Él estaba esperando a que su vuelo fuera anunciado, había muchas personas ese día en el aeropuerto, había comprado un pequeño libro para pasar el vuelo, el libro era de poesía, una poesía hecha con tristeza y cruda realidad.
Su lectura fue interrumpida por su plan imperfecto, pues este no estaba del todo completo, sabía que llegando a Holanda todos sería diferente porque aunque ya conocía unas calles eso no significa un éxito, lo más difícil sería buscar un trabajo y departamento, pero si eso era lo último "difícil" que debía pagar para su libertad mental, se esforzaria.
Cuando su avión fue anunciado se levantó de inmediato de su lugar, las ganas de empezar una nueva vida, con una libertad mental, eran demasiado evidentes.
Una sonrisa invadió su rostro cuando se sentó, esta vez no le tocó del lado de la ventana, no, esta vez un chico que aparecía ser menor más que él, estaba en ese asiento y él a lado de de ese chico. El chico estaba llorando, a la vez que observaba por la ventana, pasó media hora de vuelo, el chico dejó de observar por la ventana y se sentó mejor, sus ojos se notaban demasiado rojos por tanto llorar, él intentaba prestar atención al pequeño libro pero el chico comenzó hablar.
-¿Está mal querer ser bailarín?
-Claro que no. - Él comenzó a hojear.
-¿Entonces es ridículo? - El chico lo miraba con esperanza, como buscando alguna señal. Él soltó un suspiro y lo miro a los ojos.
-Mira, yo nunca he tenido un sueño, pero debe ser grandioso tener un sueño. - Él hablaba seriamente pero aun así soltó una sonrisa.
-Yo tengo uno, quiero ser bailarín.
-Eso ya me lo dijiste...
-Pero todos ser burlan de eso. - El chico agacho la mirada. - No me gusta que se burlen... Me lastiman y no se dan cuenta, solo me tachan de ridículo.
-¿Qué haces prestándole atención a comentarios de personas que tienen aspiraciones pequeñas? Tu tienes un sueño grande, esfuérzate, será difícil pero cada vez que sientas que ya no puedes piensa en esas personas que burlan de ti, porque cuando estés en la cima, ellos pasarán a lado de ti con la cabeza agachada.
-¿Cómo lo sabe? - Él alzó la cara.
-Porqué estarás en lo alto y estirar solamente el cuello no les alcanzará para verte.
-Gracias, estaba buscando a alguien que me dijera algo así.
El resto de vieje lo pasaron en pequeñas platicas, él muy en el fondo sintió que lo que le había dicho a ese chico era demasiado malo, así que antes de bajar del avión, volvió a abrir la boca.
-No dejes que nadie te haga pequeño, ni mucho menos tengas miedo a los retos que ponga la vida... Solo ten una cosa en tu mente, cumplir tu sueño. - Él le sonrió, tomó la pequeña maleta y bajó del avión, aún pensaba que lo que le había dicho a aquel joven era demasiado poco y barato, pero lo había intentado.
-No tengas miedo. - Se decía así mismo, porque ahora estaba en Holanda, para comenzar una nueva vida con un poco más de libertad.
Sus emociones mezcladas no ayudaban en nada, pues esto lo hacía sentir mareado, era demasiado para él, tenía miedo a no poder lograr nada, pero a la vez tenía esperanza de lograrlo, estaba feliz, había dado un paso importante para liberar su vida.
"Intenta ayudar, el Karma cobra todo, acciones buenas por acciones buenas; acciones malas por acciones malas. Tu eres el único que puede decir como será su pago."
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-¿Hija? - El padre de ella se paro frente a ella, ella dejó su libro de lado.
-¿Sucede algo? - La cara del señor reflejaba tristeza, molestia y preocupación.
-Lo mejor será que tu regreses a Holanda, después te alcanzaremos nosotros... Creo que ya no existirá problema, ya eres toda una señorita. - Él padre jugaba con sus dedos.
-No entiendo, ¿Qué pasa? - Ella lo miraba asustada y con miedo.
-Hazlo por favor, antes de que lleguen tu hermano y tu madre. - Él padre la vio con tristeza.
-Está bien. - Ella aceptó, pero aunque sentía que nada iba a bien, lo aceptó.
-El taxi llegara en veinte minutos, aquí tienes el boleto. - Ella lo tomó, su padre salio de la habitación de hotel y comenzó a empacar y menos de diez minutos su maleta ya estaba lista.
Salió del hotel con un nudo en la garganta, sentía que ya todo había estado planeado, así que solo decidió aceptar, no le quedaba otra opción.
El viaje en el taxi fue en silencio, el chófer la observó por el espejo, su cara representó lastima, ¿Acaso se veía tan desgraciada?
Llegó con el tiempo perfecto, no debería de esperar demasiado para abordar el avión, cuando le tocó esperar al avión por minutos se volvió a sentir mal pero una llamada interrumpió su nostalgia. Era su hermano.
Cuando comenzó la llamada no hubo un "¿Dónde estás?" o un "hola", no, no hubo nada de eso, en cambio la llamada empezó por una pregunta y eso la hizo su hermano.
-¿Recuerdas que habías dicho que Eric estaba enamorado de a una señora barata, fea y fácil? - La voz de su hermano se escuchaba quebrada.
-Sí, sí lo recuerdo. - Contestó ella a duras penas, pues no entendía nada, quería gritar, hacer berrinches y más y todo eso solo para saber que pasaba pero las palabras de su madre sonaron en su cabeza: "Comportate como una señorita, pues ya lo eres y ya no eres más una niña."
-Pues...
La voz de su hermano fue interrumpida pues por las bocinas se anunciaba el número de avión en el cual tendría que subir ella.
-Suerte, Anne. - Dijo su hermano y colgó.
Ella tomó la maleta y la arrastró, debía regresar a Holanda, quisiera o no.
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Poesía dramática.
Romance-¿Porqué me haces esto?... Yo no quería enamorarme y tu... Solo tu - Decía el entre susurros, ¿Acaso se puede hablar bien con un nudo en la garganta? -Lo siento... - Ella intentó acercarse a él, pero él tan solo se aparto. -¿Dónde está mi niña pequ...