30 Dias OTP Challenge

Dia 6 - Usando la ropa del otro.

Desperté como siempre: con unas gotas de sudor frío cayendo de mi frente recorriendo mi rostro en el acto, y con mi mirada fijada en la habitación con una esperanza de que él apareciera. Estuve en la cama totalmente quieto tras poner un dedo de mi mano en mis labios tocándolo suavemente con la yema del dedo, recordando el primer beso que él me dio cual, incluso ahora después de varios años, sigue  provocando un leve rubor en mis mejillas junto una sonrisa.

Como era obvio, mi mirada se enfocaba en cómo los rayos solares trataban de colarse por la ventana a través de las cortinas. Fue así por unos largos 5 minutos en total silencio hasta que procedí a levantarme de la cama para luego proceder a abrir las cortinas dejando así entrar dentro los rayos solares cuales me cegaron por así decirlo en el acto.

Tras suspirar, me dirijo hacia un armario para abrirlo y agarrar la camisa de él. Me la puse junto a otras prendas de ropa y mi gabardina. Antes de salir de la casa me tome un café junto a unas galletas justó como él lo hacía para luego leer mi manual de suicidio. Al salir pude notar que ese día en específico estaba demasiado soleado, no como el día en que él murió, pero bueno. Solo me dirigí hacia la agencia como siempre con el propósito de molestar a Kunikida interrumpiendo su horario ideal. Se podía escuchar como Kunikida me gritaba para que acabe mis informes para que pueda irme, aunque simplemente aproveché cuando Kunikida estaba más distraído para escaparme.

Me encaminé a paso lento hacia una pequeña tienda para comprar unas flores e ir directo al cementerio. No tarde mucho en encontrar la tumba de él, pues estaba debajo de un árbol, algo alejado de algunas otras tumbas. Coloqué las flores en frente de la tumba tras agacharme un poco, aún con una sonrisa en mi rostro, para luego sentarme al otro lado de la tumba apoyando mi espalda en la lápida.

—¿Sabes, Odasaku? Desperté nuevamente vivo, me tome el café con galletas como tú me lo hacías hace años para ponerme tu camisa... Me dirigí hacia la agencia con el propósito de molestar a Kunikida— dije suavemente a la nada, sin soñar triste ni nada parecido. Cerré mis ojos aún sin borrar mi sonrisa. Una de calma total que no mostraba dolor o tristeza—. Cuando no hay nadie más en la agencia aparte de Kunikida y yo, termina abrazándome y besándome. Ah... ¿No te dije Odasaku? Kunikida es mi actual pareja. Es algo estricto, pero muy tierno. Aunque... jamás podré amarlo como te amaba— seguí diciendo aún sabiendo que cualquiera pensaría que estaba loco por hablarle a la tumba de alguien muerto. Pero siempre tuve la esperanza de que seguías a mi lado cuidándome a pesar que no puedo verte ni tocarte.

En ese instante pude sentir como alguien posó su mano encima de mi cabeza acariciando mi cabello. Era una acaricia suave llena de cariño y amor. Pude saber que era tú, Odasaku, debido a que tú eras el que me acariciaba de esa manera. Fue así unos segundos hasta que me dijiste suavemente que siga así, aunque luego escuche a Atsushi llamándome—. Debo irme Odasaku... Ah, feliz cumpleaños— dije en un leve susurro para luego levantarme e ir donde Atsushi, el cual me estaba contando que Kunikida me buscaba desesperadamente.

Kunikida me regañó demasiado y luego me hizo continuar con los informes cuando todos ya se habían ido. También me hizo limpiar la agencia y dijo que no me dejaría salir hasta que acabe. Fue injusto limpiar todo, pero eran las consecuencias de mis acciones y debía hacerlo.

— Dazai. Fuiste a ver a Oda, ¿verdad?— preguntó Kunikida, cosa que me hizo quedarme totalmente quieto y en silencio por unos minutos hasta sentir como él me abrazo por la espalda diciendo que todo estaba bien, que no me dejaría y que estaría a mi lado. Agarre su mano suavemente tras sentir como unas lágrimas caían de mi rostro para luego decir un leve "te amo", pero sincero.