EL CREADOR
Relato Cibernético
Por José Benhur Márquez Sánchez
Una antigua data relataba que, hace incontables milenios, el creador tomó los elementos de la naturaleza y con ellos hizo a los hombres, hizo sus cuerpos y les insufló la energía vital. Pero existía un cisma entre los antropólogos y otros científicos en cuanto a su veracidad, si realmente se trataba de un documento histórico o de una fábula. Pero muchos de los debates no se centraban tanto en su veracidad, sino en su antigüedad determinada por las trazas del carbono 14.
Este libro, sin embargo, no era el que ellos deseaban encontrar con ansias, éste únicamente explicaba sobre la existencia de un segundo libro, el único, el que encerraba los secretos de la vida y la muerte. Quien poseyera el libro tendría en sus manos la facultad de curar las enfermedades y de prolongar la vida por la eternidad.
El libro había sido encontrado en los vestigios de una construcción enterrada a casi treinta metros de profundidad, en las entrañas del suelo bajo un manto de roca fundida, debajo de los diversos estratos que representaban alrededor de un millón de años de la historia de la Tierra. Estaba escrito en un lenguaje ilegible e indescifrable, una lengua desconocida. Los antropólogos lo descubrieron adentro de un deteriorado depósito, en un artefacto metálico de regulares dimensiones. Sí, aquel libro permaneció ahí desde hacía un millón de años en que, supuestamente, el hombre no contaba con la habilidad de trabajar más allá de la piedra y la madera.
Los hombres de ciencia vieron preocupados cómo la humedad del medio ambiente comenzaba a corromper el frágil material con que fue confeccionado. Era un documento de muchos folios en muy mal estado, unidos con filamentos metálicos mohosos doblados. Según los análisis espectrales, los antiguos hombres usaron para su manufactura una pulpa orgánica y ciertos químicos ahora desconocidos. Los folios eran delgadas láminas de apenas unas milésimas de milímetro; y en ellos estaba plasmada con pigmentos de colores la data, presumiblemente un tipo de escritura e imágenes. Alguna vez, según afirmaban los expertos, dichas imágenes fueron brillantes ilustraciones, estampadas con algún sofisticado sistema.
Aquel maravilloso descubrimiento fue escondido al mundo, solo el gobierno y sus agencias científicas lo conocían y lo estudiaron a fondo. Avanzados sistemas decodificadores criptográficos y diez años fueron requeridos para descifrar la antigua escritura, de ahí que se supo sobre aquel otro fantástico y mítico libro, el que hablaba exhaustivamente sobre el origen divino del hombre y de cómo podía llegar a la inmortalidad.
Si todo aquello hubiese sido únicamente un conjunto de dibujos decorando las rasposas rocas de una vieja caverna, habría pasado desapercibido, solo como un hallazgo más; pero los Ooparts indicaban un alto grado de desarrollo jamás visto antes. Una cultura con ese desarrollo no podía tomar asuntos tan importantes a la ligera, como el verdadero origen del hombre y la vida eterna. Sin duda alguna, no podía tratarse de simple mitología; por ese motivo, el gobierno decidió llamar a los mejores científicos investigadores para encontrar el Libro.