Dia 7 - Haciendo cosplay

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Dazai desde hace varias semanas andaba demasiado cariñoso conmigo, más de lo normal, cosa que me preocupaba y, como era obvio, terminara revisando si el joven ejecutivo se había lastimado de alguna u otra manera con el propósito de suicidarse, aunque era sorprendente que en su piel no hubiera ninguna herida o venda nueva; y el hecho que Ango parecía ocultar algo no ayudaba mucho. Eso me estaba preocupando, y demasiado, pues no sabía que idea loca tenía el castaño en mente, mas algún día terminaría saliendo.

Hoy, 31 de Octubre, el joven ejecutivo me llamo más o menos dos horas antes de la media noche, diciéndome que salga afuera, algo que hice con un poco de duda debido a que la voz de Dazai sonaba como si él tuviera alguna idea loca o estúpida, ya que era suficiente que al joven ejecutivo se le ocurriera forzar a Ango y a Chūya, aparte de mí, a ir al karaoke con la intención de celebrar mi cumpleaños. Aunque al final tuve que apagar el incendió que Dazai había provocado en su casa mientras este trataba de hacer un pastel tras obligarnos a ir a su casa.

—Dazai, ¿Que tienes en mente ahora?— dije tras suspirar pesadamente mientras miraba la bolsa que estaba afuera de mi casa, cuál contenía una camisa blanca que iba con una chaqueta negra con bordes blancos. Parecía claramente un uniforme escolar, lo que me dejo en shock debido a mi edad. O sea, ¿qué adulto vestiría algo que parece uniforme escolar? Tras aquel pensamiento, procedí a apartar mi mirada de la bolsa para dejar de curiosear, ya que la curiosidad mato al gato, ¿no?

—¡Póntelo y ven a mi casa si quieres saberlo!— dijo el castaño tras el teléfono para luego colgar la llamada; aunque por buena o mala suerte, escuché cómo Chūya parecía estar pidiendo auxilio: eso me decía que Dazai estaba planeando una locura y que Chūya terminara matándolo.

Con algo de desconfianza guardé mi teléfono en algún bolsillo de mi pantalón para así entrar devuelta a mi casa, dejando obviamente la puerta cerrada. Dejé la bolsa sobre la cama mientras quitaba la camisa y chaqueta que ya había visto para dejarlas en la cama sin arrugar las prendas de ropa. Tras haber hecho eso, procedí a quitar los pantalones los cuales eran realmente elegantes en un color negro y también los dejé encima de la cama. Por último, agarré los zapatos que también eran negros pareciendo un conjunto junto a los pantalones. Sin más los deje en el suelo.

Empecé a desvestirme sin apurarme mucho. Cuando acabé de quitarme cada prenda que llevaba y lo dejé encima de la cama a un lado de lo que había comprado. Sinceramente, no tardé mucho en ponerme la camisa y abrochar cada botón negro, al igual de ponerme la chaqueta, pantalones y zapatos.

Sin dudarlo dos veces salí de la casa con mi teléfono y llaves de casa y del coche obviamente para entrar a mi coche ignorando las miradas de cada persona que pasaba por ahí. Aunque era obvio que iban a mirar, ya que ¿qué hacía un adulto a esta hora de la noche saliendo de su casa con una vestimenta que parecía uniforme escolar? Suspiré pesadamente otra vez para luego poner mis manos en el volante y empezar a conducir dirección a la casa de Dazai.

No tardé mucho en llegar. Sin embargo, cuando entré a la casa del joven ejecutivo después de que este me hubiera abierto la puerta, creció un deseo en mí de no haber accedido a venir; pero ya no había vuelta atrás. Simplemente guarde cada opinión personal cuando vi a Ango, quien  estaba vestido con un traje parecido al mío, excepto que estaba más "elegante" que yo, por así decirlo: él portaba una camisa negra con una corbata roja que decorada su cuello, además de un chaleco aterciopelado de color rojo, justo como la corbata y con una chaqueta que era idéntica a la mía pero que tenía de diferencia un cinturón cual era blanco, no como el mío. Después de mirar la vestimenta de Ango y notar que este no estaba de muy buen humor por seguramente estar ahí, a esa hora, y vestido de esta manera.

Chūya había entrado a la sala recientemente con un claro mal humor que no esforzaba de ocultar tras una sonrisa. El pelirrojo llevaba una camiseta negra desagrada de blanco por el final de esta, cual estaba cortada en flecos. Este también postraba la misma chaqueta escolar arremangada a los codos y unos pantalones negros junto a unos botines negros.

—¡Ahora que todos estáis aquí me gustaría saber que deseáis beber!— dijo Dazai de manera muy alegre, a lo que Chūya contesto bastante malhumorado que le diera el Petrus que le prometió; mientras, Ango solo pidió lo mismo de siempre: o sea, un vaso de whisky con hielo.

