un poco agitada) creía que los dueños de la casa sospechaban algo.

—Sí, y entonces la señora entró a la casa y...— se detuvo un poco porque se encontraba corriendo, al parecer— debo colgar sí, traten de que no los agarren—

Ok— dije y colgué —Lincoln, ¿le temes a los espacios cerrados?— lo tomé del brazo y lo arrastré hacia el closet y nos quedamos esperando mientras notaba pasos acercándose a la habitación.

—Sí, no sé, noté la habitación abierta y eso que la había cerrado...— dijo la mamá de Marie frunciendo un poco el ceño.

Lincoln me tapaba la boca ya que me encontraba un poco nerviosa.

—¿Quién sabe?, seguro se te olvidó y la dejaste abierta— dijo otra voz femenina desde el marco de la puerta.

—Mmm... no lo sé Carmen, lo dudo— dijo la dueña de la casa.

—Tengo tiempo que no entro a esta habitación— dijo la que al parecer era Carmen y con ternura pasó sus manos sobre el mismo libro que se encontraba en el suelo y que había registrado minutos antes —aunque la habitación está hecha un desastre—

—Sí bueno, vámonos, hay... gente abajo esperando— y con un suspiro por haberse liberado al fin de las preguntas molestas de su hermana, la mamá de Marie cerró la puerta con seguro.

Un tiempo después Lincoln me miró a la cara con los ojos muy abiertos, se sonrojó levemente bajó su mano de mi boca.

—Estaba que la lamía— dije encogiéndome de hombros.

—Ew— dijo él y abrió la puerta del closet.

—Hay un problema, Lincoln— dije poniendo la mano en el pomo de la puerta y forzándola —no se abre—

Él me miró

—¿No se abre?— preguntó estúpidamente.

—Gracias por decir lo obvio. No, no se abre—

—Bueno, llamemos a Rick o Ellie— dijo él.

Marqué el número de Ellie y me llevó directo al buzón de voz.

—No contesta, márcale a Rick— le dije y él me hizo caso.

—No contesta, cada vez que lo llamo suena la cancioncita esta de... ¿cómo se llama? La chica que canta muy bajo y no se el escucha nada— preguntó.

—¿Billie Eilish?—

—Sí, ella— sonrió — bueno, ¿qué haremos mientras tanto— dijo y se sentó en el suelo mientras sacaba audífonos de su bolsillo.

—Esperar, respirar, no sé tú pero para mí son suficientes cosas que hacer— bufé y me senté junto a él.

—Bueno... ¿Cómo estás?—preguntó fijando sus ojos en mí.

El diario de MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora