Jodida vida

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Habían pasado dos semanas desde la llegada del albino. Las cosas no se sabían si estaban igual, normal o peor.

Durante ese tiempo la rubia no había podido hablar con Ray, ahora sus conversaciones eran mucho mas cortas que las de antes y ahora se le hacia —por alguna razón— cada vez mas difícil soportar ver a Emma y Ray juntos, pero no era la única que sufría por eso. A Norman le iba peor, esta en proceso de recuperar su amistad con Ray pero no esta dando muy buenos resultados.

Anna solo contaba las horas para poder irse a su casa, encerrarse en su habitación, hacer sus deberes, terminarse de comer los chocolates que había en el refrigerador mientras se lamentaba su patética y complicada vida amorosa de adolescente. Pero en serio que le molestaban esos cambios de humor que sus hormonas le daban, parecía una embarazada. 

El sonido de la campana anunciando el fin del horario escolar se hizo llegar y agradeciendo a los santos guardo sus cosas y salio de su aula hecha una bala. Detuvo su andar cuando se encontró con la puerta de la biblioteca, pensando que quizás sea buena idea adelantar un poco de tarea antes de llegar a su casa y ponerse a llorar por cualquier cosa.

Hubo un silencio por unos minutos, no era época de examenes o proyectos así que todo estaba estaba demasiado silencioso, había vuelto a sentarse en el mismo lugar de la última vez aunque no haya tenido buenos resultados haciendo eso.

La puerta se abrió, se puso nerviosa pues no quería escuchar otro evento como el anterior y decidió esconderse más al fondo pero  algo no cuadraba. Escucho los pasos de alguien entrando y cerrando la puerta. Se quedo en silencio, pero no hubo ruido alguno, se levanto de su lugar acomodando su ropa con destino de irse, queria evitar eventos incómodos así que era mejor irse ahora en lugar de pasar un mal rato más adelante.

Camino por los estantes hasta llegar a la salida, tomo el pomo de la puerta abriéndola.

—¿Anna?

La rubia salto ante el susto que el azabache le había dado. ¿Espera que hacia el solo?. Enrojeció la rubia al recordar aquella situación que la tenia perturbada desde hace dos semanas.

—R-Ray. ¿Que haces aquí? Creí que ya te habías ido.— mintió.

—Vine por unos libros.

—Ah ya veo— sonrió jugando con sus dedos nerviosa.

—¿te vas?

—Si. Es algo tarde y mi hermano se preocupara.

—Te acompaño a la salida— ofreció, levantándose del suelo en donde estaba sentado dejando los libros en su respectivo lugar.

Anna por más que intentará negarse las palabras no le salían, estaba muy nerviosa y solo quería huir.

Tragame tierra y escupeme en china.

—Vamos.

Anna solo alcanzó asentir con la cabeza con la cara mas roja que un tomate maduro. Ninguno de los dos se atrevía a decir palabra alguna. Caminaron por los pasillos hasta encontrase con alguien a quien Anna no creyó ver después de un largo tiempo.

—¿Señora Isabella?—preguntó sorprendida

—Hola, Anna.—Con toda confianza la mujer se acerco a la rubia atrapándola en brazos.— hace mucho que no te vía, estas hermosa.— alagaba la mujer sonriendo tranquila, casi con nostalgia ya que esa niña le traía un millón de recuerdos preciosos.

—Gracias. Es un gusto volver a verla.

—¿Estas ocupada hoy?—pregunto la mayor, con intenciones escritas en letra pequeña, intenciones que luego identificó Ray, pero no podía decir nada si no su castigo empeorará.

—La verdad no ¿Se le ofrecía algo?— pregunto amable. A esa mujer le debía mucho, era como su madre biológica.

—Queria preguntarte si ¿gustas en cenar con nosotros esta noche?

A Ray eso le cayó mas feo que la vez en la que le dijeron que Gillian había tirado su Nintendo que le costó meses de trabajo— Al final la Nintendo resultó estar bien por el protector—, quería aventarse encima de su madre y hacerla callar, pero sabia que terminaría en cama por muchos días si se atrevía a hacer tal cosa —Lo dice por su bienestar físico y los golpes que quizás reciba por tal barbaridad—.

—¿Ah?... Si no es una molestia sería un placer.—Acepto la rubia con los nervios apunto de explotar.

No quería aceptar pero hace mucho que no veía a su casi segunda madre. Si, vivían en la misma ciudad y no se habían visto desde hace 2 años, ni si quiera por casualidad. Que ironía.

—Me parece bien ¿Te parece si vamos de una vez y me ayudas?

—¡Claro!

El camino paso con platicas entre la rubia y la mayor. Ray simplemente se la pasaba mirando su celular como si nada, lo mas seguro que estuviera hablando con Emma.

Y su ya destrozado corazón se comenzó a hacer polvo.

Nunca había visitado la casa de Ray, al llegar fue tal y como se lo esperaba. Una casa mediana de dos plantas, un hermoso jardín de rosas dándole un toque simple pero atractivo.

—¡¡RAY!!— Se escucho el fuerte grito de Gillian mientras bajaba de las escaleras. Paro en seco al ver a la rubia de orbes azules que los acompañaba.—¡¿ANNA?!—Su expresión de felicidad cambio a una de horror y pánico.

—Hola, Gillian—saludo Anna tranquila, aun que por dentro se estaba muriendo de nervios.

—Te he dicho que dejes de hacer tanto escandalo cuando llego— Regaño Ray apareciendo detrás de Anna quien dio un pequeño salto por el susto.

—Si, si aja lo que digas. ¿Anna que haces aquí?— aventuró tratando de parecer lo mas tranquila del mundo, pero no le salía muy bien. Necesitaba tomar clases de actuación.

—La invite a cenar.— respondió Isabella entrando a la casa e ir a la cocina.

—Ah, eso explica muchas cosas.— Decia Gillian soltando todo el aire que tenia retenido.

—ah... I-iré a ayu-ayudar a la señora Isabella.— Anna salio corriendo toda despavorida al notar el poco espacio personal que Ray le estaba dejando.

Gillian solo siguió con la mirada a Anna hasta verla desaparecer por el pasillo.

—Ahora si dime ¿Qué carajos esta pasando?— pidió Gillian mostrando pánico en sus palabras.

—No lo se.— Respondió Ray tambien tratando de encontrarle lógica al asunto.— todo paso muy rápido. Me la encontré en la biblioteca y luego nos fuimos a la salida, apareció mi madre, la invito a cenar y aquí estamos— explico cruzándose de brazos y recargarse en una pared cercana.

—Dejando eso de lado. ¿Hablaste con ella tal y como lo planeamos?

-...

—¿Es enserio?

—No tuve la oportunidad. Intente hablar pero se la pasa evitandome ¡¡Aghh!!- se justifico mientras un tic nervioso se hacía presente en su ojo derecho.- Sabes que, abrete.

—Que sea fácil de convencer no significa que sea fácil para otra cosa—Arqueo una ceja.

—O sea quitate idiota quiero ir a mi habitación.

—Ah ya entendí.— Dijo haciéndose a un lado y dejar pasar a Ray- ¿Pero y tu madre?

—Bajaré en unos minutos.— término la conversación entran a su cuarto y dando tremendo puertazo.

—Ray me matara un día de bilis.— dijo Gillian para si misma e ir a la cocina.

Deseos Inadecuados [TPN. RayAnna] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora