Capítulo 1

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Por algo no quería ir a aquella dichosa reunión, era como si presintiera que algo malo iba a pasar y en efecto, así fue; de acuerdo, no fue algo malo, diría más bien que muy inconveniente... 

Me puse ese ridículo traje que me arregló mi hermana antes de que tuviera que volver con mamá. ¿Es en serio? No solo tuve que soportar como el idiota de Jedite, mi roommate, la desvestía con la mirada, tarado, que agradezca que es uno de mis mejores amigos o sino.... Le habría partido esa bonita cara que a Rei, mi pequeña hermana de tan sólo diecisiete años, le gusta tanto. Que le dé gracias a todos los santos que no le hice nada porque me provocaba era matarlo.

Me puse aquel traje y, por Dios, me sentía ridículo. No sé ni cómo diablos fue que hice para salir de la casa y tomar camino hacia el coctel que había preparado la universidad.

— Vaya, con ese traje pareces todo un doctor, Darien.

—Vete a la mierda, Jedite. —Dije mientras él se reía y yo me arreglaba aquel incómodo corbatín— ¿Que no tienes nada mejor que hacer que estar aquí burlándote de mí?

—Hmmmm, no, de hecho, no, esto es mucho más divertido que fantasear con tu hermana....

Antes de que pudiera alcanzarlo salió corriendo y se encerró en su cuarto, no volvió a salir hasta que me fui; creo, es lo más probable. No sé por qué que me provoca si sabe que mi hermana y mi mamá lo son todo para mí, son mi vida, mi todo, por ellas y por su seguridad sería capaz de hacer lo que sea. No sé por qué a ese idiota de Jedite le gusta tanto molestarme con eso, pero, bueno, si decido aceptar la propuesta que me hizo la señora Black anoche, en su elegante coche, descansaría de eso, de los incontrolables deseos que me dan de estrangularlo cada vez que se mete con mi hermana o con mi mamá. Lo quiero, fue el único que me tendió la mano cuando peor estaba, pero, no, hay ciertos límites que es mejor no traspasar. Creo que entre más amigo se es de alguien más respetuoso se debe ser y no lo contrario. Ese idiota de Jedite es una buena persona, pero maneja un humor muy pesado, humor negro le llaman.

Queriendo matar a Jedite e incómodo en aquel elegante traje que Rei me obligó a rentar, salí del departamento y recibí una llamada de Andrew, uno de mis compañeros de facultad.

—¿Pasamos por ti o de plano llegas a la universidad?

—Pasen por mí que yo ayudo a pagar el taxi. —Dije mientras me apresuraba a bajar las escaleras, Andrew no solo es uno de mis mejores amigos, también es mi vecino— No me puedo subir a un camión usando este maldito traje.

¿Por qué todos mis amigos son así, tan babosos? Ese cretino de Andrew se empezó a reír y ni sé por qué.

—¿Se puede saber tú de qué demonios te ríes?

—De nada, de nada, Darien. No tardamos, estamos cerca.

Llegamos a la universidad, más específicamente al salón que habían preparado para el gran evento, y no podía creer lo que veía, era el evento del año, sin duda alguna. Había varias largas mesas con comida de todo tipo y bebidas, entre todas esas, licor. Las luces eran tenues y la música hacía juego con la decoración, era sofisticada y elegante, no me desagrada para nada el jazz, más si es uno tan suave como ese que estaban colocando. Se notaba que habían puesto mucha atención a cada detalle y vamos, ¿cómo no hacerlo? De esa fiesta dependían muchas facultades y muy especialmente, la mía.

La fiesta, alias el cóctel, se había programado con la única intención de recaudar fondos, nada más. Todos nosotros, estudiantes y directivos, teníamos claro cuál era el verdadero propósito de esa reunión, pero los calenturientos de Neflyte y Ziocite, no. Cuanta falta hizo Malachite anoche, él es el único que pone en su lugar a ese par.

Un Harem para SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora