Capítulo treinta y tres: Compañeros de trabajo #2

374 57 1
                                    

Alex POV:

— No puedo dormir -Digo cuando llego a la sala, donde Alan y Paulo están haciendo ruido por jugar a la play.

— ¿Y que querés que haga? -Pregunta Paulo.

— No sé. ¿Tal vez que hagan silencio? -Me cruzo de brazos mientras me siento en el mueble con mi típica posición.

— Es mi casa y hacemos lo que queramos -Habla Alan.

— Eu, Drew -Miro a Paulo- Necesito plata.

— No me importa -Digo encendiendo mi teléfono.

— Posta wacha. Préstame.

— ¿Por qué no vas a conseguir? En vez de estar jugando en la play y pidiendo

— ¿Qué puedo hacer para ganar plata? Decime.

— No sé -Alzo los hombros- Vende tu cuerpo. Vi un club donde puedes trabajar de streeper.

Paulo me miró mal.

— A ése hay que ponerlo en pedo para que baile bien -Ríe Alan, y yo suelto una carcajada.

— Exacto. ¿Quién no le lanzaría plata a una rubia oxigenada?

Paulo me empujó, y caí de rodillas al piso.

— ¡Auch! ¡Mamaguevo!

[...]

— Me voy -Dijo Alan.

— No me interesa -Digo.

— Ja, ja. No busques que te eche de acá.

— ¡Hazlo!

— ¡Lo haré! -Escuché desde afuera.

Negué divertida y seguí en mi teléfono. Son las 12:54Pm

Veo como Paulo entra a la sala...¡SIN CAMISA!

Enciende la play y se sienta al lado de mis pies (Estoy acostada en el mueble)

— ¿Qué vives sólo para jugar al estúpido play? -Preguntó.

— No te metas con mi novia -Dice sin mirarme y empieza a jugar. Rodo los ojos y pongo mi teléfono en frente de mi cara y finjo "Mirarlo" Pero la verdad es que estoy mirándolo a el por encima de éste.

— Sería más convincente si lo encendieras -Dice de repente.

Oh, mierda

¡Debo de estar roja!

No digo nada y empiezo a revisarlo ahora sí, pero cada cinco segundos lo miro a el. Hasta que nuestras miradas chocan.

— Te demandaré por acoso. Sé que soy lindo, pero calmate mina.

— No te creas la gran cosa.

— ¿Por qué me miras entonces?

— Estaba viendo tu rubio falso.

Frunce el ceño y me mira.

— ¿Cuándo pararas?

Río.

— Mejor date un baño, hueles horrible -Dice tumbando mis pies al piso, frunzo mi ceño y me siento.

— Eres un estúpido.

— Así me querés.

— Ni en sueños. Sólo quiero tu plata.

— Y mis besos -Lo miro de reojo.

La apuesta [Paulo Londra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora