Una de tantas

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La campana sonó anunciando el final del horario escolar, la chica de melena rubia se escabulló entre la ola de estudiantes que corrían despavoridos de las tareas, trabajos y exámenes que daba el plantel educativo. Ella haría lo mismo, de no ser por que a su profesor se le había ocurrido la grandiosa idea de dejarles como tarea un informe sobre algún tema social con contexto histórico ¿Para que ir a la biblioteca cuando existía Google? Literalmente nadie iba a la biblioteca a menos de que te quieras refugiar del mundo, pero estaba cien por ciento segura de que todos sus compañeros se copiarian entre ellos y probablemente les mandarán con cero, mínimo ella tenía que ser excluida de eso para no recibir un triple de trabajo.

Entro con mucho cuidado cerrando la puerta detrás si, caminando entre las estanterías de la biblioteca hasta llegar a un lugar en el fondo, sentándose en el suelo para buscar en su celular una playlist adecuada, justo a su espalda ya estaban los libros de historia que le iban a servir, mejor se queda ahí a tener que ir a buscar un lugar lejos de ahí en las mesas. La ventaja como ya había mencionado es que todo estaba solitario, así que se podía permitir trabajar a gusto, además su padre llegaría hasta la noche.

Comenzó revisando el primer libro que solo se centraba en la revolución industrial, leyó un poco pero no había nada que llamará su atención; luego siguió con la historia de Alemania, en donde pudo agregar a su lista temas como el racismo, discriminación y clases sociales. Dejo ese último y cuando estaba por ir al tercer libro una serie de ruido llamo su atención, llegando así a quitarse los audífonos y escuchar mejor.

Miro su celular y ya habían pasado dos horas desde que llego, eso quiere decir que al menos el lugar ya estaría vacío a excepción de los que tenían club.

La puerta de la biblioteca fue abierta seguida del sonido de besos voraces que se daban una pareja de enamorados, ella por instinto no salió de detrás de uno de los estantes evitando hacer el mas mínimo ruido. Por un momento se sintió sucia. Sus mejillas ya están tornando un color carmín, se cubrió los labios evitando soltar algún ruido que la delatara. Por los dioses estaba demasiado nerviosa y quería salir de ahí.

Los gemidos  lascivos que lanzaba la chica degustando del placer hacían que la inocente rubia entrara en calor, de la nada todo se veía nublado para ella, mordiendo su labio inferior por el exceso de nervios e incomodidad que le causaba la escena.

—Ma-mas

Dio gracias a todos los santos cuando después de un rato la pareja por fin acabo, diciéndose unas palabras cariñosas que decía el chico a ella.

—Te amo.

—y yo a ti.

Fue en ese momento cuando sus nervios y sentidos se estabilizaron que identifico quienes conformaba la pareja.

Ahora sí tenía envidia de la chica. Al final de cuentas, Anna tenia los mismos sentimientos por él, pero no podía decirlo, es obvio que la rechazaría al instante y no se va a permitir pasar tal humillación.

La puerta fue cerrada. La rubia se levanto y ordenó los pocos libros que había tomado, salio con cuidado del lugar y se fue a su hogar.

Sin saberlo, esa fue una de las tantas veces que siguió encontrando a ambos en esa situación íntimas, seguía siendo incómodo.

Deseos Inadecuados [TPN. RayAnna] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora