Capítulo veintisiete: Gerardo

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Alex POV:

— ¡TATO! -Grité con emoción, la bolsa de pepito cayó al piso y sin pensarlo dos veces corrí hacia él y me abalanzo a su cuerpo, enredé mis piernas en su cintura y lo abracé con todas mis fuerzas

— No... No puedo creerlo -Susurró, yo sollocé, levanté mi cara y este la tomó con ambas manos- Eres... ¡Tu! ¡Enserio tú!

— Sólo me conoces porque hace unos segundos dijeron mi nombre -Reí- Eres pésimo para reconocernos

Este rió

— ¿Cómo...? -Hizo una pausa- ¿Dónde está Alexa?

Señalé las gradas, vi como sus ojos brillaron al ver a Alexa riendo con los muchachos, vi como se dirigió a ella, yo no seguí, pero no pude continuar ya que alguien tomó mi mano haciéndome girar y mirar a Paulo

— Dre...

— Ahora no -Lo corte y me safe de su agarre para correr hacia las gradas

Al llegar allí, como me lo imaginé, estaba Alexa como yo hace unos segundos pero llorando

Sonreí y me limpie disimuladamente una lágrima

[...]

Eran las 5:03 Pm. Llevamos dos horas hablando en las gradas mientras que los demás están jugando basquet

— Entonces... ¿Se van? -Preguntó algo triste Tato

Asentí algo triste

— No... No nos podemos quedar, entiendenos -Asintió bajando la cabeza

Le habíamos explicado todo... Y la razón por la cual está tan tranquilo y no a salido corriendo hacia la policía es porque no le conté sobre mi violación, no quiero que se preocupe

— ¿Qué haces aquí! Por cierto -Interrumpí el silencio- Estás a dos horas de la casa

— Alzó los hombros- Me mudé con un amigo -Abrí los ojos como platos- Pero estamos bien, bastante bien, y... Visito a mamá cuando Quiu no está

>> Se han divertido... Al parecer -Nos miró pícaro para después mirar a los muchachos

Alexa lo empujó

— Eres un cochino -Rió ella

—Alzó las manos en forma de rendición- Al menos no ha pasado nada... De lo contrario los hubiese matado. Podrá ser famoso y todo pero... Nah

— No sé por qué creo que ya no hablamos en general... -Dije

— Pues no -Se acomodo mejor para mirarme serio- ¿Se supone que por qué eres novia de ése men? -Señaló a...

Abrí los ojos como platos

— ¡¿Qué?! -Exclamó Alexa para después mirarme, negué y ésta me creyó

— ¿Por qué dices eso! -Pregunté frunciendo mi ceño

— Él me lo dijo -Frunció más su ceño

Dejé de fruncir el mío y una sonrisa sin permiso atravesó mi boca, tuve que bajar la cabeza con mi mirada para cubrir la sonrisa estúpida y el sonrojo que tenía

La apuesta [Paulo Londra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora