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Los finales nunca fueron tan finales como esperaba que fueran. No era como cerrar una puerta y no querer abrirla nunca más. Se quedó en ese cuarto pensando que realmente le gustaba. Tal vez debería volver, ¿Realmente tenía una buena razón para irse?

Y la verdad es que no hay buenas razones para irse. No se arrepiente de su decisión espontánea; se tomaría un año sabático de la universidad y se mudará a un pequeño departamento en la ciudad de Nueva York con una chica con la que compartió en la secundaría su nombre es Ale. Actualmente trabaja en una cafetería y está feliz.

Eso no significa que no lo extraña.

Cinco días después de que se fue, le envió un mensaje que decía: "Feliz cumpleaños, te mereces lo mejor" Fue lo más parecido a un te extraño, espero que estés bien.

Emilio nunca respondió y él hizo su mejor esfuerzo para no quedarse despierto toda la noche esperando una respuesta.

En ese momento, Ale entró a su cuarto con dos cafés interrumpiendo su fiesta de lástima mental.

—Buenos días —saludó entregándole un café —, ¿No vas a trabajar?

—Es viernes —recordó —, tengo día libre.

—Aún mejor, saldremos.

—¿No me escuchaste? Tengo día libre, eso incluye no cuidarte.




Siempre había preferido el vino o la cerveza en vez de un licor fuerte, pero cuando se emborrachó demasiado no se sintió borracho. Se sintió triste, como si algo dentro de él intentará tragarse su corazón.

Sin embargo, está bebiendo vodka esa noche. Ale invitó a su novio y otros amigos de su universidad, eso lo hizo sentir sofisticado, como si fuera un verdadero adulto y no un adolescente que deseaba ser astrónomo y llamar a un cometa: Marcos. Y por supuesto, que bebía más de lo que pudiera decir.

Pensó en Emilio. ¿Él ya habrá encontrado a alguien más? Él era enigmático y cautivador, pero siempre tuvo tiempo para Joaquín. Ese pensamiento lo atemorizó y luego se encontraba pensando si acaso Emilio sólo le contó ese secreto a él.

No puede luchar contra eso, tuvo que enviar otro mensaje.

"No quise que sonará tan fácil. Sé lo que es tener miedo"

La respuesta que recibió fue lo último que esperaba.

"Estoy en Nueva York"

Dejo caer su teléfono al suelo causando que Ale saltará. Le lanzó una mirada preocupada antes de tomar el teléfono y ver la pantalla.

—Emilio está aquí.

—¿Emilio? —dijo el novio de Ale —, ¿El chico con el que saliste? Hay mejores tipos que un chico de pueblo. Vamos Joaquín, ¿Quién es él, después de todo?

—Él es todo.




Cuando era más joven juró que nunca le pediría un consejo a nadie de su familia. La idea de eso parece algo incómoda, apenas podía pedirle consejos a sus amigos, a veces a nadie. Siempre se guardaba las cosas para él, pero esas cosas solían ponerse pesadas.

—Él está en Nueva York, ¿Sabes? —dijo Daniel.

—Lo sé, ¿Emilio habló contigo?

—Sí, él deseaba ir. Me preguntó si debía ir a buscarte y disculparse. Le dije que debía ir a buscarte, pero no disculparse.

—¿Qué?

—Joaquín, él no hizo nada malo.

—¿En qué universo alternativo estás viviendo?

—Está asustado, ¿Entiendes eso? Su abuela es su única familia. Tú estás siendo egoísta.

—Si ella es realmente su familia lo va a entender.

—¿Cómo lo hizo tu padre? La gente no es perfecta, ¿Acaso olvidaste cómo es estar en el armario?

—Lo recuerdo y es por eso que termine con él, no quería estar de vuelta.

—Escucha, tu padre nunca te aceptó. Incluso ahora que aprendió de sus errores, nunca recibiste una disculpa por la forma que te trató, sé que da miedo pensar que Emilio está en esa posición y creo que esa es la razón real por la que te fuiste en vez de quedarte a su lado y ayudarlo.

—¿Qué estás sugiriendo?

—Nada, sólo que, esto no es lo que eres. Llámame cuando estés listo para que te diga: Te lo dije. 



cometa marco's || emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora