Estaba en la biblioteca de la escuela. traía mis audífonos puestos, tratando de no escuchar las voces de las personas sentadas a mi lado para poder concentrarme en aquel libro que ya había leído un millón de veces pero que aún así me gustaba demasiado.
Hasta que una pequeña silueta me interrumpió y subí la mirada.
Frente a mí había un chico de cabello castaño.
Traía un suéter negro un poco apretado que le hacía ver unos sexys músculos.
Era imposible no observar su belleza.
Supuse que estaba buscando un libro o algo si.
se veía con bastante concentración,
Hasta que pumm!
Volteo la mirada hacia mi, y no pude evitar bajar la mirada.
me sentía super apenada,
Pero aún así note que tenía unos hermosos ojos verdes.
Quería evitar mirarlo otra vez, pero me fue casi imposible, necesitaba mirarlo una vez más.
El se encontraba mirándome fijamente.
Sonrió en forma de saludo y yo hice lo mismo.
Note que tenía unos hermosos Ojuelos,
El era casi perfecto.
Mi celular sonó interrumpiendo aquel momento.
miré la pantalla y era marina, mi mejor amiga.
— Hola! Kiara, donde haz estado?
—Estoy en la biblioteca,
respondí con un poco de flojera.
—Veámonos en la cafetería ahora!
Dijó antes de colgar sin decirme la razón de su desesperación por verme.
Me levanté de aquella mesa recogiendo todas mis pertenencias para luego marcharme.
Mire a donde se encontraba aquel apuesto chico pero simplemente ya no estaba.
Cafetería*
Me encontraba sentada en una mesa esperando marina,
Supuse que estaría aquí, ya que su voz se escuchaba desesperada por teléfono.
Pero no, ya llevaba 15 minutos esperándola.
Pérdida entre mis pensamientos logré escuchar su voz gritando mi nombre:
— Kiara, Kiara! Disculpa la tardanza, estaba con Diego.
*Su novio
—Esta bien, no hay problema.
Ahora cuéntame qué paso, por qué la desesperación?
— Es que hoy habrá una fiesta en casa de el chico nuevo, Se llama Sebastián.
Vas conmigo?
— Es que tengo que hacer un montón de tareas, lo siento marina, lo siento.
— Vamos, vamos, por favor. Te prometo que te ayudaré en todas tus tareas.
Dijo haciendo puchero.
— Vale, iré. Pero solo un rato.
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122 días para enamorarme
Teen Fiction- Te vas a enamorar de mi. Dijo mientras alzaba su mano para agarrar mi mejilla. - No estés tan seguro, puedo controlar mi corazón. - te doy 122 días para enamorarte de mi.
