Y es que a nadie le importaba
lo que hacía o dejaba de hacer,
todo estaba en mi cabeza,
esa que deja las cosas al revés.
Mi mente retorcida
me dijo que todos
estaban pendientes de mí,
cuando para nada era así.
Eran ilusiones
cuando debían ser realidades
y realidades
cuando debían ser ilusiones.
No tenía las cosas claras,
y sigo sin tenerlas.
No tengo las cosas claras,
y puede que oscurezca.
Como el rayo antes que el trueno,
¿o el trueno antes que el rayo?
Ni sé cuál era el orden,
tampoco me interesa.
Nada tiene un orden ya
cuando todo da vueltas
en mi cabeza.
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