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Habían pasado unas semanas desde que se celebró el torneo del dojo de Mr Satán. La calma y la normalidad parecía que se habían logrado instalar en el hogar de los Son-Satán después de tantos altibajos. Por primera vez desde hacía años, volvían a parecer una familia normal. Y cómo no, a Pan esa situación le agradaba mucho. La estabilidad familiar había llegado justo en el momento en el que su situación sentimental era un tanto turbulenta. Estaba saliendo con Setsu, pero al mismo tiempo mantenía una relación con Trunks. Y, pese a que decía que era para tomar una decisión, esa decisión aún no había llegado.

Pan seguía meditando la situación. No quería hacer daño a nadie, y menos a sí misma, pero tampoco sabía qué más hacer. Intentaba seguir con su vida normal, el dojo y los entrenamientos con Vegeta y Trunks, pero a veces la situación era más difícil de lo que ella pensaba.

Aquella tarde de primavera, Pan tenía entrenamiento en la casa de los Briefs. El entrenamiento hacía que Pan se olvidase de sus pensamientos, aunque por poco tiempo. Era obvio pues si mantenía su mente ociosa durante un combate, acabaría perdiendo estrepitosamente, algo que ella no contemplaba.

Ahora que Mr Satán estaba a cargo del dojo, Rei tenía más tiempo libre para pasar con Pan. Aunque la Saiyan entrenaba cada día, aún seguían teniendo tiempo para charlar y pasarlo bien juntas. Como aún quedaba bastante para ir a entrenar, Pan buscó a Rei para charlar. La joven estaba en su habitación, tumbada en la cama en su forma felina. Aunque todos conocían su forma humana, ella prefería estar en casa como si fuera una linda gatita.

–¿Hoy no vas a ningún sitio? –preguntó Pan mientras se sentaba junto a Rei.

–Sí, a las siete he quedado con Uub para dar un paseo. Hoy no me tocaba entrenar, por eso estoy aquí aburrida.

–Vaya, y yo que pensaba que todos los días estabas ocupada.

–Para nada –contestó Rei riendo–. ¿Y tú, no tienes entrenamiento?

–Sí, en un rato tengo que ir.

–¿No vas a ver a Setsu?

Pan se tensó por un momento. Había estado evitando a Setsu durante algunos días, necesitaba tiempo para aclarar su mente y, sobre todo, su corazón. Rei había sido de gran ayuda para ello, era muy buena inventando excusas creíbles.

–No, hoy no saldré con él.

–Pan, yo misma te ayudo a esquivarle, pero creo que es hora de dejar las cosas claras –dijo Rei mucho más seria.

–Ya lo sé Rei, pero es muy fácil decirlo. Ojalá fuera capaz de hacerlo, me ahorraría muchos problemas.

–Vamos Pan, lo que menos quiero es que estés triste por esta charla. Solo te pido que intentes acabar con esto antes de que sea demasiado tarde.

Rei y Pan hablaron un rato más hasta que Pan se marchó rumbo a la Corporación Cápsula. Aquella charla había sido muy importante, aunque le había planteado el mayor de sus problemas: tenía que solucionar su triángulo amoroso antes de que Setsu se entere y le haga mucho daño sin merecerlo.

Al llegar a la casa de los Briefs, Pan entró al jardín y fue directa a la cápsula de entrenamiento, sabía que si se retrasaba, Vegeta se enfadaría mucho y lo que menos quería ella era enfrentarse a la rabia de un super Saiyan. Vegeta y Trunks la esperaban, ambos con su ropa de entrenamiento. Ella ya iba preparada, tan solo tenía que soltar su mochila para comenzar. Aunque el torneo ya había pasado, Pan y Vegeta seguían teniendo la necesidad de progresar con su entrenamiento, ya que ambos tenían una pelea pendiente. Trunks, en cambio, estaba allí por diversión, así al menos podía estar con Pan sin que nadie sospechase.

Memorias De Una SuperguerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora