Capítulo cuatro

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Capítulo dedicado a amairanyavila

Capítulo cuatro

Samuele estaba experimentando lo que era trabajar y hablar bajo presión, realmente lo sentía como si habían puesto una soga en su cuello y apretaran con una fuerza inexplicable que lo dejaba sin aire.

Pensaba que era su corbata, pero realmente eran esos ojos negros que lo miraban; tratando de buscar una razón. Di Lesionni chasqueó sus dedos en dirección al pelinegro al ritmo de «¿estás bien?». Samuele reaccionó y negó con la cabeza mientras explicaba lo que había tratado de hacer: un vestido con escote V, con caída en forma de cascada.

Paulette y Adrianno se miraron con indiferencia, sabían que ese trozo de tela era muy sencillo y no representaba a Fabuleux. Gabby Gabby sonrió con cinismo y empezó a tocar la tela, mientras miraba con desagrado la cara de sus compañeros.

—Es un vestido muy lindo, la única crítica podría ser que mejores la costura — Gabrielle soltó la tela y asintió con la cabeza, aprobando la prenda.

Samuele escuchó el sonido de los tacones de la alemana convertirse en una ráfaga de viento llamada alivio.

...

—Fue así como terminé trabajando en un lugar estable y, aunque no lo creas, es un camino muy duro, lleno de piedras que se hacen llamar amigos; no te desanimes, estoy segura de que lo podrás lograr —El pelinegro sintió una alegría al ver como las puertas del ascensor se abrían, dando lugar a la recepción. Estuvo más de cinco minutos aguantando el llanto de una mujer chillona y a su amiga dándole mensajes vacios de doble moral disfrazados de palabras motivacionales, que dentro de unas horas se esfumarán y provocaran más llanto.

Él no estaba dispuesto a seguir escuchando eso, salió de esa cosa llamada elevador y se dirigió a la cafetería; Allí estaba Madame Julianne, Marco y una pelirroja que no conocía en absoluto, suponía que era algún familiar.

Julianne recibió a Samuele con un cálido abrazo y le presentó a Marianette, sus padres eran muy amigos de la familia, habían perdido el contacto y era algo muy grato haberse encontrado ahí.

Ella también se había presentado, pero había estado en otro grupo. Marco los llevó a un restaurante ubicado a unas cuadras de la empresa.

Mientras Marianette hablaba de lo maravilloso que le había ido en la prueba, Samuele miraba por la ventana, teniendo un punto fijo muy claro, había estado recordando todo lo que pasó y llegó a la conclusión de que él había estado peor que la pelirroja que lo acompañaba en el asiento trasero.

Sus esperanzas eran nulas, soñaba con cerrarle la boca a todos sus familiares que se burlaban de él, aclarando que no iba a tener un futuro asegurado, tenía miedo y mientras más escuchaba a Marianette, más se iban sus esperanzas.

Lo mismo hizo cuando llegaron al restaurante, se la pasó viendo por la ventana, mientras Julianne y Marco escuchaban con devoción a la muchacha que no dejaba de mirar a Samuele.

Jugueteaba con su cabello teñido, acomodaba sus piernas y a la vez levantaba su falda, esperaba que Julianne alejara la jarra de jugo para levantarse con sutileza y darle una vista paronímica de sus senos al pelinegro, pero él no hacía caso.

Estaba tan concentrado en ver a la alemana en el restaurante del frente almorzar con un varón que no lograba identificar.

...

—¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me levantara y dijera todo lo que pasa entre nosotros? —Enojado, fue a enfrentarla a la castaña. Ella lo único que pudo ofrecerle fue una risita burlona.

—¿Nosotros? ¿Realmente piensas que tenemos algo? Te estás equivocando de mujer, Guille. Eres un hombre casado y no puedo arriesgar mi reputación, ¿qué dirán los medios? «Gabrielle-Lillie, la nueva amante de Guille Delon» Estás equivocado.

—¡Pero ahora toda la prensa cree que Fabuleux y Les Couleurs tienen un contrato! ¡Todo para encubrir el romance que tenemos!

—Tú sabrás que hacer... —Gabby Gabby negó con la cabeza, se dio la vuelta y se dirigió al ventanal que le ofrecía una hermosa vista de todo Paris.

El rubio torció la boca, miró su mano izquierda y se sacó aquel pedazo de oro que lo unía con una mujer que lo único que sabía hacer era estorbar. Lo dejó en la mesa de madera, se acercó a la alemana y empezó a darle un masaje, a lo que ella respondió con un sutil gemido.

Guille apegó su cuerpo al de la castaña, haciéndole sentir lo excitado que estaba. Dejó de masajear sus hombros y los reemplazó por besos hasta llegar a su clavícula. Le quitó el tapado de lino blanco, la camiseta; llegando a su sostén y sin ninguna dificultad lo desabrochó, llegando a sus senos.

Entre gemidos y toqueteos, con todo el torso desnudo, levantó a Gabrielle y la llevó hasta la mesa del comedor. Guille se deshizo de su americana azul y camisa blanca, ofreciéndole a Gabrielle una vista aceptable de su torso trabajado, sin embargo, ella sabía que los esteroides habían hecho ese trabajo en menos de un mes; intentaba ocultar la cara de desagrado al imaginarse la sorpresa que se podría encontrar.

A cambio, le ofreció una sonrisa juguetona y se acercó a él para darle un beso, que dio como resultado: el labio del rubio dejando una pequeña mancha rojiza.

Se bajó de la mesa y se puso de rodillas, dirigió sus manos al pantalón de vestir azul y lo desabrochó. Guille, desesperado, bajó su bóxer y su pene salió disparado a los labios de la alemana.

De manera tímida, agarró el miembro del rubio y empezó a juguetear con el glande, con su mano empezó a recorrer todo el falo. Los gemidos de su amante empezaron a ser más ruidosos, y eso que la alemana ni siquiera había empezado.

El móvil de uno de los empezó a sonar, parando toda la acción.

—Mierda, mierda, mierda —Guille subió sus pantalones, se colocó de manera torpe su camisa y americana—. Debe ser Laura, debo irme.

Ayudo a Gabrielle a levantarse y le dio un pico.

—Ten por seguro el trato con Fabuleux —Le guiñó el ojo antes de desaparecer por la puerta de roble.

...

Heeeeeey, perdón por haber desaparecido; he estado ocupado, ya sea en exámenes, trabajos, etc. Las actualizaciones de ahora en adelante serán los días domingos, pero de por medio; es decir, un domingo sí; un domingo no.

Espero sepan entender.

He tomado la decisión de elegir un lector beta, ya que esto me ayuda a tener en cuenta una opinión que no sea la mía.

Creo que eso es todo por el momento, nos vemos en la próxima actualización ;).

El vagabundo de la modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora