ATAQUE AL TERCER PLANETA
Un relato Corto Sideral
Por José BenhurMárquez Sánchez
La gran astronave se perfila como dos domos apachurrados contrapuestos, separados por un ancho anillo. De la superficie de los domos, cientos de antenas de comunicación interestelar en forma de perdigas y platos parabólicos emergen; mientras en la parte del anillo se hallan cientos de compuertas de hangares.
En la oscuridad del espacio resulta invisible para los medios ópticos. Pero, por su tamaño, podía ser detectada debido, aunque muy poco probable, por las mínimas perturbaciones gravitacionales producidas en los planetas circundantes.
Los cañones robóticos de plasma conforman baterías de defensa, situados en los domos, emplazados de tal manera que configuran círculos concéntricos, tanto arriba como abajo de su cuerpo de metal.
La gigantesca nave es una nodriza de combate del tipo Milenium.
La masa metálica está situada tras el disco del planeta mayor del sistema solar, para evitar ser detectada por los dispositivos rastreadores ópticos y electrónicos del tercer planeta.
Antaño, hace varios siglos de eso, cuando vinieron en son de paz, cuando quisieron contactarlos por primera vez, fueron recibidos como enemigos. Habían enviado señales alertando de su pronto arribo y de sus buenas intenciones, utilizando el mismo código que, durante unidades intergalácticas de tiempo, los del tercer planeta usaron para comunicarse con otras razas del universo. Cuando por fin lograron contactarlos, les saludaron con poderosas armas y destruyeron a sus emisarios. Pero esta vez no se trata de una misión de contacto, vuelven para recoger a los cientos de sobrevivientes, y llevárselos a casa. Luego de aquel fulminante ataque, los que lograron expulsarse en las cápsulas de resguardo, descendieron confundidos con los escombros que ingresaron en la atmósfera. La esperanza es que quizá pudieron mezclarse con los autóctonos del planeta, integrando sus genes con los de ellos.
La última señal que los emisarios lograron enviar a las profundidades del espacio fue un mensaje de auxilio. Pero este mensaje tardó mucho en llegar a los oídos de sus congéneres.
A pesar del largo tiempo, el día del reencuentro con los suyos ha llegado.
La nave nodriza lleva en su interior suficiente tecnología para hacer frente a todo un mundo. Sus hangares alojan miles de naves de combate de mediano y largo alcance, infantería suficiente para invadir una ciudad estado, y cañones de plasma con el suficiente poder para aniquilar flotillas enteras de naves enemigas.
Hace unos ciclos que se encontraban a la distancia necesaria del sol para activar el escudo deflector, y esconder su presencia a los aparatos rastreadores del tercer planeta.
El gran temor radica en que, si antes los agresores contaron con la tecnología y la usaron con mucha efectividad en su contra, estos hubiesen desarrollado armas más sofisticadas y avanzadas. Ante la duda, es mejor ir preparados para librar una guerra, pero jamás abandonar a los suyos.