Según la antropología y la arqueología oficiales, la civilización más antigua de la que se tiene registros evidenciales es la sumeria, con una data de entre ocho mil y diez mil años. Ellos, los sumerios, según sus textos escritos en tablillas de arcilla (de los cuales miles han sido traducidos y están en distintos museos), demostraron que tenían conocimientos muy acabados en relación con la administración de sus pueblos; aplicaban la justicia de manera imparcial y ya tenían grandes conocimientos matemáticos y astronómicos. Nada de primitivos. Muy por el contrario, su organización era sorprendentemente avanzada y muy coincidente con evidencias culturales encontradas en la Cueva de los Tayos, en plena selva amazónica del Ecuador, datadas en seis mil o más años. Luego vino (según la historia antigua oficial) la civilización asiria, la mesopotámica y la egipcia (no antes). Posteriormente aparecieron la cultura griega, la romana, la indoasiática y muchísimas más. Todas, sin excepción, crearon a sus propias divinidades atribuyéndoles poderes sobrenaturales. ¡Poderes! Nació así el politeísmo y el miedo al castigo de sus dioses; como así mismo la gratitud cuando estos dioses les proporcionaban buenas cosechas o aplacaban la furia de los volcanes, del viento o del mar. Muchos dioses: Dios del Mar (Poseidón); dios de los volcanes (Vulcano); diosa del amor (Afrodita); dios del Olimpo (Zeus); dioses egipcios, Amón, Ra, Horus, Osiris, Isis, Set; dioses de la India, Brahma, Shiva; etc. Y en diferentes lugares del mundo sus mitos y leyendas dan cuenta de sus divinidades. En todo esto hay un común denominador; y es que, entre las divinidades y la gente común, había intermediarios, personas muy respetables: los llamados sacerdotes. Así nacieron las religiones. Así nació el poder de las religiones. El poder de los líderes religiosos. Así nació la teocracia, y el adoctrinamiento político-teológico. En definitiva, la teocracia fue la primera forma de hacer política en pueblos que temían a sus dioses y a sus sacerdotes. La religión era ley; era el azote disciplinario y... los sacerdotes tenían el privilegio de coronar a sus reyes. Posteriormente surgió el monoteísmo, como lo conocemos hoy. Sacerdotes que tenían el poder de mandar a la hoguera a quienes no seguían sus preceptos. Sacerdotes con facultades para sentenciar y torturar hasta la muerte a quienes eran considerados "un peligro demoníaco para la sociedad adoctrinada en... la fe".
Gobernadores, asesorados por consejeros eclesiásticos; reyes, reinas y el mismísimos Papa romano, adquirieron un poder que les permitió tener sus propios ejércitos causando devastación entre quienes no pensaban iguales.
Según la historia... Musulmanes y cristianos se mataban horriblemente. Las guerras de las Cruzadas (durante casi toda la Edad Media) hablan por sí solas. Irlandeses católicos contra irlandeses protestantes, dividiendo su país en dos: Irlanda del Norte e Irlanda del Sur. Y, de más está decir lo que fue la Santa Inquisición europea (nunca los seres humanos habían torturado a otros con tanto ensañamiento, por pensar religiosamente distinto (blasfemar era una acusación gravísima). Palestinos e israelitas, hoy en día, disputándose el derecho de vivir en Jerusalén (¿ciudad santa?), sin llegar a un mínimo de acuerdos entre las partes. En fin, todo por claras diferencias geopolíticas e ideológica en cuanto a lo religioso se refieren. Es la lucha por el poder, de un fanatismo que sobrepasa lo explicable. Para algunos es "la razón de la sin razón". En fin... "Por algo hay que luchar", dicen otros. Y somos parte de esta Humanidad... deshumanizada; sí o sí. Lamentablemente nada podemos hacer. Pretender un mundo mejor es utópico. Mas no imposible.
Los hombres (y mujeres) crearon a sus dioses y en nombre de ellos se empoderaron; sin embargo hoy, el poder de las religiones es claramente menor, sin lugar a dudas, aunque la teocracia sigue presente en algunos países musulmanes (Irán, por ejemplo). Ah! y no olvidemos al Estado Vaticano. ¿Cuánto más sobrevirá? ¿Sirve de algo; se justifica? Claro, para algunos sí; para otros... no. Sin duda que es un estado muy poderoso.
Revisando la historia, en el año 1490, el Papa de aquel entonces (Inocencio VIII) negoció con los reyes católicos de España (Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla) el financiamiento de las expediciones realizadas por Cristóbal Colón a "las Américas"... con la finalidad de propagar el catolicismo entre los nativos (y realizar, además, la búsqueda de ciertos tesoros). Todo en nombre de la santa iglesia católica. Y así, los españoles introdujeron su doctrina religiosa en casi todo el continente. De esa manera lograron dominar a los pueblos originarios; conquistarlos..., someterlos, obligarlos a cambiar sus creencias ancestrales. Simplemente: los dominaron. En América del sur y en Centroamérica el catolicismo se extendió casi por completo. Y, aunque Brasil fue conquistado por los portugueses, hoy en día es el país que tiene más católicos en el mundo (claro, por su tamaño).
