Maldito Infierno

Lúgubre

La noche me está llevando,
Exclamo cada día
La noche me lleva
A su eterno manto.

La noche me persigue,
Y yo no escapo,
Me quiere junto a ella, paro y sigue..
Me hundo en ella, no es extraño..

Me oculto en sus ramas,
Muy secas..
Muy marchitas en su núcleo, ¡Son tantas!
En su encanto de tiniebla.

Jamás correré lejos de ella,
Porque esto no cesará,
Porque  en mi perturba su bella cara..
Y el desesperante encanto, que mi alma jamás iluminará.

La noche es mía ahora
La noche... Con su delirante presencia,
Me encandila día a día,
El agónico viento, que no para.

Llena mi rostro de sus bellos roces,
Y me pierdo en ella.
Para jamás sentir las alegres voces
Y sentir la eterna doncella
De la muerte en mí.

Disculpa mi ignorancia,
Disculpa mi incoherencia
En la que te pierdes siempre, con concordancia.
Estás noches son eternas...

En angustia me escabullo,
Para sentirla carnal.
Para que siempre me acorrale, en su escaso murmullo
Penetrante.

¡En su hipnotizante!
Grito afónico,
Silenciosamente corto.
Tan fragante, que te hundes
En el sueño eterno.

Y sólo quieres aislarte,
Sólo sientes que permanece
Permanentemente,
Lo inevitable, que corre a tu sed,
Y cede en ti.

Acompaña a la soledad,
Tan terrible,
Pero jamás lo entenderás,
Porque es infalible.

La noche siempre me hunde,
La noche siempre me escribe,
La noche siempre me acompaña en la eterna soledad de mi corazón y mente...
En la eterna miseria, en la eterna grosería,
En la penumbra de lo más oscuro,
La noche es mi vida,
En ella puedo morir,
En ella no me basta con sobrevivir,
Nunca lo intentaré,
Porque es tan inevitable, que se volvió la adicción,
La noche y sus melodías..
Las melodías perfectas y únicas,
Que en mi mente deleita,
La noche es lúgubre,
Pero jamás te hará daño.

Nunca temas
Porque ella
Es eterna..