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Los gritos eran tan fuertes que me daba vergüenza que los vecinos se estuvieran enterando, Hwang seguía gritandome al igual que mi madre mientras Park trataba de esconder su risa traviesa.
No había hecho nada malo, no me acosté con Jae, no le hice un oral, ni él a mí, no solté ni un solo gemido en su presencia, solo había sido un jodido beso. Y parece que besar te hace pecadora.
¿Para qué existen los labios si no es para sentir otras texturas? ¿De qué sirve tener corazón si no vas a querer? ¿Los ojos no sirven para ver lo que nos interesa? Los dientes se hicieron para algo, para morder. Las lenguas para explorar otros sabores así sean muy espesos. Las cuerdas vocales sirven para hablar, gritar y gemir. Las manos están hechas para tocar todo lo que uno desee, así cómo para utilizarlas y masturbarlo. Eres virgen de nacimiento, eres impura por elección. Te follan porqué tú lo permitiste, y no sólo eso, lo disfrutas. Aunque hay casos en los que no lo permites y no lo disfrutas... Pero la violación es otro tipo de tema.
—¿Estás consciente de lo que hiciste, Min?
No contestaba, me sentía muy miserable como para hacer eso. Ni siquiera mover mi cabeza quería hacer.
—¡Contesta carajo! —gritó Hwang.
Mi madre bufó y pude verla retirar su cabello de su cara. Relamió sus labios y me miró con mala cara.
—¡Es el jodido vecino, Haneul! Es mucho mayor que tú, por dios, podría ser tu padre. Eres una niña, ¿comprendes? ¡Una niña! Ese hombre sólo quiere tener sexo, ¿creíste que te amaba? No me hagas reír, es muy fácil embobar a las niñas de ahora con piropos baratos. Estarás castigada, Haneul. No saldrás, no hablarás con nadie y sólo saldrás de tu habitación para comer. Ahora lárgate.
Esta mujer está loca, me quería tener como su puta prisionera. Y estaba en lo incorrecto si creía que iba a hacerle caso.
La puerta principal resonó muy fuerte, giré mi cabeza y mi madre se había ido, al igual que Hwang. Park me miró y sonrió. Bajé las escaleras furiosa y me acerqué a él.
—¡Eres un jodido imbécil!
—Qué vocabulario.
—Dijiste que no dirías nada.
—Sí, bueno. No quisiste besarme en el auto así qué... Lo hecho, hecho está lindura.
Me dirigí hacia la salida y abrí la puerta.
—¿A dónde crees que vas? Estás castigada ¿recuerdas?
—Jódete Park, iré a cogerme a Jae así que puedes ir con mi madre y contarle lo que se te dé la puta gana.
Cerré de un portazo y me dirigí a casa de Beom, toqué el timbre y enseguida abrieron.
—Han, ¿qué haces aquí?
—Dile a Beom que venga.
—Umh, no, no lo creo princesa ¿Porqué mejor no nos divertimos tú y yo?
—Kim, no estoy para juegos, háblale ahora.
¡♡!
Beom apareció y se quedó viendo la escena, se acercó a ambos y sabía que por fin iba poder tener lo que había deseado aunque lo negara.
—¿Han? ¿Pasó algo?
—¿Está Wheein contigo?
—Ella no está aquí —respondió Kim.
Me adentré a su casa y cerré la puerta. Ambos se me quedaron viendo hasta que un celular sonó. Era el de Kim. Salió con rapidez de casa sin decir ni una palabra, Beom se quedaba mirándome de pies a cabeza, y extrañamente no me incomodaba.
—¿A qué se debe tu visita, cariño?
Me acerqué a él y tomé su mano mientras dibujaba círculos en esta.
—La vez que me dijiste que te gustaba ¿era cierto?
Beom sonrió y con sus manos acunó mis mejillas.
—Respecto a eso... Nunca te he mentido.
—Pero con otras cosas sí.
—No arruines el momento, Han.
Sonreí y me besó. Sus dientes aprisionaban mi labio, su respiración se iba agitando al igual que la mía. Sus manos viajaron hasta mi cintura dónde me apego más a él.
El volumen aumentó cuando él decidió poner sus manos en mi trasero y presionarlo sacándome un jadeo. Me parecía increíble el cómo un beso de puede poner en el ambiente lujurioso.
Me cargó poniéndome en el mesón y él se posicionó entre mis piernas. Infiltró sus manos por debajo de mi polera, jugaba con el elástico del sostén y para cuando me había dado cuenta él ya lo había desabrochado
—Min, Min, Min, ¿a esto venías, cielo?
Quitó su camisa dejándome ver su abdomen un tanto marcado, las marcas de navajas y una que otra bala ya habían sanado, pero la cicatriz seguía ahí. Pasé mis dedos por sus cicatrices y ahora no quería preguntar el porqué, no quería arruinar esto.
Me bajé del mesón y me arrodillé. Mis manos fueron a dar con su cinturón, lo desabroché y bajé su cremallera. Bajé su pantalón, su masculinidad se marcaba demasiado, retiré sus boxers dejando su pene enfrente de mi. Las venas marcadas a su alrededor, la punta rosada que pedía a gritos un poco de atención. Salía un líquido transparente.
Al momento de meterlo a mi boca Jae suspiró y pude verlo cerrar sus ojos con fuerza. Sus labios se aprisionaban entre sí para no gemir.
Su sabor me tenía confundida, su líquido preseminal era dulce pero con un toque salado, pero no me llegaba a desagradar cosa que me pareció extraño.
Mi lengua recorría todo su falo y sentía sus venas. El tamaño de su pene era grande para mi boca, que con esfuerzos podía llegar al final. Su mano estaba en mi cabello haciendo una coleta, hacia los movimientos que él quería, hasta el punto de querer ahogarme. Me concentré en su punta rosada donde succioné de a poco, su cabeza se hizo hacia atrás mientras gemía mi nombre.
¿Dónde había quedado la Haneul que no quería tener sexo? Mi inocencia me la arrebató Beom, y no me arrepentía pues se sentía bien que él gimiera mi nombre.
Mi vientre comenzaba a tener cosquillas, mi intimidad quería atención.
Comencé a masturbarlo y de su punta comenzaba a salir su semen.
Me levantó y me besó mientras me llevaba a un lugar de su casa, al llegar pude darme cuenta que era su habitación dónde cerró con pestillo y mis prendas comenzaron a desaparecer.
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ILEGAL¹ | HWANG HYUNJIN
Fanfiction❝ Nunca serás como tu madre; serás mucho mejor. Pero eso no significa que la voy a dejar por ti, así como tú, que no lo vas a dejar por mi. ❞ Mudarse a Corea era algo que no le agradaba a Haneul, conocer nuevas personas no era algo lindo para ella...