Muchas veces empezamos una historia con toda la ilusión del mundo y hacia la mitad o hacia el final empieza a cansarnos. Nos desanima escribir y no hay fuerzas para tomar el teclado y aporrearlo un rato, ni siquiera aunque sepamos lo que queremos escribir.
Y quiero dejar eso último claro, porque no estoy hablando del bloqueo del escritor, sino del desánimo. El bloqueo sería algo más como quedarse en blanco, un terror absoluto a la primera hoja del libro, al ¿Qué escribo? ¿Sobre qué escribo? Pero de lo que quiero hablar ahora no es de esa sensación tan parecida al pánico de sentarse frente a la hoja de un examen, sino de la sensación de desasosiego que uno experimenta cuando sabe qué escribir, pero no tiene ganas. Y no me refiero a que a uno simplemente no le apetezca ponerse a escribir ahora, sino que no le apetece escribir esa historia.
A primera vista la historia está bien, sigue siendo interesante y lo que aún no está escrito promete, pero la miras con desencanto, algo falle y no sabes qué. Quizá no falla nada, la historia es la misma, solo que a ti ya no te gusta tanto, como cuando te desenamoras.
Lo primero que hay que hacer es profundizar en por qué uno no quiere escribir más. Quizá es por lo que he dicho antes, porque ya no nos interesa la historia, pero puede ser algo más profundo que nos afecte en nuestras vidas y tenga como efecto colateral esta traba en nuestra escritura. Quizá estás agotado, enfermo o triste por una situación persona.
Pero si no es así, si simplemente tu historia te aburre aunque no sea aburrida ¿Qué tienes que hacer para seguirla? Nada. No la sigas. ¿Por qué ibas a hacerlo? Mantener viva una historia que ya no te ilusiona sirve para convertir la maravilla que es la escritura en una obligación, para hacer tu hobby algo tedioso como un trabajo. No vale de nada.
Si no quieres escribir algo que antes sí querías, déjalo y escribe lo que te haga ilusión. Da igual que ya estés acabando o que los lectores te pidan que sigas, si escribes es por ti, no en contra de tu voluntad, no eres un rehén de tu novela y mucho menos un trabajador de tus lectores. Discúlpate con ellos, porque deben estar angustiados si dejas la historia, pero no te amargues tú escribiéndola porque al final odiarás escribir.
Debes ser disciplinado en la escritura, pero nunca un esclavo de ella, recuerda que haces esto por ti.
Y si necesitas oír algo que te anime, yo este verano he dejado de lado varias historias casi acabadas (no publicadas) que en total sumaban más de 500 páginas en word y ¿Sabes qué? Gracias a eso he podido empezar y casi acabar una historia que me hace mucha ilusión y ya tengo pensado mi nuevo proyecto. Dejar de escribir historias buenas, pero que no me enganchaban me ha ayudado mucho más a escribir que forzarme a hacerlo.
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Consejos para escribir
Non-FictionEscribir es como amar: Duele, es hermoso y sobretodo no hay una guía que te enseñe como hacerlo bien. Yo no pretendo crear una, el arte es libre, ponerle reglas sería cortar sus alas, pero sí querría dar algunos consejos y recomendaciones que pueden...