Capítulo 1: Parte 2

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No veía nada, pero sabía que estaba en un carruaje, podía sentir como los casquetes de los cabellos sonaban al mismo tiempo que las ruedas y a veces había hasta movimientos algo bruscos. También se escuchaban voces a mi alrededor conversando y creo que eran las de mis secuestradores.

-¿Pudieron encontrar algo que te tenga que ver con nuestro caso especial?-se hizo escuchar una voz masculina bastante elegante, saque en cuenta que debía ser de Truesilver. 

-solo una tarjeta de invitación. Al parecer apenas entraba en el mundo-Escuche esta vez una voz femenina, debía ser esa voluptuosa mujer guardaespaldas. 
-entiendo-se escuchó la voz de Truesilver otra vez-bueno ahora que está en la ruina y enojado, de seguro irá con ellos. Nos servirá de señuelo.
-Señor se me eriza mi piel de tal magnífico plan malvado.

Al solo escuchar esa voz me puso ansiosa, ya que nunca la olvidaría, podía crecer y sonar más ronca, pero era la misma voz chillona y explosiva de mi hermano menor. También se escuchaba algo siniestra, sin duda había cambiado todo este tiempo y no me extrañaba.

-Espero que no te incomode beltz-se escuchó Truesilver. 
-para nada-contestó mi hermano con malicia en su voz- hace mucho lo quería ver arruinado a ese tipo. 
-me alegro que tu sed de venganza este saciada-comento Truesilver-pero no quiero que metas asuntos personales en nuestro trabajo.
-como ordene mi señor.

No entendía nada de lo que hablaban, pero al menos pude deducir que papá le iría bastante mal, cosa que me alegro poco. Aunque no entendía porque estaba yo allí, pero si tenía que ver con el destino desdichado del viejo John, me gustaría colaborar.

-Señor-se hizo escuchar la voz de mi hermano nuevamente. 
-¿Qué pasa Beltz?-se escuchó el aludido. 
-¿Puedo hablar con la rehén?. 
-Adelante y no es un rehén, es nuestra invitada. 
-¿que?-Pude escuchar a mi hermano confundido y yo estaba igual a decir verdad. 
-se que dije que no mezclaramos asuntos personales, pero puedo hacer una excepción.

Hubo un momento de silencio.

-muchas gracias señor... puedo sacar la venda entonces? 
-por supuesto, ya casi llegamos. 

Con ello pude sentir como me tocaban y al fin la venda fue quitada de mis ojos, al adaptar mi vista a la luz lo primero que vi fue el rostro de mi hermano, estaba sentado al frente mío a decir verdad. Al mirarnos, un incómodo silencio se formó y ambos giramos la vista a otro lado nerviosos, no sabíamos cómo tomarnos la situación.

-por favor-Exclamó la mujer a mi lado indignada y ahora si le podía ver el rostro, era una mujer de tes oscura hermosa-no se ven hace años y esa es su reacción? Deberían abrazarse o al menos sonreír o algo cursi. 
-¡no te metas Keith!-contestó mi hermano molesto. Luego suspiro y me miró-a pasado tiempo, lamento por traerte de este modo, es protocolo.

Yo le quedé mirando fijamente y vi que se incomodaba un poco, pero entonces me lance a abrazarlo y comencé a llorar.

-hace muchos años que nos vemos y me dices eso?-reclame estaba fuera de control-estuve todos los días orando para que estuvieras bien y pensé que hasta me odiabas por lo que pasó.

El no dijo nada, solo me abrazo hasta que el carruaje se detuvo. Pero al menos sabía que mi hermano no me odiaba, a decir verdad hasta había ido a buscarme.

¿Por qué yo no lo hice antes?

Nos bajamos del carruaje y allí vi sentado al grandulón sin máscara, para mi sorpresa este se veía más amable de lo esperado. Yo me le quedé viendo y el me saludo con la mano.

-perdón por no presentarme cordialmente señorita-habló el empresario-mi nombre es klaust truesilver, dueño de casi todo el país. Y estos son mis guardaespaldas, tu hermano, la mujer que se llama Keith y el que está de jinete en este momento es Maou. 
-mucho gusto-contesté algo tímida. 
-Bienvenida a mi humilde morada, espero que estés cómoda-concluyó Truesilver adelantándose

Aquellos días que no volverán.Where stories live. Discover now