En los Estados Unidos prosperaron los cristianos protestantes, con sus iglesias, pastores y ministros. Surgieron distintas corrientes protestantes; agreguemos a los mormones (después de 1830) y los testigos de Jehová; bautistas; pentecostales; adventistas y muchísimos grupos más. Detrás, el poder económico, alimentado por los millones de creyentes. ¿Y por qué Estados Unidos es la cuna de tantas corrientes evangélicas? Saque usted sus conclusiones. La religión es, metódicamente, un instrumento de poder, indistintamente cual sea ésta. Indistintamente cuales sean sus raíces. El poder lo ejercen sus líderes, sus jerarcas..., mayoritariamente bajo un concepto patriarcal.
Ahora bien, si las conquistas religiosas significaron civilizar a los pueblos originarios del continente americano, resulta que las megalíticas construcciones ubicadas en Perú y Bolivia hablan de una civilización con avanzadísimos conocimientos matemáticos, astronómicos y arquitectónicos que dejó perplejos a los conquistadores. Curiosamente, aquello era de una época anterior a los asentamientos indígenas. Quizá la evidencia de una anterior Humanidad. Una humanidad en la cual, por la lucha de poderes, se autodestruyeron civilizaciones completas. ¿Podría ocurrir lo mismo? Claro que sí, con el arsenal nuclear que actualmente poseen algunas pocas naciones, se podría acabar con la actual humanidad... ¡quince veces! Es decir, una guerra nuclear sería la última página de nuestra historia. Y... no habría quien pudiese leerla en un futuro cercano.
Nadie ha dicho, oficialmente, que la anterior Humanidad haya desaparecido como consecuencia de una guerra nuclear o algo peor, aunque varios textos religiosos de la India (el Mahabharata y el Ramayana, entre otros) describen sorprendentes batallas de ese tipo e incluso de ataques aéreos lanzados desde unas máquinas voladoras llamadas "vimanas", rápidas como el destello de un rayo, hace unos cinco mil o más años atrás. Dice el Mahabharata que "un solo proyectil lanzado sobre una ciudad la dejaba reducida a cenizas y... levantaba una columna de fuego mil veces más luminosa que el sol". ¿Era acaso el poder de algún dios guerrero que comandaba ejércitos nucleares? No. Simplemente fue el relato de alguien muy adelantado para su tiempo. Pero... ¿y si no?
En el libro bíblico de Deuteronomio, capítulo 28, versículo 49, Jehová dice que "desde el extremo de la tierra, traerá una nación que vuela como águila" y pondrá orden si el pueblo escogido no obedece sus preceptos. Sin comentario.
Las famosas líneas de Nazca, en Perú, sugieren que había enormes pistas de aterrizaje, geométricamente perfectas, imposible de trazar sin la ayuda de una avanzada tecnología topográfica. Tecnología que bien pudo estar en mano de algunos "dioses voladores que podían trasladarse de un extremo a otro de la tierra" esparciendo cultura; entregando conocimientos extraordinarios, y dominando a las razas inferiores. Claro, miles de años antes que los españoles llegasen a América. Cabe recordar que... la historia de Centro y Sudamérica fue escrita por los españoles y algunos portugueses. Y que la historia de Estados Unidos y Canadá la escribieron ingleses y franceses, respectivamente. El oro; la fiebre del oro fue motivo más que suficiente para aplicar el poder de los conquistadores. Otro tanto ocurrió en África con el diamante. Convertir a otros seres humanos en indefensos esclavos fue otra manifestación de poder. Y esto no ha terminado, la diferencias es que hoy los esclavos se llaman "empleados" (porque se les utiliza) y se les paga, en algunos caso, muy buenos sueldos. En fin, a lo mejor esto nada tiene que ver con este ensayo.
Pero la Naturaleza también ha sacado sus garras y nos advierte, a su manera, cuan letal es su poder.
Quizá la anterior Humanidad haya desaparecido producto de grandes cataclismos como consecuencia de cambios climáticos devastadores. Lo cierto es que miles de cavernas en todo el mundo dan cuenta que, hace miles de años, el ser humano debió excavar estos túneles para buscar un refugio seguro. Y en su interior se han encontrado evidencias de una avanzada cultura. Lamentablemente, y lo repito, la arqueología oficial prefiere ocultar información que, de darse a conocer, obligaría a reescribir nuestra ya enigmática historia antigua. Entonces, ahora habría que hablar del poder de las "elites". Sin embargo, son palabras mayores y ahí no me meto.
El problema se presenta como muy grave cuando el poder se escapa de las manos de quienes sostienen las riendas de este potro salvaje. La pérdida de control podría resultar extremadamente letal. Y de eso hablaremos a continuación: del poder de las armas.
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HUMANIDAD SIN RETORNO. Domingo Arturo Canales.
De TodoEl PODER es como un hoyo negro; hambriento, sediento; engulle todo, insaciablemente. Y, el afán de PODER no es menos destructivo. La política y la religión han generado discrepancias sociales que, a lo largo de la historia, se han convertido en sang...