14.-El club de Milo y los pillados.

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—es el piso tres—cuchicheó Milo a Camus quién miraba los botones del ascensor antes de que se cierre—en el cuarto se reúnen los amantes de los gatos y en el quinto están los que hacen esculturas.

—¿ y en el primero y segundo?

Milo sonrió nervioso.

—los contadores y todos esos señores estresados que hacen consultorías... el gato me dijo que su futuro padrastro trabaja en el segundo piso en una oficina muy guay.

—ahhhh.

Iban los dos solitos en el ascensor porque eran pocos los que iban al piso tres donde se reunía el club llamado " Amor por los insectos y escorpiones", Milo ese día tenía su reunión y en vista de que Kardia no estaba decidió llevarse a Camus por dos razones:

La primera era que quería que conociera a sus amiguitos y de paso a ver si se decantaba por algún bello insecto de los tantos que abundan en la naturaleza.

La segunda pues tenía que ver con Charlotte, el heleno no quería que ella se le acerque a su hermano ya que si Krest se enteraba tendría un gran coraje y ahí su presión se iba a los infiernos.

El ascensor indicó que llegaron a su piso, muy educadamente  Milo cedió el paso a Camus  que se sorprendió por ese gesto. El tercer piso era un sitio en el que se respiraba paz, no era esos lugares donde uno quiere salir corriendo del susto, no, se respiraba calma. 

Se oyeron varias voces que comentaban admiradas, el adolescente griego con mochila en mano caminaba casi saltando porque quería ese día conocer los distintos escorpiones que habitan en la tierra claro solo en fotos porque se sabía que la mayoría son venenosos. Pero la aficción del heleno era sin límites.

Una gran puerta de madera pesada se abrió mostrando a una mujer de unos cuarenta años menuda, de cabellos cortos castaño que usaba un pantalón jean y blusa roja sencilla y ballerinas negras cuyo rostro denostaba bondad y paciencia los hizo pasar.

—¡ Hola miss Valls!—saludó Milo feliz, Camus hizo lo mismo—él es Camus, mi hermano...

—¡ hola Camus! ¿ algún bello insecto o escorpión que gustes?

—le gustan los osos polares y los perros—contestó Milo por él, Camus ante eso le dio un zape por indiscreto—¡ ay porque me pegas!

—por metido—se cruzó de brazos, los otros participantes que eran jóvenes se rieron por el gesto del galo—me llaman la atención los escarabajos o como le dicen comúnmente las mariquitas de brillantes colores.

—¡ oh que bien!—emocionada la mujer condujo al puberto hacia la parte trasera de la sala que fungía como una especie de aula de clases, para mostrarles réplicas elaborada a mano de los escarabajos y varios insectos más,  Milo se acomodó en la cuarta fila donde se sentaban los que eran antiguos ya que los nuevos se sentaban en las tres primeras filas.

Camus maravillado deleitaba sus zafiros con aquellos trabajos, sin duda todos esos chicos y chicas tenían talento. De repente le llamó la atención un escorpión de color dorado sobre un cojín rojo, conociendo a su hermano era un presumido. El escorpión en cuestión estaba bien elaborado, no parecía un trabajo manual más bien parecía real como si el alacran estaba congelado en el tiempo.

Sus texturas, formas y color distribuido uniformemente indicaban la pasión y esfuerzo de Milo.

—¿ es hermoso verdad?

—una obra de arte señorita—rozó el aguijón con delicadeza, Milo había dejado de charlar y reír con sus amigos para mirar a Camus que absorto repasaba la superficie del cuerpo de su escorpión al que bautizó  como " Milis".

Adolescencia e ilusiones. Temporada II " Pequeños" ©Where stories live. Discover now