Capítulo Treinta y tres: Compañeros de trabajo

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Alexa POV:

Me levanté a las 7:00 Am. Alex sigue dormida.

Voy al baño, tomo una ducha rápida y me coloco un pantalón Capri, las converse blancas y una camisa color amarillo, agarro un suéter de cierre color negro ya que hace frío, solté mi cabello y bajé para hacerme desayuno.

Mientras estoy bajando las escaleras, escucho voces que provienen de la cocina y también noto que está lloviendo. Al entrar, como lo imaginé, Paulo y Alan están desayunando.

— Buenas, buenas - Dije. Vaya... Estoy ronca.

— Buenos días - Respondió Alan- ¿Todo bien? Te escucho como enferma...

— Tal vez sea el frío - Alcé la mano restándole importancia, inseguro.

— ¿Vas a desayunar? - Asentí, él colocó en el muro un tazón con huevos revueltos y un pedazo de pan.

— ¿Hay mantequilla? - Alan me pasa la nombrada, le unté al pan y le doy un mordisco.

— ¿Querés mate? - Alcé una ceja confundida ante la pregunta de Paulo. No sé qué es- ¿Qué? - Ríe al ver mi expresión, seguro.

— ¿Qué es? - El abre los ojos como platos.

— ¿No sabes? - niego- Nah, los venezolanos son raros - Le saco la lengua, él ríe- Toma... Proba un poco.

Arrastra una taza por el muro y ésta llega a mi, tiene una cucharita metida y una especie de cuchillo. Arrugó la cara ante lo que veo ; parece un montón de hojas picadas y metidas en té

— Anda. Ni lo haz probado - dice Paulo. Lo miro insegura y después bebo del "mate"

Que no sea veneno, please...

Wo...

Wo...

WO...

Es como un té... Pero más rico.

Mucho, más rico.

— Wo... - Digo- es riquísimo - bebo otra vez (ésta vez bastante)

— Bue, pará. Eso es mío wacha - dijo Paulo.

Reí apenada y le pasé la taza otra vez, éste rió y alzó la mano restándole importancia. Volví a beber como una niña pequeña feliz a la que acaban de regalar un dulce.

— ¿Qué es? ¿Droga? - Reí, ellos igual.

— Veneno - Bromeó Paulo, lo miré mal y él me guiño un ojo.

Creo que me ruboricé...

[...]

Acabé mi desayuno y vi que aún seguía lloviendo, apreté mis labios nerviosa.

7:47 Am

— ¿Irás a trabajas? - Preguntó Alan, lo miré y asentí triste - ¿estás loca? Parece que te vas a enfermar, además, está lloviendo wacha.

Hice una cara triste.

— No puedo faltar, Alan

— Yo te llevo - Habló Paulo, sonreí y asentí feliz.

[...]

— ¿Todo bien en el work? - Reí.

— Sip - Respondí.

>> Paulo... - Dije nerviosa, él ladea la cabeza para que continúe- ¿Qué hay entre tú y Alex?

Vi como se puso ROOJOO. Me estoy muriendo de risa por dentro, aprieto mis labios para que no salga una carcajada.

La apuesta [Paulo Londra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora