Aquellos días que no volverán.

Capitulo 1: Parte 4

Las comidas desabridas junto al pitido de desagradable de aquella máquina cardiaca me tenían más que agotado. Mis pies estaban entumecidos y mis brazos hinchados de la intravenosa que me ponían de vez en cuando y sobre todo los cables que me tomaban el pulso. Apenas podía ir al baño solo y menos podía salir de mi cuarto blanco, malditamente blanco, lo único que me acompañaba eran los libros que me traían de vez en cuando.

Pero lo peor para una persona como yo no era solo eso...

No haber tenido sexo en dos semanas me estaba haciendo que quisiera matar, todo por que la puta bala había llegado a mi hombro derecho haciendo mi brazo un inútil y más encima era un perdigón, sin duda al sacarme las vendas tendría una linda cicatriz deforme. Eso me costaría clientes, pero bueno, lo peor actualmente era el hecho que no me podia ni masturbar!! justo tenia que ser mi brazo derecho!!

-Maldición quiero coger!!-exclame enojado.

Dos personas me acompañaban en ese momento, eran mis compañero de siempre. Maou y keith. Ellos me venían a ver diario a veces traían al señor Klaust, pero como este estaba muy ocupado no me venia a ver como él quisiera, pero yo lo comprendía, él era un hombre de negocios. Por ello solo estaban esos dos allí a mi lado escuchando mis queja.

-¿Podrías dejar de ser cerdo solo por cinco minutos?-pregunto fastidiada keith.
-Siempre puto, nunca imputo, ese es mi lema-dije en son de burla para fastidiarla más.

Lo que causó el efecto deseado ya que la mujer solo hizo un rostro a un lado como son de desprecio. Maou se sonrojo un poco ante mis palabras, yo notando eso decidí molestarlo. Después de todo él era uno de mis clientes a parte de ser mi amigo.

-¿Y qué dices tú maou? ¿Le echas una mano a tu querido amigo?-le pregunté de forma pícara-aun tengo mi boca para devolverte el favor.
-Beltz no digas eso tu hermana puede llegar en cualquier momento-me advirtió preocupado.
Y keith me miró con el cejo fruncido-haces que venus de avergüence de ti-sentencio al final.

Yo solo le mire con fastidio y le iba a responder algo. pero justo entro alguien al cuarto, era venus la cual traía bebidas para todos. Si maou y keith estaban alli de una forma seguida, era debido a que escoltaban a mi hermana por órdenes de klaust.

-Si se como es mi hermano-respondió Venus- pero podrás hacer lo que quieras una vez que estés curado!-me reprendió- eso dicen los médicos, nada de movimientos bruscos.
-Ya lo sé-exclame con disgusto.

Así fue como mi hermana con una sonrisa más satisfecha comenzó a ceder los jugos que había traído de la cafetería del lugar, por suerte ya podía comer un poco más normal. De verdad extrañaba la comida, por ello me quejaba a cada rato, mientras mi hermana me daba de comer y beber. Ya que habia traido con el jugo unos pastelitos también. 
Y  nosotros continuamos conversando.

De verdad estaba agradecido por las atenciones que me había dado mi hermana en esos días,  ella me quería mucho y bueno igual me agradaba la compañía de maou y keith, después de todo nos conocíamos de hace mucho.

Sin duda aquel día del accidente fue caótico, Venus estaba muy afectada ya que no sabía que mi trabajo fuera tan extremo, la verdad es que ni yo me había puesto a pensarlo, como había vivido tanto tiempo en un ambiente donde era matar o vivir, me acostumbre. Sabía que un dia iba a morir y si era haciendo algo que me gustaba cómo proteger a Klaust, no me importaba morir. Este tenía muchos enemigos y algunos eran kamikazes como aquel tipo que me disparó.

-menos mal que eres bajo beltz, esa bala iba dirigida al corazón del señor-comentó keith-al fin tu altura te salva enano.
-oh tranquila-me defendí con una voz indiferente- tú también tienes una defensa, si te disparan al corazón a ti, de seguro la bala rebota en tus tetas de plastico.
-¿que dijiste enano? estas son reales para tu pequeño cerebro-se enojó keith claramente.
-Esas tienen menos de natural, que yo de virgen...