Yo en cambio, me fijé más en la vestimenta de Dazai, la cual consistía en una camisa blanca, corbata negra junto a un abrigo rojo cual llevaba piel en su capucha sintética de un color crema, también tenía la misma chaqueta escolar que parecía que todos teníamos puesta, un sombrero no muy grande ni muy pequeño de color negro con un lazo rojo y una rosa; realmente me recordaba un poco al sombrero usual de Chūya. El joven ejecutivo también llevaba puesto unos pantalones a la altura de sus rodillas vendadasz aunque más bien parecía que esas vendas eran las que siempre usaba el castaño. Después de haberme fijado en la vestimenta del Dazai, solo le pedí lo mismo que Ango pidió.

Dazai, con una gran sonrisa, salió del salón dirigiéndose hacia la cocina a paso rápido, pero bastante alegre cosa que provocó en mi un sentimiento de felicidad y aliviado que me hizo sonreír olvidando lo que prácticamente Dazai me hizo ponerme. Pero en parte si eso le hacía feliz a Dazai, entonces no me importaría vestirme de princesa si es necesario solo para verlo sonreír de esa manera.

Y así paso varios minutos pasaron mientras el ambiente parecía que se estaba poniendo intenso debido a que Chūya ya se estaba poniendo muy impaciente, pues Dazai se estaba tardando mucho y es así cuando por casualidad mire al suelo notando que había agua. Algo dentro de mi me decía que algo estaba mal y entré a la cocina rápidamente notando que se había roto el grifo del lavamanos.

Agarré a Dazai de la mano arrastrándolo fuera de la cocina mientras le decía a Ango y a Chūya que salieran la casa. Como era obvio, no tardamos mucho en lograr salir de la casa a tiempo mientras llamaba a un fontanero para que arregle el grifo. Chūya, entre tanto, le amenazaba a Dazai y Ango estaba con una cara de disgusto poniendo su mano en la frente tratando de aguantarse las ganas de irse. Mi mirada se llenó de alivio al ver que el fontanero no tardó mucho en llegar y menos en arreglar el grifo, aunque el servicio no fue tan barato como parecía; por suerte nos alcanzó para pagarlo.

—¿Qué tal te parece ir a cenar a algún lado, Dazai?—dije tratando de no sonar molesto y mucho menos cansado con la esperanza de que eso pudiera calmar el ambiente que se había formado por lo sucedido antes.

—¡Qué buenas ideas tienes, Odasaku!—dijo el joven ejecutivo de manera alegre mientras que sus ojos se iluminaban al igual que su rostro para luego abrazarme repentinamente cosa que correspondí.

Los invité a todos a subirse en mi coche, Dazai estaba atrás junto a Chūya mientras que Ango estaba sentado en el asiento co-pilotó y yo, obviamente, estaba en el asiento del piloto. Después de unos seguramente 15 minutos llegamos a un restaurante en cual Dazai se sentó a mi lado y Ango al lado de Chūya. Cuando vino la camarera, pedimos chazuke todos y, al menos esta vez, la noche parecía estar otra vez bien a pesar de todo.

Dazai estaba sentado al lado de un joven de su misma edad cual su cabello era rubio. Aunque en esta ocasión no estaban solos: había otro joven con ropa desgastada, cual parecía estar realmente hambriento ya que se había comido como 10 tazones de chazuke. Pero lo que más me importaba era que Dazai estaba volviéndose un hombre de bien, justo como se lo pedí. Aunque en el fondo sabía que aquel ex ejecutivo fingía la  mayoría de las veces para no mostrar el dolor que llevaba dentro tras mi muerte, pero el hecho de que ahora el tiene a un gran hombre con unos ideales increíbles llamado Kunikida Doppo quien se dedicará a cuidarlo a pesar de lo "molesto" que puede llegar a ser Dazai me alegraba mucho y quitaba la preocupación de mí, pues ahora sabía que Dazai está en buenas manos.

Es así como Dazai sintió mí mano acariciando su cabello en aquel instante, junto a un susurro de agradecimiento cual era realmente sincero. Esto, al parecer, le llenó de un sentimiento de nostalgia y calidez que le hizo notar que era yo quien lo estaba acariciando, pues esa manera de acariciar era única mi persona. Aquella calidez de la que lo llené de luz seguía a su lado aún a pesar de los años y de lo sucedido.

"Odasaku, gracias por hacerme entrar en un mundo bueno y hacerme conocer que es la felicidad", pensó Dazai en su mente para luego sonreír con cierta calidez y felicidad cuáles eran realmente sincera.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2019 ⏰

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