Sonrisas tristes

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Después de que los cobradores llegaran e insistieran en la casa de los Grace, Ray salió de la cocina y fue a su habitación, al cual Gillian lo siguió.

Anna se había quedado en la cocina sonriendo con tristeza, lágrimas involuntarias habían salido de sus orbes azules. Lo único que alcanzó a sentir fue el cálido y maternal abrazo que Isabella le daba, diciéndole que todo estará bien. Minutos mas tarde ambas siguieron con el labor de hacer la cena, contando anécdotas divertidos que les haya sucedido solo para distraer a la deprimida Anna, y vaya que funciono.

—Ray no bajara— dijo Gillian quien recién había bajado y entrado a la cocina.

Eso hizo que que Anna se sintiera culpable.

—No te culpes, Anna. El siempre es así— animo Gillian dándole un ligero golpe en la frente a la rubia.

Leslie e Isabella sonrieron con tristeza.

—Porque no mejor cenamos.— Sugirió Leslie tomando de los hombros a Anna y dedicarle una cálida sonrisa, ella correspondió.

La cena paso amena riendo entre la variedad de historias y tonterias que hacia Gillian, en el fondo Anna se sentí mal por que Ray no estuviese, pero no iba a insistir, no se debería de sentir para nada bien.

—Es tarde ¿segura que no quieres que te acompañe?— preguntaba Isabella por décima vez, era algo tarde y se preocupaba por la chica a la que crió por 13 años.

—No, así esta bien. Pediré un taxi mas adelante así que no se preocupen y gracias por la cena.— A duras penas logro convencer a su segunda madre en que la dejase ir, se despidieron y Anna comenzó su camino.

El cielo estaba siendo teñido de colores naranjas con un toque de rosa, que pronto serían borrados por el negro y las estrellas. Ya había caminado una cuadra y sintió que esta siendo vigilada, miro a sus lados, pero lo único que se encontró fue con la nada. Siguió caminando hasta ese sentimiento de ser vigilada le heló la piel al ser tomada del brazo, causándole el mayor susto de su vida.  Por inercia cerro sus ojos esperando lo peor, ¿un golpe? ¿Secuestro? ¿Disparos? Ver tantas películas le había afectado.

—¿En serio Creíste que te dejaría ir sola?

Abrió los ojos lentamente al darse cuenta de quien era aquella persona, soltó un largo suspiro de alivio al ver que no era nadie malo.

—Ray... ¿Que haces aquí?—pregunto Anna observando como el mencionado la soltaba y metía ambas manos a los bolsillos de su sudadera negra.

—Te vi salir y mi madre me pidió que te acompañara.— Respondió calmado. Vaya chico que sabia bien ocultar sus incomodidades, por que Anna no podía, ella estaba evitando todo contacto visual con él.

—Ya veo.— Sonrió tranquila, aun que en su voz se escuchaban los nerviosa que la consumían.— pero no hacia falta, iré sola. Puede regresar Ray-

—Ya camine una cuadra y no pienso regresar para escuchar los regaños de esa mujer y los de Gillian juntos, así que vámonos.—Sin esperar respuesta de la rubia comenzó a caminar sin dejar que Anna diera su opinión al respecto y solo se dedicó a seguirlo en silencio.

Había pasado otra cuadra y Anna solo iba siguiendo a Ray mientras iba jugando con sus dedos, evitando pisar la raya en el suelo, contando cuantas personas alcanzaba a ver que en realidad no eran muchas solo como unas cinco, tarareando una que otra canción infantil. Bueno, el caso es que parecía una niña de 6 años.

—No sabía que aun jugabas de esa forma— dijo burlón, ganando un sonrojo de vergüenza por parte de la rubia. Se había dejado llevar.

—Solía jugar con Norman y mamá así antes— confeso sin dejar de ver el piso, pero esta vez estando a un lado del azabache.

—¿Con mi madre?— Pregunto confundido, por que si era su madre eso seria muy raro.

—En realidad con mi madre biológica, justo un año antes de que falleciera— dijo sonriendo con tristeza. A pesar de que solo estuvo con ella seis años de su vida tenia un que otro vago y lindo recuerdo de aquella mujer, rubia, ojos azules, una mujer muy linda. 

—Nunca conocí a tu madre, Norman la solía describir que era una mujer muy hermosa. Muy parecida a ti.—decía haciendo una sonrisa, que de igual forma se notaba tristeza en ella. Tal vez recordando lo unidos que eran hasta hace dos años.

Anna lo miro sorprendida ¿creoa que era linda? ¿O Hermosa? Sus mejillas tal vez ya estaban ardiendo, pero se tenia que calmar y no echar a perder todo, así que ignorara sus pensamientos y dirá algo mas ligado al tema.

—De una u otra forma se que extrañas a mi hermano.— Anna había dicho eso sin pensar, pero le había causado algo de risa aquello.

—Si, como no.— Respondió sarcástico.

—Yo solo doy mi opinión de lo que habías dicho.—sonrió con burla. Habían roto el hielo sin darse cuenta.

—Te quiero pedir una disculpa.— Anna se sorprendió por aquello, prestando toda su atención a las palabras del chico.—Lo de hace unas horas en mi casa. Perdón si te estaba obligando a decir algo que no querias— Se disculpó.

El ambiente había cambiado. No era incomodo o tenso, era tranquilo. Anna sonreía como una boba y Ray solo no separaba sus ojos del camino, aun que la rubia juraría ver que por un microsegundo como las mejillas de Ray se teñian en rojo.

—No, no hay problema. Pero si quieres saber la respuesta... Tal vez sera mucho después.— Confeso deteniéndose en una esquina haciendo que Ray imitara su acción.

—Esta bien.— Acepto tranquilo dejándole un beso en la frente a la rubia.

La había dejado en un estado de shock, sonrió tranquila. Un taxi ya se había detenido. Se despidió de él y subió al transporte haciendo una sonrisa estúpida que hasta el conductor del vehículo le causo ternura ante el amor joven.

Su día después de todo no había sido tan malo.

Deseos Inadecuados [TPN. RayAnna] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora